La arrolladora victoria de Macron inicia una nueva era política en Francia y en Europa
Alivio en Bruselas y Berlín ante la llegada al Elíseo de un declarado europeísta París se sumerge en un escenario político de evolución imprevisible
Francia entró ayer en una nueva era política con la arrolladora victoria de Emmanuel Macron. Un advenedizo en gajes políticos, como él mismo se define, pero que a sus 39 años ha logrado arrinconar a los partidos tradicionales de izquierda y derecha y derrotar con holgura a la extrema derecha de Marine Le Pen.
Con el 100% de votos escrutados, Macron logra el 66,06% frente al 33,94% de Le Pen. Se trata del segundo mejor resultado de un presidente desde 1965, sólo por detrás del que obtuvo Jacques Chirac frente a Jean-Marie Le Pen, padre de Marine, en 2002. Y la hija se ha quedado con el penúltimo peor resultado en una segunda vuelta, sólo por detrás del de su padre (17,8%).
En total, Macron ha alcanzado los 20,7 millones de votos, cifra superior a las del presidente saliente, François Hollande, y del anterior, Nicolas Sarkozy. Pero la abstención se ha situado en el 25%, el porcentaje más alto en una segunda vuelta desde 1969, y los votos blancos y nulos han batido un récord absoluto con más de cuatro millones de papeletas (11,5%). Casi un tercio de los potenciales votantes ha optado por no elegir o no acudir a las urnas, una señal de apatía o rechazo que puede marcar el mandato de un presidente llamado a marcar el rumbo de Francia y de Europa.
"Se abre una nueva página de nuestra historia", señaló el presidente electo desde su cuartel general en París. "Seré digno de vuestra confianza y lucharé con todas mis fuerzas para superar la divisón que nos socava y nos abate", añadió antes de dirigirse hacia la explanada del museo de Louvre, donde le esperaba una multitud de simpatizantes para celebrar su histórica victoria. Por primera vez desde la II Guerra Mundial se impone en Francia un candidato de centro, sin respaldo claro en las formaciones tradicionales. Un triunfo que aspira a convertirse en un revulsivo para el país y para todo el conjunto de la Unión Europea.
Los primeros sondeos, nada más cerrar las urnas a las 20 horas de la noche, otorgan la victoria al candidato liberal con un 65%, frente a una Le Pen que ha logrado batir de nuevo el récord de votos del Frente Nacional pero que no ha conseguido superar la barrera del 40% con el que soñaban sus partidarios en los últimos días.
La victoria de Macron ha sido tan clara que Le Pen ha admitido su derrota nada más conocerse la primera proyección de voto. La candidata ultraderechista, sin embargo, se considera "la primera fuerza de oposición al nuevo presidente". Y ha advertido que la batalla continuará en las elecciones legislativas de las que junio, para la que intentará emular a Macron y crear un movimiento político más pegado a la calle y alejado de las estrecheces ideológicas y xenófobas del Frente Nacional creado por su padre hace más de 40 años.
El resultado ha desencadenado una inmediata cascada de reacciones de alivio en la mayoría de las capitales europeas y entre las principales fuerzas políticas del continente. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se apresuró a felicitar al vencedor y se mostró "contento de que los franceses hayan elegido un futuro europeo".
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, celebró que "los franceses hayan dicho no a la tiranía de las noticias falsas", en aparente alusión a las sucesivas victorias del brexit en Reino Unido y de Donald Trump en EE UU tras unas campañas electorales plagadas de rumores, mentiras y tergiversaciones. Le Pen ha esbozado la misma estrategia en Francia. Y el viernes por la noche, una filtración masiva de documentos del equipo de campaña de Macron enturbió las horas previas a la votación del domingo.
Pero Macron se ha impuesto a pesar de todo y sin contar con el apoyo unánime de todos los partidos para evitar la victoria del FN, como sí ocurrió en 2002 cuando Jean-Marie Le Pen pasó a la segunda vuelta y fue barrido por el conservador Jacques Chirac, con el 82,2% de los votos.
Esta vez, la movilización ha sido mucho menor y a las 17 horas, la tasa de participación había caído siete puntos en relación con la de 2012 a la misma hora. Según los sondeos, más de la mitad de los votantes del candidato de los populares en la primera vuelta (François Fillon) se habrían ido hoy a Le Pen o a la abstención. En el flanco de la extrema izquierda, el 55% de los votantes de Jean-Luc Mélenchon se habrían ido a Macron y el 10% a la candidata de extrema derecha, con un 35% a la abstención.
Aun así, todos los sondeos previos a la jornada electoral otorgaban una cómoda mayoría a Macron de más de 20 puntos, un pronóstico que las primeras proyecciones tras el cierre de las urnas parecen confirmar.
