¿Son los datos el nuevo oro? Es el talento, estúpido
El ‘big data’ pone patas arriba la economía. No hay otra receta para el progreso que el saber. Es decir, educación e investigación
Me sustituirá un robot? Una de las causas del auge de populismos de todo tipo (anticapitalismo, trumpismo, autoritarismos y muchos ismos más) está en la ansiedad extendida entre los trabajadores no ya por la globalización, que por sí misma genera inseguridades, sino por la digitalización. Cunde el miedo a quedarse desfasado como profesional, a que décadas de experiencia sean arrojadas por la borda, a que una máquina haga el trabajo mejor que la persona mejor preparada, a que la empresa más sólida se derrumbe de repente al aparecer nuevos competidores o modelos de negocio.
El temor no es infundado. Pero seguramente el miedo al cambio se ha producido igualmente en otros momentos de la historia. Los cocheros de carros de caballos perdieron su empleo si no aprendieron a manejar motores de combustión. Pero hoy hay mucha más gente trabajando en la conducción que cuando el motor tenía cuatro patas. Claro que, si lo nuevo es el coche autónomo, ¿se acabarán todos los chóferes? Algunos expertos sostienen que hasta los trabajos más cualificados (médicos, profesores, arquitectos)acabarán en manos de máquinas porque demostrarán que rinden mejor. ¿Le pasará lo mismo algún día a los ingenieros, hoy el oficio más buscado y escaso?
Miremos el otro lado de la moneda. Más nos vale, porque no hay vuelta atrás. Los cambios tecnológicos transforman la economía, pero unas actividades desaparecen y otras nacen. La imprenta acabaría con los amanuenses y sus manuscritos, pero generó una explosión cultural que es un negocio fabuloso aún hoy. Este nuevo mundo está lleno de oportunidades para las empresas, porque hay herramientas baratas o hasta gratuitas para tareas antes muy costosas, porque se van difuminando fronteras (a pesar de la peste proteccionista), porque hay nuevas formas de innovar, de producir, de distribuir, de llegar al cliente.
Dicen que el nuevo oro son los datos. Es verdad que el big data es la nueva revolución que lo pone todo patas arriba, y en este especial vamos a analizar a fondo el fenómeno. Pero que no se olvide que lo que de verdad es oro (siempre lo fue, hoy más que nunca) es el talento. El conocimiento, estúpidos, es el requisito imprescindible para navegar en el cambio. No hay otra receta para progresar que el saber. Eso pasa por fijar como prioridades absolutas (de Estado, de la UE, globales) la educación y la investigación.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Silicon Valley era un páramo. ¿Cómo se convirtió en el poderosísimo centro de la nueva economía que es hoy? Pues por iniciativas como el Honors Cooperative Program, de la Universidad de Stanford, que dieron acceso a estudios de calidad a las masas trabajadoras que llegaban allí a fabricar transistores. Hace tiempo que dejaron que los transistores se hagan en otro sitio. Aprendamos. Y corramos, no vayamos a llegar tarde al futuro.