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Macron no acabará con la extrema derecha de Le Pen

Marine Le Pen apenas tiene posibilidades de convertirse en la primera presidenta de la República francesa. Pero también parece muy difícil que Emmanuel Macron pueda borrarla del mapa político como hizo Jacques Chirac en 2002 con Jean-Marie Le Pen, padre de Marine y fundador del Frente Nacional. Francia se ha inclinado hacia la extrema derecha y no tiene visos de volverse a enderezar.

Las circunstancias han cambiado mucho en los últimos 15 años y el próximo 7 de mayo, en la segunda vuelta de las presidenciales francesas, parece poco probable que se repita la marea de votos que acabó con Le Pen padre.

La hija ha logrado convertir al Frente Nacional en "la gran alternativa", como dice ella, y su discurso xenófobo y euroescéptico rompe techos electorales una vez tras otra. El domingo logró 7,6 millones de votos y los sondeos ya indican que en la segunda vuelta podría superar fácilmente los 10 millones.

La xenofobia y el proteccionismo de Le Pen han calado ya en una buena parte del electorado, no sólo en Francia sino también en otros países de la UE. Y a otra parte ya no le asusta tanto como las diatribas de su padre. La extrema derecha ha pasado a formar parte del paisaje electoral europeo.

De manera significativa, los mercados temían más a Melenchon que a Le Pen. Antes de las elecciones los analistas alertaban más a los inversores sobre el riesgo de que pasase a la segunda vuelta el "podemita" Jean-Luc Melenchon que la ultraderechista Le Pen. La subida de las bolsas el lunes reflejaba al alivio por el éxito de Macron pero también por la eliminación de Melenchon.

El voto juvenil es otra variable que ha cambiado. Macron ofrece como alternativa al aislacionismo de Le Pen un euroentusiasmo que tal vez no comportan muchos electores, sobre todos los de menos edad.

Los votantes entre 18 y 28 años sólo han conocido una Unión Europea en crisis, incapaz de superar del todo el descalabro financiero de 2008, con una tasa de paro en niveles históricos e impotente ante las sucesivas oleadas migratorias que llegan desde Oriente Medio y África.

La irrupción de la Comisión Europea en la campaña, con el apoyo sin tapujos al candidato liberal puede jugar, paradójicamente, en contra de Macron, que podría pasar a convertirse, a ojos de una parte del electorado, en el candidato de la troika, la austeridad y el presunto dominio alemán sobre Europa. Sin duda, Le Pen intentará cultivar esa imagen de su rival.

A derecha e izquierda, además, hay dudas sobre cómo reaccionar ante el duelo Macron-Le Pen, a diferencia de lo ocurrido en 2002.

Una parte de la izquierda que ha votado a Melenchon se niega a elegir entre lo que casi consideran como dos caras de la misma moneda.

Y entre los conservadores del dimitido François Fillson se apuesta por frenar a Le Pen pero sin dar demasiado poder a Macron. "La República no está en peligro", aseguraba el lunes el editorial del diario Le Figaro. Y añadía que el "frente republicano" contra Le Pen que pregonan los socialistas "sólo es un engaño más".

La situación abre una brecha que el Frente Nacional intentará explotar. La esperanza de Le Pen es sumar la abstención de la izquierda con el sifón de los votos de derecha descontenta con Macron para intentar aproximarse al Elíseo.

Aun así, los sondeos dan la victoria incontestable a Macron. Pero el escenario de 2002 no parece susceptible de repetirse.

El fundador del FN pasó a la segunda vuelta casi por carambola, gracias a la falta de movilización (se batió el récord de abstención en una primera vuelta) y al escaso tirón de los dos principales contendientes, el conservador Jacques Chirac, y el socialista Lionel Jospin.

El éxito de Le Pen conmocionó a la sociedad francesa que acudió en masa a las urnas para impedir que llegase al poder un fascista que incluso negaba el holocausto judío. Le Pen apenas subió en votos en la segunda vuelta y Chirac se impuso con el 82,2%, la mayor victoria en la historia de la V República.

La hija, en cambio, espera el 7 de mayo aumentar más de un 30% su voto y en poner contra las cuerdas a un Macron, quien para una parte de la opinión pública sigue siendo una gran incógnita.

En 2017, a 15 días de la segunda vuelta, las primeras proyecciones "sólo" otorgan a Macron el 60%. Una abultada victoria. Pero que no supondrá la puntilla política para la carrera de Marine Le Pen.

Foto (con móvil): escultura delante de la Gare du Nord (B.dm, 23/4/17).

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