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Los cuestionamiento fundamentales. I. Lo inabarcable de la realidad.

«Hoy día, en un mundo lleno de conflictos y conmociones, el arte es testigo de lo más valioso que nos convierte en seres humanos. Es el terreno principal para la reflexión, la expresión individual, la libertad y los cuestionamiento fundamentales. […] El papel, la voz y la responsabilidad de los artistas son más cruciales que nunca en el marco de los debates contemporáneos

Christine Macel, la comisaria de la 57ª Bienal de Venecia que se inaugura hoy en la ciduda italiana.

¿Qué hay detrás de una “obra maestra”?. ¿Que convierte una obra, de por sí esplendida en su realización técnica, en algo más para ser calificada de “obra maestra”? ¿Qué le permite traspasar el impenetrable umbral de la mera obra artística para convertirse en algo que nos guía? Esa es una pregunta que siempre me ha perseguido durante toda mi vida.

Quizás la última de las preguntas que me hago, lleva implícita la respuesta. La capacidad de "hablarnos" después de siglos de su realización. Su utilidad como guía entre lo superfluo de lo cotidiano y las vanidades de lo supuestamente trascendental. Su habilidad aún hoy día, para hacernos encontrar respuestas a las preguntas claves que las generaciones de hoy, como las de antaño, nos hacemos.. Y lo más importante, su capacidad para que nos hagamos preguntas, pongamos “patas arriba” todo lo establecido e inamovible y que nos permita comprobar (o no) su valía.

Traspasar, de unas generaciones a otras, respuestas y soluciones a problemas que periódicamente nos acucian es la mayor habilidad adquirida por la humanidad y cuyo resultado es el progreso.

"Empezar de cero" es lo más inútil que se haya podido querer hacer pasar como útil. Todo "autodidacta", aparte de ser una frivolidad absurda, es el primer paso para acabar siendo un esclavo de lo menos importante, de lo superfluo, y de soluciones "novedosas" que no son más que formulas ya probadas y verificadas como fracasadas. Esa es, en parte, la interpretación que mí me gusta hacer de la ópera de Richard Wagner «Los maestros Cantores de Nurenberg» y en concreto de su tercer acto. Somos un producto del inmenso proceso de “prueba y error” que es la historia de la humanidad

El lema de la 57ª Bienal de Venecia "Viva Arte Viva" que en palabras de la propia Christine Macel « ... una exclamación, un grito apasionado por el arte y la posición del artista. Viva Arte Viva es una bienal diseñada con los artistas, por los artistas, y para los artistas.» ahonda en este concepto que me interesa defender y que, aun no siendo artista, intento hacer desde mi blog cada semana.

«…todavía no he tocado el fondo de Las meninas. Es una obra que cada 25 años necesita revisarse y creo que me está llegando el turno de una nueva interpretación.»

Jonathan Brown, hispanista y experto en la obra de Velázquez.

A finales del siglo XIX hubo una interpretación del cuadro «Las Meninas» muy aceptada en la que se destacaba la sensación de instantaneidad, apoyado en la capacidad del artista para captar y reproducir con total fidelidad un momento concreto de un acontecimiento fortuito.

La obra es así posee un increíble y asombrosa apariencia de realidad. Para ello, Velázquez combina de manera audaz una perspectiva lineal (se vale de la figura cúbica formada por el escorzo de la pared de la derecha, la pared del fondo y el techo) y atmosférica de una complejidad inusitada[1].

Los grandes focos de luz se encuentran en el primer plano (por la ventana que está debajo del bufón Nicolasito Portusato) pero sobretodo en la puerta abierta al final (por donde se ve a Don José Nieto Velázquez). Entre medio, zonas de sobras y luces crean esa atmósfera que magnifican el realismo de la obra.

