Rebajar costes y alimentar el consumo
El recorte de tasas aeroportuarias debería beneficiar al eslabón final de la cadena, que es el consumidor
Las compañías aéreas que operan en España saldaron ayer su reunión con el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, sin comprometerse a trasladar al precio de los billetes de avión la rebaja de las tasas aeroportuarias que ha acordado el Gobierno. La intención de Fomento era transmitir a las aerolíneas la conveniencia de “compartir” el esfuerzo que está realizando el Ejecutivo al regular las tasas para los próximos cinco años con descuentos que llegarán al 11% en 2021. Un esfuerzo que ha sido adoptado tras la mejora de las previsiones de turismo, que se traducirán en unos 250 millones de usuarios de servicios de aeropuerto en 2021. El argumento de Fomento es que unos precios más atractivos en los billetes de avión continuarán impulsando un turismo que sigue rompiendo récords y alimentando la recuperación económica. Pero como reconocía el propio ministro, el Gobierno no puede imponer u obligar al sector privado a pactar una rebaja de precios colectiva, dado que ello vulneraría la legislación de competencia.
Las tarifas aeroportuarias constituyen actualmente entre un 20% y un 25% de los costes de las aerolíneas de bajo coste, un 15% de las tradicionales aerolíneas de red y alrededor del 6% del coste de un billete para el consumidor. La tesis de Fomento es que si Aena rebaja los costes para las empresas –lo cual redundará en una mejora de la competitividad– estas deberían intentar que parte de esa rebaja repercuta en los consumidores.
Las compañías aéreas, al igual que muchos otros sectores, se han beneficiado de la devaluación de costes que ha vivido la economía española especialmente en los tres últimos años. Con una coyuntura que ha combinado una inflación negativa y un tipo de cambio favorable, gracias a la depreciación del euro frente a otras divisas, las empresas han podido recomponer márgenes y precios para poder exportar y competir en mejores condiciones. Esa mejora en competitividad se ha ido diluyendo poco a poco a medida que los precios se han recuperado –en parte por la subida del petróleo y su influencia en los sectores del transporte y la vivienda– y que el euro ha vuelto a apreciarse. Ello llevó a que el pasado diciembre, España perdiese competitividad frente a Europa tras 13 trimestres consecutivos de ganancias.
El precio del petróleo es un elemento clave para determinar cual será la evolución de los precios y de los costes empresariales en España a corto plazo. Ello afectará de forma importante a la capacidad de las aerolíneas de rebajar sus tarifas y sus precios. Pero más allá de esa circunstancia, una rebaja en los costes empresariales como la que supondrá el recorte de tasas aeroportuarias debería repercutir y beneficiar al eslabón final de la cadena, que es el consumidor.