Empresa y Gobiernos, unidos por el desarrollo sostenible
La ONU fijó en 2015 la agenda de Objetivos de Desarrollo Sostenible Abre la vía a la colaboración entre el sector privado y el público
El pasado año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentaba las líneas maestras de su actividad hasta el año 2030. En esta agenda, la organización supranacional se planteaba 17 objetivos, conocidos como Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para avanzar cuidando la sociedad y el medioambiente. A priori, se podría pensar que es un llamamiento únicamente para las instituciones públicas, pero va más allá y precisa de la colaboración con las empresas privadas, tal y como se evidenció en el encuentro informativo sobre los ODS organizado por CincoDías, en colaboración con Ferrovial.
Paloma Durán es directora del fondo ODS de la ONU y firme defensora de la necesidad de integrar para estos objetivos “a actores que nunca han trabajado con la ONU”, como el sector privado, “con quien estamos haciendo verdaderos esfuerzos para pasar de la mera filosofía a integrarlo en los objetivos de la empresa”.
Entre los participantes en el encuentro hubo consenso sobre la concienciación que comienza a tener la empresa. “No se puede dudar del compromiso de las compañías”, aseguró Ramón Pueyo, director de governance, risk and compliance de KPMG España, quien además señaló que “no hay muchos casos en los que se pone de acuerdo todo el Planeta” como en el de los ODS.
En esta línea, Francisco Polo, director de comunicación y reputación corporativa de Ferrovial, apuntó que “por primera vez no se limita únicamente al trabajo de las instituciones, sino que se habla de las empresas”, y que además no se limita a los países en vías de desarrollo, sino también llega a los más avanzados, “donde hay importantes bolsas de exclusión”.
Institución y empresa deben caminar, cada uno en su responsabilidad, por un mismo camino. Así lo apuntó Ana Sainz, directora general de la Fundación Seres. Este organismo une a unas 130 empresas en España para ahondar en la responsabilidad social de la compañía. “Uno de los grandes retos en los próximos años es que se necesita una colaboración, dejando a un lado el individualismo”, afirma Sainz, y precisa que “cada uno tiene que participar con aquello que genere más impacto”.
Algo más escéptico se mostró John Scade, profesor de la EOI y director general de MAS Business, consultoría especializada en sostenibilidad y RSE. “En cuanto a los ODS”, indicó, “para ser competitivos hay que ser ético y responsable, pero no tienen que enfocar el negocio como si los ODS fuesen su objetivo y su fin”.
Durán, del Fondo ODS de la ONU, incidió en esa idea de que “la empresa no debe suplantar al sector público, sino que se debe incorporar en la medida de su responsabilidad, ya que no todas las empresas son iguales ni su impacto es el mismo. No se puede hablar de una receta universal”. A lo que agregó que “la compañía debe participar teniendo en cuenta que su objetivo es el negocio”.
Pueyo, de KPMG, aseguró que sabiendo que el mundo va a invertir en estos objetivos “es una zanahoria” para que las empresas participen, y enfatizo: “Las compañías privadas han sido siempre impulsoras de cambios operativos y sociales, no son ajenas a los ODS”. En esa línea, el directivo también advirtió de que “las empresas que no los integren están destinadas a morir”.
Crear círculos virtuosos
Polo, de Ferrovial, argumentó que “la contribución que puede tener la empresa es creando riqueza en su actividad, en nuestro caso, la infraestructura”. Así, la compañía del Ibex señala que está centrada en los ODS que se refieren al agua, las ciudades y en infraestructuras. El directivo comentó que se produce un círculo virtuoso cuando una empresa realiza labores de este tipo. Puso como ejemplo un programa de Ferrovial, en Colombia, para el acceso a agua y el saneamiento en zonas deprimidas. “Esto lleva al descenso a la mitad de enfermedades como la malaria y se ha reducido el tiempo destinado a buscar agua, lo que está permitiendo, especialmente a las mujeres, dedicarse a nuevos trabajos”.
