Una presencia internacional bien pensada
La banca española revisa su estrategia de presencia en otros mercados
Las severas exigencias de capital que algunos mercados han impuesto a la banca están provocando dificultades a un sector financiero inmerso en una coyuntura cada vez más compleja. A las imposiciones de los supervisores hay que unir la necesidad que tienen muchas entidades de continuar saneando sus balances y al estrechamiento de los márgenes del negocio que está provocando la política de tipos de interés del BCE. En esa tesitura de revisión estratégica se encuentran bancos como Sabadell, BBVA, CaixaBank, Bankinter, Popular y, en menor medida, Santander. En menos de un año, casi todo el sector financiero ha acometido una modificación de sus proyectos en el exterior. El último episodio hasta el momento lo ha protagonizado Sabadell, que ha anunciado esta semana la venta de su filial de banca comercial en EE UU, lo que le ha generado unas plusvalías de 447 millones de euros y una participación del 4,9% en el capital del comprador, IberiaBank. La entidad ha logrado aumentar con ello en 100 puntos básicos su ratio de capital hasta alcanzar el 13% y cumplir con todas las exigencias de Basilea III de 2019. Como paso previo, a finales de diciembre, la entidad vendió la participación que mantenía en el portugués BCP. La estrategia de Sabadell es desinvertir en mercados en los que se está pagando un alto precio por los bancos, como EE UU, y apostar por otras plazas en las que exista más recorrido para crecer. Ejemplos para ese segundo modelo son Reino Unido, México o incluso España.
También BBVA ha decidido repensar su estrategia internacional. Tras anunciar su retirada de China –donde tenía un 1,7% de participación en CNBC– ha adquirido otro 10% del banco turco Garanti, con lo que casi controla el 50% de la entidad. CaixaBank se ha posicionado en Portugal, donde ya posee el 84,5% de BPI. También Bankinter y Santander han reforzado su presencia en el mercado portugués. En el caso de Popular, la estrategia pasa por la desinversión como fórmula para mejorar su ratio de capital.
La internacionalización como estrategia empresarial no es un valor absoluto, menos aún en un momento en el que las incertidumbres geopolíticas y las restricciones de los supervisores se han convertido en obstáculos para crecer en algunos mercados. La diversificación de la presencia externa en varios países es una buena fórmula para compensar riesgos y crecer, pero supone una opción más accesible para la gran banca que para la mediana. En ese sentido, mercados más próximos, como es el caso de Portugal, pueden ser un primer paso dentro del plan de expansión de las entidades financieras de menor tamaño. En ese proceso de crecimiento de la banca europea, los supervisores tienen también una tarea que realizar: revisar una normativa y unas exigencias de capital que deben servir para reforzar, pero nunca para obstaculizar, el sistema financiero.