Esta última puerta es una “abertura” en la habitación que nos permite ver un más allá de la realidad inmediata y que se nos presentan en el primer plano. Por su parte, el espejo hace todo lo contrario, nos muestra los que está detrás de nosotros y no vemos, pero con darnos la vuelta podríamos conocer. Adicionalmente, el espejo es símbolo de la pintura perfecta, objetivo de un pintor tan interesado en captar el instante como Velázquez. El espejo muestra la realidad tal y como es.[2]

Vamos más allá. El reverso de la tela donde pinta Velázquez, no sabemos qué pinta (se ha especulado mucho sobre ello, incluso se piensa que es el propio cuadro o el retrato de los reyes) quizás va a ser la parte de la realidad que nunca podremos conocer aunque esta delante de nosotros. Los espectadores no tenemos la capacidad de conocerla, quizás solo un personaje como Velázquez pueda tener acceso a ello.

En «Las meninas» Velázquez no intenta representar una realidad fuera de la pintura e introducir simplemente su retrato como testimonio para insinuar una doble lectura de dos realidades. Se trata de múltiples y complejas realidades invisibles en la pintura: la escena, lo que ocurre fuera de la habitación, el espejo que refleja a los personajes que (supuestamente) son el sujeto del cuadro y el reverso de la tela que el pintor realiza y que no vemos.

La complejidad técnica de la obra es extraordinaria y lo que Velázquez parece querer decir es que sus cuadros son difíciles porque es un artista, no un artesano. Así mismo la concepción intelectual de la obra es igualmente compleja lo que Velázquez parece querer decir es que la pintura está preparada para ser un arte complejo, algo que va más allá de los meramente decorativo o simplemente descriptivo. Que es un arte capaz de mostrar la realidad en toda su complejidad. Como cualquier otra disciplina de “rango superior”.

De esta premisa parte, precisamente, la interpretación que Jonathan Brown da al significado de «Las meninas»: una afirmación de la nobleza de la pintura y de su condición social. “… Para un cortesano del siglo XVII, ver esta congregación de gente -el rey y la reina en el reflejo, la infanta en persona, y el pintor, con su cruz de Santiago- era extraordinario, toda una declaración. Es un cuadro muy audaz como reflejo de sus aspiraciones sociales”.

Por último (por ahora) en Las meninas, según nos dice Brown, "... el efecto general es que todo está en su sitio, pero si se mira el cuadro de cerca es una obra casi inacabada. Y esto es un atrevimiento en el arte de la pintura. Responde al esfuerzo que Velázquez hace para replicar el sentido de la vista. Con unas pinceladas, el artista puede representar muy en detalle o limitarse a poner una mancha. El objeto es el mismo, pero visto desde dos tratamientos distintos del papel que tiene la pintura frente a la realidad."

Noticia de esta semana:

El BCE reconoce que la tasa de paro es engañosa: el desempleo europeo 'real' ronda el 18%

http://www.eleconomista.es/economia/noticias/8348852/05/17/El-BCE-reconoce-que-la-tasa-de-paro-engana-el-mercado-laboral-ya-no-es-el-mismo.html

Extiendanlo a los datos económico de otras areas.

NOTAS:

  1. Damisch realiza una intensa y exhaustiva reflexión sobre la epistemología de la perspectiva en la que implica que la perspectiva refleja la estructura de nuestra mente que encierra al espectador dentro de un diálogo recíproco con la pintura (1993: 458-460), esa relación entre lo construido y lo imaginado, lo real y lo ficticio, lo que es y lo que se percibe.
  2. Michel Foucault “El espejo asegura una metátesis de la visibilidad que hiere a la vez al espacio representado en el cuadro y a su naturaleza de representación; permite ver, en el centro de la tela, lo que por el cuadro es dos veces necesariamente invisible”. Foucault presenta una interesante interpretación del cuadro en la que despliega las distintas relaciones paradójicas que se producen entre la realidad y la representación, donde lo representado juega con la ilusión de mirar al espectador –tanto los personajes de la escena y el pintor, como los personajes del espejo que a la vez se constituyen en ese espectador– la única realidad presente en el cuadro viene a ser la que no se muestra, pero que reside presente a los ojos del pintor. Con esta pintura se plantea la posibilidad de la representación de la representación, ya que con estas intrincadas y confusas relaciones basadas en el recorrido de las miradas, Velázquez logra una fuerte relación entre lo que se comunica y el cómo se comunica, ya que el afuera de la pintura es lo que le ofrece su significado, la invisibilidad de lo representado se convierte en el contenido mismo

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