Los ultras testan en Holanda su fuerza contra la Unión Europea
Los euroescépticos holandeses confían en ganar las elecciones del 15 de marzo El resultado se interpreta como la primera prueba de la UE tras el brexit y Trump
Las elecciones generales del 15 de marzo en Holanda se convertirán en la primera prueba de fuego durante 2017 de la Unión Europea, un club que sólo 10 días después de esos comicios celebra su 60 aniversario bajo la tremenda sacudida de fuerzas centrífugas de derecha y de izquierda.
Geert Wilders, líder del Partido de la Libertad (PVV), aspira a la victoria electoral en los Países Bajos con un discurso que defiende la salida de la UE y de la zona euro de una de las economías más prósperas del continente.
El resto de fuerzas parecen dispuestas a pactar a cualquier precio para evitara que Wilders se haga con el Gobierno en La Haya. Pero el resultado del PVV permitirá, en cualquier caso, medir la fuerza de los ultras en un escenario político ensombrecido por el brexit y por Trump y en el que países fundadores de la UE como Francia o Italia amagan también con decantarse por formaciones partidarias de la disgregación del club nacido en Roma un 25 de marzo de 1957.
Wilders, además, ya ha logrado en parte imponer su discurso euroescéptico. El gobierno actual (liberal-socialista) se ha apartado de la posición tradicional de Holanda a la vanguardia de la integración europea. Y el Parlamento saliente incluso encargó el pasado viernes al Consejo de Estado un iinforme sobre la pertenencia del país a la zona euro, una petición que los más euroescépticos interpretan como el primer paso hacia el Nexit (de Netherlands y exit) o salida de Holanda de la moneda única.
Las elecciones del 15 de marzo en los Países Bajos permitirá a los partidarios de escindir la UE verificar el éxito de su discurso en uno de los países más ricos del club y socio fundador
Riqueza al rojo vivo
La tensión política que vive Holanda contrasta con la deslumbrante cuenta de resultados del país. Con una tasa de paro de poco más del 5%, unas cuentas públicas totalmente saneadas y una balanza por cuenta corriente en superávit desde hace 30 años, Holanda disfruta uno de los PIB per cápita más altos de la UE, 28 puntos por encima de la media y cuatro puntos por encima del de Alemania.
Aun así, el discurso antieuropeo de Wilders parece atraer a más del 20% de un electorado que en 2005 abortó en referéndum el proyecto de Constitución europea y en 2015 rechazó en otra consulta el acuerdo de la UE con Ucrania.
Wilders cultiva la tensión racial y religiosa con la comunidad musulmana y los asesinatos por razones ideológicas del político de derechas Pim Fortuyn (en 2002) y del cineasta Theo Van Gogh (2004) recuerdan que el conflicto puede terminar a veces con sangre.
Wilders suspendió la semana pasada sus actos públicos y electorales por temor a un atentado. Y, según algunas fuentes, pasa cada noche en una vivienda diferente para evitar ser localizado.
¿ingobernable?
Los sondeos apuntan a que el 15 de marzo deparará un parlamento holandés muy fragmentado, hasta el punto de que podría ser necesaria una coalición de hasta cinco partidos para formar gobierno, la cifra más alta en los últimos 40 años. Las negociaciones se auguran muy complicadas y el actual Gobierno, liderado por el liberal Mark Rutte, podría verse obligado a continuar en funciones durante gran parte de 2017.
La incierta situación en Holanda puede afectar al resto de socios europeos que celebran elecciones en los próximos meses, en particular a Francia y Alemania, donde los aliados eurófobos de Wilders (Frente Nacional y Alternativa Para Alemania) también esperan cosechar buenos resultados.
Sociedad fragmentada
Una de las causas probables de la tensión política que vive Holanda son las fracturas económicas que dividen a la sociedad desde el punto de vista generacional y de origen étnico. Aunque la desigualdad de ingresos es relativamente baja, la riqueza se encuentra muy concentrada en ciertos sectores de la población. El 80% de la riqueza de las familias holandesas, según datos citados por la Comisión Europea, se encuentra en hogares donde el principal ingreso procede de una persona de más de 50 años y la cuarta parte de la riqueza pertenece a personas de más de 70 años.
Bruselas reconoce que se trata de una desigualdad temporal, que se amortigua a medida que los jóvenes van acumulando años, ahorros y vivienda en propiedad. Pero al parecer un creciente número de personas se descuelga de esa evolución. Los emigrantes sufren un tasa de paro que dobla la de los holandeses y su tasa de actividad es 20 puntos inferior a la de los nacionales. La precariedad se ensaña, sobre todo, en la segunda generación de los forasteros y el paro de los jóvenes de padre y madre extranjeros se sitúa en el 26% frente al 7,6% de los locales.
Burbuja hipotecaria
Holanda también soporta una inquietante burbuja hipotecaria, hasta el punto de que la Junta Europea de Riesgos Sistémicos envió a finales del año pasado una señal oficial de alarma al gobierno de La Haya. Los generosos apoyos fiscales (que permiten deducirse hasta el 52% de los intereses de la hipoteca) han alimentado un mercado inmobiliario que ha dejado a los hogares holandeses con una deuda equivalente al 111% del PIB, casi el doble que la media europea.
La morosidad es extremadamente baja y apenas rebasa el 2%, gracias a que los préstamos hipotecarios no pueden superar el 400% de los ingresos brutos anuales del cliente. Pero el buen resultado también se debe en parte a un sistema draconiano de desahucio, sin apenas protección para el deudor, y a una garantía nacional para todos los préstamos por debajo de 245.000 euros.
La Junta Europea de Riesgos advierte que la mitad de los hipotecados holandeses de menos de 40 años afrontan una deuda que supera el valor de su vivienda. La Junta advierte que la situación puede resultar explosiva si un shock económico dispara la tasa de paro o frena elcrecimiento. La incertidumbre electoral en Holanda, Francia o Italia, o las dudas sobre la integridad de la zona euro, pueden ser la espoleta.
Limbo fiscal en peligro
El modelo fiscal de Holanda para las grandes empresas, basado en la competencia desleal con el resto de la zona euro, también se encuentra en peligro. Los flujos de entrada de inversión extranjera directa en Holanda equivalen al 535% del PIB del país y los de salida al 636%. En ambos casos, el 80% del capital circula a través de las “special purpose entities”, artificio legal que la Comisión Europea relaciona con la planificación agresiva de las multinacionales para eludir impuestos.
La CE ya ha exigido al Gobierno de Rutte que recupere más de 10 millones de euros en impuestos que la multinacional estadounidense Starbucks ha eludido a través de su domicilio fiscal en los Países Bajos. Y la ofensiva contra la elusión fiscal dentro de la UE parece imparable. La semana pasada, los ministros de Economía y Finanzas de la UE aprobaron un endurecimiento de la directiva europea sobre fiscalidad de matrices y filiales para reducir la fuga de impuestos a través de países como Irlanda, Bélgica, Luxemburgo y Holanda.