Con la información financiera a mano
Solo corriendo riesgo se podrá preservar el ahorro de la erosión que supone la inflación, que tiene pinta de haber llegado para quedarse
En un escenario globalizado donde la economía financiera cobra tanto peso frente a la real se hace más necesaria la información instantánea sobre la primera, para tomar decisiones que así la requieran, pero también, de una forma más sosegada, aquella que estudia la evolución de sus variables más significativas a lo largo del tiempo, permitiendo atisbar tendencias y sesgos que ayuden a dar más consistencia a los criterios de inversión que estemos barajando; o la mera consulta que en un momento precisemos efectuar.
Si bien es verdad que cada vez existen más foros que se pronuncian y hacen previsiones sobre las principales variables de nuestra economía, también es cierto que parten en su mayoría de datos de carácter económico, que aun incluyendo total o parcialmente las del apartado financiero, no se estudian estas de forma particular. La intención no es otra que estudiar el mayor número posible de parámetros de esta índole, de forma que su estudio conjunto, su propia comparación, nos dé pistas singulares que se puedan escapar en otros casos. Esa viene siendo la realidad que encontramos: al interconectar estos datos de forma específica se observan características que si no son nuevas, sí que se tornan en llamadas de atención o ponen el énfasis en puntos o sesgos que de otra forma podrían apreciarse menos relevantes.
Nuestro posicionamiento actual, a pesar de que la evolución de los parámetros financieros que barajamos no entraña motivo de preocupación, el entorno geopolítico nos pide cautela: auge del proteccionismo, que socava el crecimiento del comercio mundial; consecuencias de brexit; el hecho de que la enorme liquidez que hay en el mercado sigue sin traducirse en una inversión sólida. Preocupa el giro de la política estadounidense, pero también los procesos electorales en Países Bajos, Francia y Alemania, los de estas dos últimas especialmente. La subida del precio del petróleo y de las materias primas, apoyada en una mayor fortaleza del dólar, relanza la inflación en Europa. En el caso de España, de una forma más brusca y exagerada, lo que hace que se pierda competitividad. Esta inflación a lo largo del año hará languidecer consumo, por el deterioro del poder adquisitivo. También la inversión, al compás del aumento de los costes de las empresas, todo ello incidiendo de forma negativa en la demanda interna. Los tipos a largo están repuntando en la deuda, siendo probable que en el segundo semestre suban los de corto, al empezar a descontarse el fin de la política expansiva del BCE en 2018. Los bancos comienzan a subir los suyos, presionados por la caída de los márgenes y los litigios.
Nuestra economía se mueve en la actualidad con crecimiento tendencial del 2% al 2,1%, que será superado con poco que ayude otro récord esperado de turismo; la mejora que se observa en el sector de la vivienda, con el stock por vender agotándose, animando la promoción nueva y por ello al sector de la construcción, con la incidencia en el empleo de una mano de obra poco cualificada que no tiene otra salida. Y esperando que no se deterioren las exportaciones, a las que tanto ha venido ayudando nuestro diferencial de inflación con Europa (lamentablemente en estos dos últimos meses se ha vuelto en nuestra contra) y la contención de los salarios y debilidad del euro. Factores que podrían compensar la mayor debilidad de la demanda interna y cerrar el año con un crecimiento en el entorno del 2,5%, que permite seguir creando empleo.
"Un año en el que el pagano seguirá siendo el ahorro, los depósitos, cuyas retribuciones reales, descontada la inflación, comienzan a ser negativa"
Un año en el que el pagano seguirá siendo el ahorro, los depósitos, cuyas retribuciones reales, descontada la inflación, comienzan a ser negativas. La renta fija es un activo al que le resta atractivo la subida de tipos, por lo que serían recomendables duraciones cortas. Si acaso corporativa, donde la continuidad del ciclo puede mejorar las calificaciones de emisores y generar ganancias. En esta coyuntura, las miradas se giran hacía la Bolsa, ya se constatan salidas de la deuda en esta dirección, especialmente en EE UU. Al atractivo de las posibles plusvalías añade dividendos que en algunos casos llegan a triplicar el retorno de los bonos. El Ibex, con las expectativas actuales, se podría mover entre los 9.000 y 10.500, pero tendencias laterales y volatilidad marcarán la tónica. Los alquileres siguen ganando atractivo, no pareciendo descabellada la inversión con esas miras. En relación a los mismos, las socimis cotizadas son vehículos que añaden diversificación y profesionalización en la gestión.
Hay que añadir que se busca objetividad y asepsia tanto en quienes elaboran la información como en aquellos que la estudian; razón por la que el Consejo General de Economistas, a través de su comisión financiera, creamos el Observatorio Financiero que aporta, además del movimiento diario, un amplio informe cuatrimestralmente y los llamados apéndices que se suceden a lo largo del mes, desarrollando temas de actualidad muy técnicos referidos al apartado financiero o a la influencia que sus variables tienen en la economía.
Parece claro que solo corriendo riesgo se podrá preservar el ahorro de la erosión que supone la inflación, una inflación que tiene toda la pinta de haber llegado para quedarse. Aunque antes de tomar decisiones no viene mal recordar aquel consabido dicho del fundador de los jesuitas: “En tiempos de tribulación, más vale no hacer mudanza”.
Antonio Pedraza Alba es presidente de la comisión financiera del Consejo General de Economistas.