De estibadores, diputadas y voto electrónico
El Congreso debe entrar ya en el siglo XXI
Ya están viniendo. Con esa frase se anunciaba la inminente llegada de tres diputadas a la sesión plenaria del Congreso del pasado 16 de marzo, para poder llegar a tiempo a emitir su voto en una sesión que se presentaba como crucial para demostrar el nuevo equilibrio de poderes tras las elecciones de 2016.
Contextualicemos la situación. Se sometía a votación la ratificación del Decreto aprobado por el Consejo de Ministros el 24 de febrero acerca de la estiba. No se trataba de un tema menor. Por un lado, la amenaza, más que real, de la sanción que vendrá de Europa si persistimos en el incumplimiento, 27.522 euros al día por no liberalizar un sector estratégico para el desarrollo de la actividad portuaria. Por otro, la primera oportunidad de manifestar al gobierno, y también a la sociedad, que el juego de mayorías parlamentarias ha cambiado.
Sin embargo y pese a ello, el resultado de la votación se encontraba condicionado por una circunstancia completamente ajena a la situación de los estibadores. 3 Diputadas se encontraban en Nueva York, en viaje oficial, para participar en un encuentro en la ONU como integrantes de la Comisión de Igualdad de la Cámara Baja. Tampoco se trata de un tema menor.
Por eso, la pregunta es si en pleno siglo XXI, en un mundo absolutamente invadido por las nuevas tecnologías, no hay, no había, otra solución. Doy por hecho que la misión que las había llevado hasta Nueva York tenía especial relevancia y la suficiente importancia como para justificar su permanencia allí, en la ONU, hasta que finalizasen con sus obligaciones. No estamos hablando de ausencias por motivos personales o de partido. Pero la urgencia del asunto (oponerse al decreto de estibadores o al gobierno) primó sobre aquéllas.
No tenía por qué ser así. Debemos recordar que desde octubre de 2016 el funcionamiento de la administración pública ya es, o debería ser, íntegramente electrónico. Que obligamos a un amplio número de ciudadanos a relacionarse únicamente por vía electrónica con la administración, a las personas jurídicas, a todas. Por ello, sería necesario ajustar también los procedimientos internos a las nuevas dinámicas que impone la sociedad.
De hecho, desde el año 2011 y por Resolución de 2012 la Mesa del Congreso prevé la emisión de voto telemático como consecuencia de ausencias derivadas de situaciones de embarazo, paternidad/maternidad o enfermedad. En idéntico sentido han regulado algunas Cámaras autonómicas. Pero ninguno de ellos contempla el supuesto de desempeño de misión oficial. Nuestro Parlamento, diputados, senadores, parlamentarios autonómicos, alcaldes,concejales, y demás representantes públicos, deben entrar ya en el siglo XXI. En el mundo de Amazon, eBay, Twitter, Instagram y de medios de identificación biométrica, no podemos desvestir un santo para vestir otro.
Concepción Campos Acuña es doctora en Derecho y codirectora de Red Localis