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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La supervisión bancaria, bajo sospecha

Supervisores y reguladores con la honestidad en duda ponen bajo sospecha a todo el sistema

El gobernador del Banco de España, Luis María Linde.
El gobernador del Banco de España, Luis María Linde. Efe (EFE)

El nacimiento y salida a Bolsa de Bankia lleva camino de convertirse en el episodio más rocambolesco de la historia reciente del sector financiero español. Y eso en un periodo en el que no han faltado los sobresaltos. La mera obligación de restituir a los particulares la inversión en acciones de la antigua caja, con el contundente argumento de que se les había engañado sobre las cuentas, perfila los extremos a que se llegó. Con los dos últimos expresidentes, Blesa y Rato, encausados por varios motivos, entre ellos la emisión de preferentes o las infames tarjetas black, la entidad solo ha recuperado el camino de la normalidad con la actual dirección. Quedan por dilucidarse las responsabilidades de los gestores, pero también el de los supervisores, Banco de España y CNMV, en la colocación a los inversores de acciones de una entidad que se demostró inviable y pasó una alta factura al país.

Ayer, la Audiencia Nacional revocó una decisión del juez Andreu y citó como investigados –la anterior figura de imputado– a los máximos responsables del Banco de España y la CNMV que tenían bajo su competencia la supervisión de BFA-Bankia cuando la salida a Bolsa. En el auto se señalan “indicios múltiples, bastantes y concurrentes de criminalidad”, por cuanto entiende que conocían la inviabilidad pero aun así no frenaron la OPV. Bankia precisó ayudas públicas por más de 22.424 millones.

Entre los investigados figura el exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez; el expresidente de la CNMV Julio Segura, y Fernando Restoy, que fue el segundo de este y luego subgobernador. Asimismo, figuran tres personas que forman la cúpula del actual equipo de supervisión bancaria y que ayer tuvieron que presentar la dimisión. De esta forma, la crisis no se limita a la gestión anterior del Banco de España. Todo ello cuando el gobernador, Luis María Linde, abogaba por un análisis global de la actuación del banco en el periodo 2008-2012.

Ese debate se precipita en el ámbito judicial. La investigación dio un giro cuando se conocieron los mensajes de correo electrónico internos del Banco de España en que se señalaba con toda claridad que la fusión de Caja Madrid y Bancaja daría lugar a una entidad no viable, que de salir a Bolsa se causaría un grave quebranto a los inversores y que no habría más salida que la nacionalización. Un pronóstico que se cumplió paso por paso.

Supervisores y reguladores con la honestidad en duda ponen bajo sospecha a todo el sistema. Urge limpieza y transparencia, y el paso dado por los tres altos cargos apartándose en la entidad debe servir para ello. La justicia aclarará quiénes fueron responsables de este desastre. Falta que la reforma de los organismos reguladores que ultima el Gobierno los vacune ante casos así.

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