El desafío de encontrar la vocación profesional
Airbus amplía en España el programa Flying Challenge
Las oportunidades laborales que los alumnos de hoy encontrarán mañana en el mercado de trabajo están vinculadas con los estudios que realice. Decidir qué estudiar y de qué se quiere trabajar no es una tarea fácil. Requiere, primero, conocer las propias destrezas, las preferencias e incluso los rasgos de personalidad. Y, también, las salidas profesionales a las que conduce un tipo de estudio u otro.
Para ayudar a los alumnos de tercero y cuarto de ESO a orientarse sobre su futuro, Airbus Group, a través de la Fundación Airbus, viene desarrollando la iniciativa Flying Challenge. Se trata de un programa transnacional que surgió en 2012 en Toulouse (Francia) y Wichita (EE UU) con el objetivo de ayudar a los jóvenes de los centros educativos cercanos a las plantas de Airbus a encontrar su vocación.
Fuera del aula
En tres momentos en el año formadores, voluntarios y alumnos salen del instituto. En la inauguración, “este año en Getafe lo hemos celebrado en el Museo de la Ciencia de Alcobendas; suele estar siempre relacionado con el entorno industrial y de la ciencia”, subraya López Medina. En la feria de carreras se visitan las instalaciones de Airbus y allí los voluntarios preparan estands para explicar cómo es su profesión. Y finalmente, al cierre, donde los jóvenes presentan sus proyectos.
“El objetivo del programa es el de orientar y ayudar a los chavales a encontrar su auténtica vocación. Y animarles a que hagan lo que más les gusta y a que, con el esfuerzo y apoyo de los voluntarios, sigan estudiando. Y el momento idóneo para hacerlo es en 3o de ESO, porque es cuando empiezan a elegir sus opciones académicas”, explica Jesús López Medina, embajador de Flying Challenge en España y responsable en la planta de Getafe de Airbus Operaciones.
La iniciativa se empezó a desarrollar en España en el curso 2013-2014 en un instituto de Getafe, próximo a la planta de Airbus en la localidad madrileña; en 2014 se introdujo en un instituto de Puerto Real, en Cádiz, y este año se ha empezado en otro centro educativo de El Puerto de Santa María, también en Cádiz, próximos ambos a factorías de Airbus. “Las tareas de voluntariado y acción social empiezan de abajo arriba. Se empieza por un instituto y después se intenta extender a partir de ahí”, apunta López Medina. La idea es introducirlo también en centros educativos de Sevilla e Illescas (Toledo), donde la compañía tiene plantas de producción.
Flying Challenge es un programa que comprende todo el curso escolar, divido en cinco módulos y que se imparte en las horas de tutoría que ceden los institutos. Durante el curso se trabaja en la motivación y la participación; las destrezas de trabajo en equipo y de comunicación; el emprendimiento, donde se potencia la confianza en uno mismo; se invita a los alumnos a que elijan un proyecto y a desarrollarlo por equipos, y finalmente se les enseña a una evaluación del proceso y a una presentación.
“Lo que se trata es de acompañar al alumno inspirándolo en metodologías que no forman parte del programa educativo normal, sino que son metodologías que en algunos casos son de emprendimiento social, skills de trabajo en equipo, de planificación”, subraya el embajador de la iniciativa. “Y después exponemos a lo largo del curso los distintos tipos de profesiones que tenemos en la empresa, donde no todos son ingenieros. Es la realidad de la diversidad dentro del trabajo”, señala.
Los cursos están impartidos por voluntarios de Airbus y para su desarrollo cuentan con diversas entidades colaboradoras. En España hay 60 voluntarios, “elegidos dentro de la fábrica buscando diversidad de género, de edad y profesión. Son personas de taller, ingenieros y operarios de producción, lleven 30 años en la empresa o acaben de entrar”, precisa López Medina.
Al final del curso se realiza una evaluación en colaboración con el claustro de profesores, con el seguimiento de indicadores que se pueden medir: el 93% de los participantes manifiesta que quiere acabar la educación secundaria; el 94% conoce muy bien las opciones de formación, y casi el 70% dice que gracias a este proyecto han descubierto nuevas opciones. “Además, los datos del último curso en Getafe, que tenía una tasa de repetidores del 20%, este año está en el 5%. Creemos que en algo hemos contribuido a bajar esa tasa. No es un problema de capacidad, sino un problema de motivación”, sentencia López Medina.