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La confianza en Europa cotiza al alza.

"El auge de la economía alemana gana fuerza"

Clemens Fuest, Presidente del IFO, ayer tras la presentación de los datos del Índice IFO.

La confianza empresarial preliminar de marzo en la Eurozona alcanzaba el máximo de los últimos 6 años. En concreto el indicador compuesto (compendio entre el PMI manufacturero y de servicios) resultaba ser de 56,7 desde 56,0 situándose la medida de este primer trimestre en el 55,7, nivel que corresponde con un crecimiento del PIB del 0,6% trimestral.

La encuesta completada con el 85% de la muestra final (es un dato preliminar) apunta que el crecimiento del empleo es el más sólido de la década. Asimismo el repunte en los precios es destacable, en especial en el sector manufacturero y buena parte de él se ha trasladado al consumidor. También los salarios han comenzado a reactivarse según lo que comenta en la nota de análisis del economista de Markit.

Si desglosamos este barómetro por países (sólo se facilita el desglose de Alemania y Francia) hay que señalar la subida desde 56,1 a 57,0 en el PMI compuesto alemán mientras que en el caso francés el repunte es más notable e incluso supera al país teutón al ascender desde 55,9 a 57,6.

Por si fuera poco, ayer nuevo dato positivo de confianza empresarial: el índice IFO alemán ha mejorado en marzo, hasta situarse en 112,3 puntos desde los 111 del mes anterior, su mejor nivel desde julio de 2011.

Por subíndices, el que mide la valoración actual de la economía ha alcanzado en marzo los 119,3 puntos, frente a los 118,4 de febrero, su mejor lectura desde julio de 2011, mientras que el que mide las expectativas a seis meses también ha mejorado, pasando a 105,7 en marzo desde de los 104,2 puntos de febrero. Este nivel de marzo es el máximo desde octubre del año pasado.

Por sectores, la confianza del sector manufacturero alcanzó en 21 puntos su mayor nivel desde julio de 2011 gracias al renovado repunte de la demanda, mientras los precios siguieron al alza. Por otro lado, la confianza en el sector de comercio mayorista se ha visto perjudicada por el fuerte incremento del mes anterior por lo que en marzo ha acabado corrigiendo: se sitúa en los 18,4 puntos desde los 22,3 de febrero. Por contra, en el segmento de comercio minorista la confianza subió a 6,4 puntos desde los 4,5 del mes anterior. Por último, el índice de confianza del sector de la construcción volvió a subir en marzo, registrando, su subíndice de evaluación de al situación actual, su mejor nivel desde 1991, mientras los contratistas se mostraron también optimistas de cara a los próximos meses.

Con estas estadísticas cada vez cobra más peso la posibilidad de que el BCE en este año pueda dar los primeros signos de un giro en su política monetaria. De hecho el mercado asigna ya un 50% de probabilidades de una subida de tipos al final de este año (en febrero se consideraba que este escenario era menor del 10%).

Por otro lado, los coletazos del fracaso de Trump en sustituir el Obamacare, (la emblemática ley de seguros médicos aprobada por la administración demócrata anterior) siguen con su reguero de consecuencias. La primera es el presagio de ásperas batallas con el ala más radical de su propio partido y la segunda la idea que ya ronda en Wall Street: si Trump no puede sacar adelante su reforma sanitaria, quizás tampoco pueda llevar a cabo los cambios en materia fiscal y financiera que han cimentado un rally bursátil desde su elección. El euro alcanza los 1,0850/70 USD/EUR y la libra se acercaba a los 1,2600USD/GBP.

Todo ello evidencia que las reformas que propone Trump empezando pro la más importante como la de limpiar el “Pantano de Washington” no va ser una tarea como la de presentar un “reality show” o dirigir un casino. En cuanto a tenido que negociar algo (y no imponerlo como ha hecho, hasta ahora, con otras iniciativas), el «gran negociador empresarial» ha fracasado. El cambio más radical hasta ahora llevado se circunscribe al mero modo de proceder para hacer las cosas, pero vemos que tiene un escaso recorrido. Solo ahora si logra sacar adelante la reforma fiscal, y para ello debe enfocar todos sus esfuerzos en ello y mejorar sus habilidades negociadoras, recuperaría parte del capital perdido.

No obstante, la lista de despropósitos es amplia: la donación de su sueldo com presidente, el plan de quedarse al margen de sus negocios durante su mandato, la falta de pruebas en el tema de las escuchas que le hizo el equipo de Obama durante la campaña, sus relaciones con Rusia, ... etc., todo ha quedado en nada. Todo ello pone en evidencia que más que un cambio de rumbo, Trump representa una aceleración del proceso de deterioro que el «establishment» viene presentando desde la crisis del 2007.

Los habituales mantras de la política casposa como «Los ricos en política no se corrompen, ya tiene suficiente dinero» (no tiene en cuenta que la ambición o la avaricia es ilimitada) o «Los grandes lideres empresariales son grandes políticos« y sus derivaciones como «Dirigir un país es como dirigir una gran empresa» (no tiene en cuenta que dirigir un país no tiene cuenta de resultados) valen de muy poco y son habituales en momentos en el que la situación social de un país ha llegado a un limite insostenible. Como si fuera el último recurso de un colectivo para reconducirse tras años de fracasos.

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