La City de Londres tira la toalla con el pasaporte europeo
Apuesta por acuerdos puntuales que permitan la venta de ciertos servicios
La industria financiera británica ha renunciado oficialmente a su aspiración de mantener su acceso privilegiado a los mercados de la UE una vez se complete el Brexit. En su lugar, el lobby de bancos y firmas de inversión apuesta por un acuerdo limitado que podría dejar fuera ciertos servicios financieros. Banca, seguros y gestores de fondos han concluido que no es realista aspirar a formar parte del mercado único, tal y como solicitaron después del referéndum. La vía de un acuerdo comercial (como el que tiene Noruega con la UE) parece cerrada, dado que los líderes del Continente han recalcado que el mercado único debe implicar la libre circulación de bienes, servicios, capital y trabajadores. Una opción que parece descartada por el Ejecutivo de Theresa May, quien dijo el domingo que no quería mantener "pedazos" de la membresía de la Unión. El futuro de la City, centro financiero de Europa, es uno de los aspectos más sensibles de Brexit, dado su elevado peso en la economía. Los cálculos sobre el posible efecto de un "Brexit duro" en el sector rondan los 45.000 millones de euros. CityUK, la agrupación de entidades de servicios financieros, publicó ayer un documento de 17 páginas en el que detalla su propuesta de negociación e indica la necesidad de llegar a acuerdos puntuales sobre determinados servicios, como la compra y venta de valores o deuda, a riesgo de dejar fuera la venta de otros, como podrían ser productos financieros para particulares. "Estoy convencido de que este documento representa a grandes rasgos las prioridades clave para la industria", señaló el consejero delegado de CityUK, Miles Celic. Hasta el momento, las firmas financieras han chocado sobre quién debería ser el representante del sector ante las negociaciones del Brexit, dada la divergencia de intereses entre los proveedores de distintos tipos de activos. El nuevo documento basa sus propuesta de estrategia en buscar acuerdos de transición que eviten un vacío entre el Brexit y la negociación de nuevos pactos. Asimismo, la City apuesta por basar estos acuerdos en el reconocimiento mutuo: que las firmas británicas puedan operar con ciertos servicios si cumplen unas reglas que la UE reconozca como equivalentes. El looby también apunta al reconocimiento y ejecución de sentencias del Reino Unido en la UE, y viceversa. Se refiere a la neesidad de que tras el Brexit los contratos de derivados firmados en la UE sigan estando sujetos a la legislación británica en caso de conflictos, como es el estándar actual. Lo mismo sucede para ciertas emisiones de bonos.