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Un sarao de la chacona (y II)

Wall Street cerró ayer lunes con fuertes ganancias y, por tercer día consecutivo, los índices de sus tres principales plazas terminaron en máximos históricos. Wall Street sigue escalando posiciones desde que el presidente de EE.UU., Donald Trump, adelantó hace unos días que pronto anunciará su reforma fiscal. El Dow Jones subió hasta los 20.142,16 (+0,70%), el S&P-500 hasta los 2.328,25 puntos (+0,52%) y el Nasdaq avanzó hasta los 5.763,96 puntos (+0,52%). Por otro lado, el S&P 500 alcanzó otro hito histórico al superar por primera vez la cifra psicológica de los 20 billones de dólares de capitalización.

Por su parte, la rentabilidad de los bonos del Tesoro mantienen su tendencia ascendente desde las elecciones de noviembre pasado en los EE.UU., debido en buena parte a las expectativas de una mayor inflación. El rendimiento del bono a 10 años subió a 2,43% el lunes desde 2,41% el viernes pasado. Por su parte la rentabilidad de los bonos a 2 y 30 años también subieron. En este sentido, los resultados del Sondeo sobre las Expectativas de los Consumidores (Survey of Consumer Expectations - SCE) publicado ayer por la FED de Nueva York muestran un aumento de las expectativas de inflación a uno y tres años, hasta máximos desde el verano de 2015. Precisamente una de las claves de la semana será la comparecencia hoy de Janet Yellen ante el Comité Bancario del Senado y el miércoles ante el Comité de Servicios Financieros de la Casa de Representantes. El interés se centrará sobre todo en el turno de preguntas de los congresistas de manera que, a través de las respuestas de Yellen, estimar el calendario de subidas de tipos en los EE.UU.

En los mercados bursátiles de Europa, la euforia americana ha sido contagiosa y el índice CAC-40 (París) subió un 1,2%, el DAX (Frankfurt) un 0,9%, y el FTSE 100 (Londres) algo menos, un 0,3%. El IBEX-35 (Madrid) estuvo entre los índices que más subieron (+1,1%) quedándose a las puertas del 9.500 puntos (4.984,10).

"Brandenburg Concerto Nº 2 in F major", BWV 1047

Freiburger Barockorchester (orquesta)

«Hace dos años tuve la buena fortuna de tocar ante Vuestra Alteza Real por Vuestra Orden y percibí en ese momento que Vuestra Alteza demostraba cierto placer ante el pequeño talento musical que el cielo me ha concedido. Cuando me despedí, Vuestra Alteza Real me hizo el gran honor de pedirme que le enviara algunas piezas de mi propia composición; por lo tanto, y de acuerdo con el gracioso pedido de Vuestra Alteza, me he tomado la libertad de cumplir con mi humilde deber ante Vuestra Alteza Real con estos conciertos, que he orquestado para varios instrumentos.»

Carta (en el original en francés) de Johann Sebastian Bach a Christian Ludwig, Margrave de Brandemburgo, del 24 de marzo de 1721.

El origen de los Conciertos de Brandemburgo parece estar claro. Los seis conciertos están dedicados a Christian Ludwig, Margrave de Brandemburgo al que Bach conoció en 1719 (un año antes de la "repentina" muerte de primera mujer) con ocasión de un viaje a Berlín y que tenía como propósito adquirir e inspeccionar el transporte de un clave con dos teclados para la Corte de Köthen.

El Margrave era un gran coleccionista de conciertos y le comentó a Bach, que le gustaría que su música se uniera a su colección. Bach, con una mentalidad casi rozando la de un simple lacayo (muy probablemente lo hacia para solicitarle un puesto de trabajo) adjunta, a la carta que arriba citamos una copia autografiada de “Concerts Avec plusieurs instruments” (“Conciertos para varios instrumentos”), conocidos hoy como "Conciertos de Brandemburgo".

