Obstáculos y cambios de parecer.
El Tribunal Superior de Justicia en el Reino Unido ha dictaminado por 8 votos a 3 que el gobierno necesitará autorización de los diputados para activar el proceso de salida de la Unión Europe. El ejecutivo británico ya no podrá, por tanto, invocar directamente y en solitario el artículo 50 del Tratado de Lisboa rechazando así el recurso de apelación presentado por el Gobierno de Theresa May contra el fallo de un tribunal inferior (el Tribunal Superior), que estableció que solo el Parlamento tiene la potestad de invocar dicho artículo del Tratado de Lisboa con el que se que iniciarían las negociaciones sobre la retirada del país del bloque comunitario (Brexit).
Ello significa que el gobierno deberá presentar un proyecto de ley que, con este obstáculo, probablemente será lo más breve posible para evitar que potenciales enmiendas retrasen el calendario establecido recientemente por la Primera Ministra británica Theresa May. Poco probable parece que el Parlamento Nacional se oponga o, en su caso, ponga obstáculos al proceso dado que la decisión de salir de la UE fue refrendada por la población en referendum nacional. En este sentido, y de manera inmediata fuentes del ejecutivo se adelantaron a asegurar que “El pueblo británico votó por salir de la UE, y el Gobierno cumplirá con este veredicto, activando el artículo 50, como estaba planeado, para finales de marzo. El dictamen de hoy no cambia nada”.
Cosa distinta podría ocurrir en los parlamentos regionales, por lo que el ejecutivo obtiene con esta sentencia una pequeña victoria dado que los parlamentos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte no tendrán que refrendarlo y es ahí donde el ejecutivo si podría tener problemas. En su dictamen, el Tribunal Supremo estableció, de forma unánime que el Gobierno no tiene que consultar a los organismos legislativos autonómicos antes de activar el Brexit. Argumentaron que los estatutos de autonomía fueron establecidos con posterioridad a la pertenencia del Reino Unido al bloque comunitario y además, “Las relaciones con la UE son competencia del Gobierno del Reino Unido”. Esto representa una pequeña victoria del gobierno ya que los parlamentarios regionales (Escocia probablemente, e Irlanda del Norte quizá también) si que pueden encontrar el respaldo de su población en un intento de bloqueo de las medidas de desconexión del Reino Unido de la UE.
En EE.UU. debemos señalar un capítulo más de lo que parece un camino hacia el desmantelamiento de la política de dólar fuerte. En este caso fue el Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, quien en respuesta a una pregunta sobre las implicaciones de una apreciación del 25% del USD. Literalmente comentaba: “una apreciación excesiva del dólar podría tener implicaciones negativas en el corto plazo en la economía”. Hace unos días, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su preocupación sobre la apreciación del dólar comentando que la moneda estaba “demasiado fuerte”.
Todo ello se interpreta como una nueva señal de un cambio de opinión sobre el nivel que debe cotizar el USD. La semana pasada, el mismo nominado como Secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, dijo en el Senado que un dólar fuerte es importante a largo plazo añadiendo que “la fortaleza del dólar ha estado históricamente ligada a la fortaleza de la economía estadounidense y a la fe que los inversionistas tienen en hacer negocios en Estados Unidos".
Adicionalmente Mnuchin también reiteró su intención de revisar el contencioso de la manipulación de la moneda china: “infracción grave a los principios del libre comercio y necesita ser abordada efectivamente". La realidad es que el yuan se ha venido depreciando desde el 2014 y son evidentes los esfuerzos actuales del ejecutivo chino por evitar una mayor depreciación de su divisa. Trabajo que esta siendo especialmente complicado dada la fuerte salida de capitales del país. Esta situación no deja de ser un riesgo sistémico dado que la venta de reservas extranjeras (deuda americana) es la principal arma con la que cuentan los chinos. Si ese mercado se desordena, la capacidad de financiación americana se vería seriamente afectada y con ello muchos de los planes de reactivación de la economía que tiene preparado el presidente Trump.
Finalmente desde Europa señalar la solidez del barómetro de confianza empresarial adelantado de enero. El PMI manufacturero se situaba en 55,1 desde 54,9. Por su parte este indicador en el sector servicios cedía apenas una décima y se mantenía en un sólido 53,6. Con todo el compendio de ambos indicadores (PMI composite) se situaba en 54,3 desde 54,4.Lo más notable es la convergencia además en las confianzas de Alemania y Francia, si bien en el sector industrial la alemana se mantiene bastante por delante de la francesa (56,5 vs 53,4) en servicios en Francia estaría incluso ya por encima (53,2 vs 53,9).