Lo que se espera de las Bolsas este año
Este uno de los momentos para confiar en la gestión profesionalizada de los fondos con historiales de generosa rentabilidad
Que las Bolsas de todo el mundo caminen en el mismo sentido y a la misma velocidad es muy poco habitual y se ha convertido en imposible desde que las soluciones aplicadas en cada zona monetaria a la gran crisis financiera y la gran recesión, aunque coincidentes en las herramientas, han desacoplado totalmente los biorritmos económicos y financieros. Cuando EE UU disparó toda la artillería monetaria contra la crisis bancaria con un éxito razonable, Japón llevaba décadas haciéndolo sin haber logrado mover las variables básicas, salvo la deuda pública. Mientras tanto, Europa, distraída en los mecanismos de gobernanza poliédricos en los que se desenvuelve, tardó varios años en activar la expansión cuantitativa para combatir la deflación, sin que los éxitos se hayan trasladado a la economía real, y únicamente mantengan anestesiados a los mercados financieros, modificando las valoraciones reales de los activos, aunque sea muy difícil cuantificarlo.
Si la actividad económica camina desacoplada, con ciclos avanzados en EE UU y ciclos retrasados en el Viejo Continente, sus mercados financieros lo harán también desacoplados. Mientras la Bolsa norteamericana está en valoraciones récord, las europeas, con la excepción de la alemana que coquetea con sus máximos históricos, siguen alejadas de los valores marcados antes de la crisis de 2008. Esta circunstancia obliga a los inversores a calibrar muy bien sus decisiones de inversión, puesto que los flujos generales de dinero pueden registrar entradas netas en una zona, con salidas netas en otra. Ahora los analistas estiman que la Bolsa estadounidense está cara, pues lleva varios años subiendo al hilo de crecientes ganancias empresariales, y registra un PER de casi 19 (número de años que se tardaría en recuperar la inversión vía beneficios), uno de los más elevados de la historia, y desde luego el más alto en los diez últimos años. Los indicadores de la misma naturaleza en Europa, y en España también, indican que tales mercados están relativamente baratos, y que en condiciones normales tienen más recorrido alcista que el americano. Pero esa simple regla puede llevar al equívoco en caso de guiarse con ella.
De hecho, los inversores siguen depositando una abundante dosis de confianza en el desempeño de la economía norteamericana cuando sus índices bursátiles marcan cada día máximos pese al supuesto agotamiento que debe suponer tener ya los beneficios en máximos. Lógicamente, el dinero está descontando que el plan económico de Donald Trump, del que solo se conocen los esbozos de la campaña electoral y los mensajes de 40 caracteres, reactivará aún más la economía de EE UU, al menos durante un primer mandato del nuevo presidente. La fuerte bajada de impuestos anunciada para empresas y particulares, la fiscalidad blanda a aplicar a la repatriación de beneficios o el vasto programa de inversión en infraestructuras pueden suponer una inyección de gasto, consumo y márgenes que catapulten a la economía, aunque en el largo plazo las virtudes se tornen vicios en forma de inflación, tipos al alza y creciente endeudamiento público. Pero mientras tanto, los grandes fondos y los particulares están apostando por un efecto primario beneficioso del plan económico de Trump, que podría llevar a la Bolsa a valoraciones más extremas todavía.
Los grandes fondos saben de la existencia de un mayor margen de seguridad en los mercados europeos, pero no descuidan la opción de Wall Street en el corto y medio plazo, además de tener siempre presente que la apuesta por Europa tiene aún riesgos políticos en un ejercicio cargado de acontecimientos electorales cuyo resultado es una muy arriesgada incógnita. Lo único seguro en el viejo continente es que el BCE mantendrá su política de estímulos monetarios, aunque reduzca la intensidad a medida que se vaya levantando la niebla política y despejando las dudas sobre la marcha de la economía. Y aunque las tendencias bursátiles pueden estar en parte atenazadas por las dudas, siempre habrá sectores y compañías con las condiciones precisas para generar retornos suficientes para sus socios. Dada la dificultad para identificar tales opciones, seguramente es este uno de los momentos para confiar en la gestión profesionalizada, la que practican los fondos de inversión que tengan historiales de generosa rentabilidad.