A pesar del enorme interés de Christian Ludwig, este no contaba en aquella época con los suficientes músicos en su conjunto de Berlín para interpretarlos. Por tanto, la partitura quedó almacenada en la biblioteca del Margrave en Berlin hasta su muerte en 1734. En ese mismo año, la obra se vendió y pasó a manos de Johann Philipp Kimberger, alumno de Bach, de ahí a la princesa Ana Amalia de Prusia, hermana de Federico en Grande y alumna de Kimberger, que en su testamento donó su colección al Joachimsthal de Berlín donde 115 años más tarde (en 1849) el musicólogo Siegfried Dehn la descubrió y publicó por primera vez en 1850, año del centenario de la muerte de Bach. En 1883, el musicólogo Philipp Spitta (segundo "descubridor") los llamó «Conciertos de Brandemburgo» que es como hoy son conocidos.

No obstante, a pesar de la devoción y entrega que se traducían de las palabras de Bach a Christian Ludwig, la verdad es que la labor del compositor fue meramente la de agrupar 6 conciertos ya tenía escritos con anterioridad a los que le hizo algunos pequeños cambios y los envió como nuevos. Posiblemente quería salir de Köthen.

Cobrar por no trabajar o ser indemnizado por dejar un trabajo que no se ha tenido.

A medida que todo el mundo contiene la respiración con cada decisión que vamos conociendo del presidente estadounidense Donald Trump y su afán de desestabilizar el orden económico mundial, el liderazgo occidental y la tolerancia de la población a lo que se ha dado en llamar “democracia liberal moderna” se va poniendo a prueba. La verdad es que, de entrada, no pareces muy acertado separar ambos acontecimientos dado que los dos son simplemente estadios diferentes de un mismo deterioro que no es más que el de todo el elegante edificio occidental construido laboriosamente desde el final de la segunda guerra mundial y el agotamiento del modelo que lo sustentaba.

Los casos de corrupción que hemos ido conociendo desde hace unas semanas en Europa (y no solo en España), ponen de manifiesto el grado de deterioro económico, político y social al que asistimos. El descubrimiento de la realidad subyacente a la magia de alegría y prosperidad que nos hacían creer, es incompatible con las medidas de ajustes a los que quieren someter a todos. Esa diferencia se agranda y con ella el apego de la sociedad a su gerencia. En este momento este desapego es puramente con los políticos, pero acabará llegando la marea a los ejecutivos.

El caso de Francois Fillon que ha estallado a menos de tres meses de las elecciones presidenciales en Francia, es paradigmático. El hasta ahora favorito candidato presidencial y principal rival de Marine Le Pen hizo pasar a su mujer, Penelope Fillon, como su asistente parlamentaria. A pesar de que de momento no aparecen pruebas de que ésta desempeñara realmente algún tipo de trabajo, cobró 900.000 € (información exclusiva de el semanario "Le Canard enchaîné") desde 1988.

Estos ingresos la convierten en la asistente parlamentaria mejor pagada en la historia de la Quinta República. El sueldo medio de un asistente parlamentario no llega a 2.500 € mensuales; para sumar 900.000 serían necesarios unos 30 años de trabajo. En medio se encuentran dos indemnizaciones de despido, la primera cuando Francois deja su puesto parlamentario para ser ministro (es contratada al día siguiente por su sustituto en la Asamblea Nacional) y la segunda cuando su marido presenta su candidatura a las presidencia francesa. No sabemos si es peor cobrar por no trabajar o recibir una indemnización por dejar un trabajo que no se realiza. Aún siendo grave todo ello, el posible delito no está en la cantidad, sino en la posibilidad de que el empleo fuera ficticio. Ello implicaría la percepción fraudulenta de dinero público (se castiga con hasta 10 años de cárcel).

Lo mismo parece haber ocurrido con sus hijos Marie y Charles, ambos abogados de profesión. Aunque, el mismo Fillon admitió que había encargado "misiones puntuales" a sus hijos, se podido comprobar que cuando ejercieron esas tareas, no solo ambos eran estudiantes sino que los 57.084 € que percibió que Marie Fillon y los 26.651€ de Charles Fillon parecen excesivos para se consideradas unas "misiones puntuales".

