‘Brexit’: comienza la cuenta atrás
Mediante la ‘Great Repeal Bill’, Reino Unido transformará la herencia normativa de la UE en leyes locales
La primera ministra Theresa May ha notificado formalmente al presidente del Consejo Europeo la intención del Reino Unido de abandonar la Unión Europea. El artículo 50 del Tratado UE es el medio por el cual un Estado miembro puede salir de la UE. Esta es la primera vez que se invoca.
A pesar de su importancia, el anuncio realizado no será una sorpresa para el establishment político británico, los actores institucionales de Bruselas o los representantes de los 27 países que seguirán siendo miembros de la UE.
El artículo 50 fija un plazo estricto de dos años para completar el proceso de salida. El primer paso es que la UE adopte directrices que establezcan el marco general y los principios para las negociaciones. Se espera que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, presente un borrador en las próximas 48 horas. Estos principios serán acordados por la UE en un Consejo Europeo extraordinario que se celebrará en Bruselas el 29 de abril de 2017.
A partir de esa Cumbre, la Comisión Europea –bajo la dirección del responsable de las negociaciones, Michel Barnier– producirá directrices detalladas de negociación, así como una recomendación para abrir las negociaciones con el Reino Unido. Estas serán aprobadas por los ministros de la UE en una reunión del Consejo de Asuntos Generales de la UE que, probablemente, se celebrará en mayo o junio.
"Cuestiones como los pasivos financieros del Reino Unido podrían influir negativamente en las negociaciones"
Aunque el artículo 50 estipula un calendario de dos años, en realidad habrá que concluir un acuerdo antes de octubre/noviembre de 2018 para que el Parlamento Europeo y el Parlamento del Reino Unido dispongan de tiempo suficiente para su revisión. Una vez que el Parlamento Europeo haya dado su consentimiento al acuerdo (también puede rechazarlo), el Consejo de la UE podrá adoptar el acuerdo por mayoría cualificada (21 de 27 Estados).
Los tratados de la UE dejarán de aplicarse al Reino Unido en la fecha de entrada en vigor del acuerdo de retirada. Si no se puede llegar a un acuerdo, los tratados dejarán de aplicarse automáticamente en el plazo de dos años a partir del inicio del artículo 50. El período de dos años solo puede ampliarse mediante un acuerdo unánime de los 27 Estados miembros.
Mientras tanto, el Gobierno de Theresa May está ocupado preparándose para su salida de la UE. Mediante una norma denominada Great Repeal Bill (Gran Ley de Derogación) transformará toda la herencia normativa de la UE en leyes locales del Reino Unido para empezar a eliminar o modificar estas normas según su propio criterio. El calendario para la publicación del proyecto final de la Gran Derogación aún no está definido.
Las negociaciones se centrarán, inicialmente, en pactar los términos de la salida después en la forma futura de la relación. Barnier ha dicho que la prioridad de las conversaciones será asegurar una “retirada ordenada”. Las cuestiones prioritarias a pactar en esta fase incluyen los derechos de los ciudadanos de la UE en el Reino Unido y viceversa; los pasivos financieros del Reino Unido al presupuesto de la UE (Brexit Bill); y, por último, las nuevas fronteras entre el Reino Unido y el resto de la UE (en particular Irlanda del Norte y Gibraltar).
Tan solo cuando se acuerden estos términos de salida, Barnier abordará la futura relación del Reino Unido con la UE, que detallará las relaciones comerciales, la cooperación aduanera y las directrices sobre una amplia gama de cuestiones de política. Toda una serie de sectores comerciales, tanto en el Reino Unido como en la UE, seguirán de cerca cómo sus intereses particulares se verán afectados por las negociaciones. Varios Gobiernos de la UE27 ya han sugerido que no se aceptarán acuerdos especiales para algunos de los sectores clave del Reino Unido.
Es probable que las negociaciones del artículo 50 sean un proceso muy detallado y técnico; el desmembramiento de un Estado miembro de la UE después de cuatro décadas de adhesión será un desafío significativo y único.
Las discusiones paralelas sobre el acuerdo post-brexit tendrán un enfoque político y comercial mucho más amplio y es poco probable que se completen en dos años. Si bien, ambas partes tienen en última instancia un interés compartido en una solución amistosa, cuestiones como los pasivos financieros del Reino Unido podrían influir negativamente en las negociaciones. El acuerdo final que establezca la futura relación entre el Reino Unido y la UE se traducirá finalmente en una dura negociación técnica, intensamente política y con compensaciones.
Juan Jesús Valderas. FTI Consulting España.