La victoria en ciernes de Macron llega tras una campaña electoral inédita en la historia del país. Por primera vez, Francia elige un presidente que no pertenece a ninguno de los dos partidos tradicionales. Por primera vez, una candidata que amaga abiertamente con el frexit (salida de Francia de la UE) logra cosechar un tercio largo de los votos y multiplica los récord anteriores de votos de la extrema derecha. Y por primera vez, los franceses acuden a las urnas con el país en estado de emergencia y amenazada por una oleada de terrorismo yihadista que en dos años y medio ha dejado 248 víctimas mortales en suelo galo.
Sacudida
La probable llegada de Macron al Elíseo se anuncia casi tan rupturista e inesperada como la de Donald Trump a la Casa Blanca. Y al igual que Washington, París se sumerge en un nuevo escenario político de evolución imprevisible, aunque, a diferencia de lo ocurrido en EE UU, con una marcada orientación liberal, integradora y socialmente progresista.
La siguiente incógnita se traslada a las elecciones legistativas (11 y 18 de junio), para las que Macron necesita orquestar a toda prisa candidaturas para los 577 distritos electorales con la esperanza de obtener una mayoría suficiente. Si no lo logra podría caer rehén de los populares (Les Republicains) o de los socialistas. En ambos casos, su agenda de reformas podría verse limitada.
Pase lo que pase en las legislativas, Berlín, Bruselas y casi todas las capitales europeas esperaban ya con alborozo el triunfo del candidato liberal en las presidenciales. Y confían en que, tras las elecciones en Alemania del mes de septiembre, se pueda recomponer el eje Berlín-París para revitalizar el ajado proyecto europeo.
El líder de ¡En Marcha! se ha encaramado al poder sólo un año después de crear su movimiento político, nacido como un proyecto tan personal que las siglas, EM, coinciden con las de su nombre y apellido.
La estrategia de Macron parecía apuntar al medio plazo, con las presidenciales de 2022 en el punto de mira. Pero los tiempos se precipitaron y una concatenación de acontecimientos le colocaron como única alternativa viable para frenar el ascenso del euroescepticismo neofascista del Frente Nacional.
Los socialistas desecharon al ex primer ministro, Manuel Valls, y optaron por el perfil más izquierdista de Benoît Hamon. Pero el candidato no llegó a conectar con el electorado y el PS se fue al cuarto puesto, con sólo 6,3% de los votos.
Los conservadores apostaron por François Fillon en lugar de Alain Juppé, que partía favorito en todas las quinielas. La candidatura del ex primer ministro de Nicolas Sarkozy parecía solvente hasta que estalló el escándalo de los empleos ficticios de su esposa, remunerados muy generosamente con cargo al erario público. Fillon se hundió en los sondeos y, por primera vez en la V república, los conservadores ni siquiera lograron pasar a la segunda vuelta.
Entre los escombros de ambos partidos se abrieron paso Macron, Le Pen y Mélenchon. Pero el liberal se impuso a todos y se alzó con la victoria en la primera vuelta del 23 de abril (con 21%) y en la segunda y definitiva de ayer con el 63%. Una victoria que ha revalidado hoy para convertirse en el octavo presidente de la V República. El más joven de la historia y el primero que llega al Elíseo sin el respaldo de un partido político al uso. La era Macron acaba de empezar.
Los líderes europeos respiran
Pocos minutos después de que cerraran los colegios electorales y se conociera la victoria de Macron, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, felicitó a los franceses “por haber elegido la libertad, la igualdad, la fraternidad y haber dicho no a la tiranía de las fake-news (noticias falsas)”.
También el portavoz de la canciller alemana, Steffen Seibert, escribió en la red social un mensaje en el que calificó el triunfo de Macron de “una victoria para una Europa fuerte y unida y para la amistad germano-francesa”. Angela Merkel recibió a mediados de marzo en Berlín a Macron, quien, tras una reunión de más de una hora, destacó las “convergencias” con la canciller y ratificó la apuesta conjunta por reforzar la cooperación bilateral en el seno de la UE.
Twitter fue el canal favorito para felicitar a Macron. El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, dijo en su tuit: “Felicitaciones a Macron. Contamos con una Francia que contribuya a cambiar la Unión (Europea) para acercarla a los ciudadanos”. El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, también apeló en el suyo al trabajo conjunto de España y Francia “por una Europa estable, próspera y más integrada”. Además, mandó un telegrama al político francés donde le aseguró que en España tendrá “un socio leal y comprometido con el reforzamiento de nuestras relaciones bilaterales y nuestra estratégica concertación en el seno tanto de la UE como de los otros foros internacionales de los que formamos parte”.
La primera ministra británica, Theresa May, también felicitó al político liberal. A través de un comunicado, señaló que Francia es uno de los “más estrechos aliados” del Reino Unido y subrayó las “ganas de trabajar con el nuevo presidente sobre una gama de prioridades compartidas” entre ambos países.
Tampoco faltó la felicitación del presidente de EE UU, Donald Trump a Macron, “por su amplia victoria”. “¡Tengo muchas ganas de trabajar con él!”, afirmó a través de su cuenta de Twitter.