Esperando a Julieta o a Gilda

El gran problema al que asistimos es posiblemente a la constatación de una fuerte descapitalización por parte de la gerencia de entidades públicas (políticos y funcionarios) y privadas (altos ejecutivos) que, al amparo de la deuda ilimitada, han logrado mantener este fenómeno de empobrecimiento generalizado oculto a los ojos de todos. La incapacidad, por agotamiento, de continuar con mayores niveles de endeudamiento imposibilita el mantenimiento de la normalidad necesaria para ocultar la realidad. Es el momento de la verdad.

Con todo este tinglado montado, achacar a las "fake news" la victoria de Trump o el "Brexit" suena, como mínimo, a broma y por ello la mayoría de las veces me mueve a la risa. Lo que une a los populismos y a la degeneración del establishment (de ahí que siempre insista que lo primero no es más que un estadio avanzado de lo segundo) es la creación de verdades "ad hoc" que facilite el ocultamiento de la realidad. Ninguno de ellos buscan una "realidad nueva" (es el papel de Julieta en «Romeo y Julieta» de Shakespeare o del Gilda/Clara en "Rigoletto"/"El rey se divierte" de G. Verdi/V.Hugo) que nos redima de lo antiguo, que nos haga avanzar.

Quizás lo único positivo de toda esta situación es la idea (no se si cierta) de que a veces para avanzar, hemos de retroceder. Este año será clave en ello. Pero igual no nos dejan retroceder o, visto lo visto con el propio Trump, retroceder es tarea imposible. Estos populistas no están hechos de la madera necesaria para "dar el salto", entre otras cosas porque para darlo, es necesario querer avanzar.

Los medios de comunicación, los datos estadísticos, los sondeos de opinión, los modelos económicos, los análisis, desembocan todos ellas en falsas prevenciones, previsiones, resultados, etc., ... que confunden las más de las veces la realidad con los deseos. Realmente todos ellos creen lo que está diciendo, algunos por convicción, otros por interés y los más por comodidad (ya que no han vivido en otro marco de referencia más que en el que ahora se les cae encima) ni se plantean que los que está mal funcionando sea estructural sino meramente coyuntural. “¿Cuándo acabará la crisis?”, “Ya ha empezado la recuperación”, “Ya ha acabado la crisis.” Son frases que denotan más una prisa por volver lo más rápido posible «al mundo del ayer» que un paso adelante «al mundo del mañana».

Cuando se está en un cambio estructural, que es realmente en lo que estamos, la dimensión tiempo adquiere una lentitud inusualmente larga e imprevisible. No tiene sentido hacerse estas preguntas. Es inútil. Simplemente no hay respuesta. Avanzar es la única opción. Pero para ello se necesita gente con visión clara de la realidad, no meros gerentes que aplican modelos caducos. En momentos como el actual, la capacidad de visión de lo que ocurre se vuelve vital.

De ahí que este blog se empeñe, en la medida de mis pequeñas posibilidades, en intentar dar una visión alternativa. Saber cuando va a ocurrir un acontecimiento es inútil (o por lo menos yo lo soy), saber lo que esta REALMENTE pasando es vital.

"Cuando baja la marea es precisamente cuando se ve al que lleva o no lleva bañador".

Warren Buffet

Siempre me ha parecido absurdo el concepto de "gente adelantada a su tiempo" simplemente y por imposibilidad manifiesta, no existen. Hay que ser un poco más humildes, el futuro es imprevisible. Solo existen gente que ve la realidad de frente y, por tanto, pueden mínimamente observar los cambios y anticipar levemente trayectorias futuras y otros que analizan la realidad de espaldas a ella, generalmente apoyados con viejos modelos. Estos últimos no podrán ver nunca los cambios que ya se están produciendo y por ello es imposible que puedan ver mínimamente lo que puede pasar en el futuro. Todo parte de la idea confusa de que ver la REALIDAD es sencillo. No hay nada más difícil.

Cuando estamos en una época de cambio estructural podemos adivinar quienes pertenecen al primer grupo y cuales al segundo.

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