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A Fondo

Popular abandona Sunrise al tener otras soluciones para el ladrillo

El 31 de marzo toda la banca deberá haber presentado al BCE sus planes para aminorar el peso de su morosidad y, por lo tanto, de sus activos inmobiliarios

Sede operativa de Banco Popular en la madrileña calle de Goya
Sede operativa de Banco Popular en la madrileña calle de Goya

Las especulaciones sobre el futuro de Banco Popular no han logrado disiparse tras la llegada a la entidad de Emilio Saracho el pasado 20 de febrero, aunque es cierto que se han atemperado ligeramente. Sus bajos ratios de solvencia tras realizar un fuerte saneamiento en 2016, alimentan los rumores, y parece que hasta que no demuestre al mercado su poder de resurgir como el Ave Fénix, con alguna operación importante de venta el mercado no le dejará de ver como una presa fácil.

Su nivel de capital regulatorio se situó en el 8,17% en diciembre, por debajo del 10,5% que le exigirá el BCE en enero de 2019, y también por debajo de la media del sector. Gran parte del consumo de capital se debe a su alto nivel de riesgos, consecuencia del lastre del ladrillo, su principal calvario. Pero una parte sustanciosa de las soluciones diseñadas por el anterior presidente, Ángel Ron, han desaparecido o se han modificado.

Entre las fórmulas que en las últimas semanas han tomando más forma para reducir el peso de los activos inmobiliarios en su balance están las de crear una sociedad con un socio para agrupar en ella una parte significativa de su ladrillo. La otra vía es potenciar aún más lo que en el banco denominan Nita, la dirección general de negocio inmobiliario y transformación de activos, que dirige Francisco Sancha.

Esta unidad, aunque fue diseñada en la etapa de Ron, es ahora cuando ha tomado mayor protagonismo, y está a la espera (lo que parece que será en breve) de que el Banco Central Europeo (BCE) emita su opinión sobre la nueva estructura de esta división.

Todos los bancos europeos deben remitir al BCE sus planes antes del 31 de marzo para reducir sus activos inmobiliarios, lastre de todo el sector financiero europeo, y por lo tanto de su morosidad. Y es en esta reclamación del supervisor europeo donde encaja el envío de la nueva configuración y planes de esta unidad de Popular conocida como Nita.

En el consejo de administración que celebra hoy Popular se espera que analice la marcha de esta división. Hasta enero el proyecto inicial pasaba por desprenderse de unos 15.000 millones de euros en activos vinculados al ladrillo hasta 2018, el 45% de su lastre, de los que unos 9.000 millones se venderían a través de la dirección inmobiliaria. Pero ahora los números variarán. La idea, de hecho, es potenciar la venta, pero también las recuperaciones.

Y es que una parte de la red inmobiliaria tiene como fin la reducción de las entradas en morosidad. El banco contará para ello con la colaboración para este fin de la sociedad de recobros EOS para los incumplimientos y de Aliseda, en la que controla el 49%, y que parece cada vez más lejos la posibilidad de hacerse con el 51% que el banco vendió a Värde Partners y Kennedy Wilson.

La red inmobiliaria está formada por 40 oficinas y una plantilla de 400 empleados.

Otra vía que ha puesto en marcha el banco es la búsqueda de socios para crear sociedades inmobiliarias, a poder ser temáticas. De momento, Popular ha negociado con el conglomerado griego Libra la aportación de fondos para traspasarle parte de su riesgo inmobiliario, según informa El Confidencial.

La idea era el traspaso a una nueva sociedad de los activos vinculados al ocio y turístico en poder de Banco Popular, en la que este grupo de origen griego estadounidense tendría el 51% y Popular el 49%. Libra incluiría también activos principalmente hoteleros suyos. El máximo accionista y principal directivo de Libra es George Logothetis, y abarca un amplio abanico de actividades desde las energías renovables hasta las flotas de aviones y helicópteros, el transporte marítimo, las finanzas, el sector hotelero y el inmobiliario. En las conversaciones se incluía que Libra invirtiera unos 500 millones de euros para aligerar el lastre inmobiliario de Popular. Y su fin último era su salida a Bolsa.

Pero al final, según apuntan varias fuentes, este proyecto ha quedado paralizado, aunque no descartado. El proyecto que sí ha quedado enterrado casi por completo, aunque difícilmente se reconocerá que ya no se llevará a cabo, es Sunrise. Este era el proyecto estrella de Ron para eliminar gran parte de su cartera inmobiliaria.

La idea era traspasar a este vehículo unos 6.000 millones de euros en activos inmobiliarios que desconsolidarían del balance de Banco Popular tras un complejo entramado de financiación, y su posterior salida a Bolsa.

Saracho parece que no ha visto desde que llegó al banco con buenos ojos este proyecto, y ha decidido meterlo en un cajón con el sello de sine díe. Ahora las dudas son qué pasará con Remigio Iglesias y Roberto Rey, dos ejecutivos fichados el pasado año por Popular para ser el presidente y el consejero delegado, respectivamente de Sunrise.

Otra puerta abierta que tiene Popular es acudir al banco malo europeo que tiene previsto crear el BCE, aseguran fuentes del mercado. La acción de Popular, de hecho, fue la más alcista el martes, con un rebote del 3,24%, después de que la Autoridad Bancaria Europea se mostrase el lunes a favor de crear un banco malo europeo para solucionar el problema de los créditos problemáticos, proyecto que también comparte el BCE.

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