Entre los puntos que componen los ODS y acordados por los países que conforman la ONU se encuentran la eliminación de la pobreza, la igualdad de género, el acceso a agua limpia y saneamiento, educación de calidad, energía no contaminante o la acción por el clima. Según Durán, se trata de una “agenda universal” en la que las empresas “no son solo donantes sino que , y eso es lo importante, son actores”.
La directora de la Fundación Seres, Ana Sainz, profundizó en la idea y añadió que “cada uno tiene que jugar un papel donde puedan dar valor”. “Si pensamos que la empresa solo puede financiar, no le sacamos valor a su colaboración”, explicó.
Para que la colaboración entre empresa e institución tenga unos frutos interesantes para la labor del sector privado, Scade, de MAS Business, señaló que “la medición tiene que ser clave, ya que si se marcan objetivos, hay que tener formas de medir y de hacer seguimiento con un lenguaje común”, y añadió que la empresa “necesita conocer el retorno”. Para ello, animó a un actor y otro a “medir la situación previa y posterior” para conocer qué se ha conseguido.
Mayor concienciación
Paloma Durán celebró que las cosas hayan cambiado y que “haya una mayor conciencia social en el ámbito privado”. Se trata, para la directiva de la ONU, de “una grata sorpresa”, ya que ha cambiado todo “en los últimos cinco años”. Ahora, según la responsable del Fondo ODS, el siguiente paso tiene que ser que se integren los objetivos de la empresa en función de necesidades reales y no solo en las propias. Agregó que la empresa puede “hacer mucho” hacia dentro de la organización, incluyendo los ODS en su organización interna, como puede ser en el tratamiento a su plantilla.
Por tanto, uno de los retos para las compañías pasa por transformar su estructura interna. “Hay que dar un pasito más allá de la mera RSC”, observó Durán. “La clave es hacerlo de forma transversal, haciendo que se mueva a todas las áreas. Los ODS afectan a todas las fases de la cadena productiva y no deben ser solo una pata de la empresa”, advirtió Sainz.
Otro punto que todavía necesita abordar la empresa es el de su imagen en la sociedad. “Las críticas tienen que ser constructivas, porque cuando dejan de serlo provoca que las compañías que quieran hacer algo dejen de hacerlo para evitar exponerse”, razonó Pueyo, de KPMG. Para ello, llamó a “reivindicar” la figura del “buen empresario”.
Durán lamentó que existan todavía “prejuicios” en las alianzas, debido a los lenguajes y los objetivos de las distintas partes. En este sentido, Sainz reconoció que había cosas “que no se estaban haciendo bien”, como que los trabajos sociales de la empresa fuesen “por marketing o por buenísimo”. Y resaltó que “hace falta más claridad y ayuda para que no se demonice a las empresas”.
Polo, de Ferrovial, criticó que la sociedad se fije más en “la anécdota de acciones equivocadas”, ya que la ayuda de la empresa al desarrollo social y económico “es enorme”. El directivo fue más allá y admitió que se empieza a notar presión por parte de los inversores para que la empresa tome conciencia de su papel social. “Hoy en día los grandes inversores financieros disponen de grandes departamentos que no dejan invertir en empresas que no tienen ciertos cumplimientos”, afirmó. A ellos se unen los fondos soberanos o de sindicatos de profesionales, que “únicamente invierten, por ejemplo, por criterios medioambientales y de RSC”, arguyó.
Para continuar con el desarrollo futuro de los ODS con colaboración de las empresas privadas, Pueyo considera que “es difícilmente impulsable desde la regulación”. Lo que sí pide el directivo de KPMG es que la legislación avance hacia reclamar que haya transparencia en los resultados de estas cuestiones. “Aquí sí que hay hueco para hacer cosas, pero menos en el hecho de obligar a la gente a creérselo”, y celebró que la ONU, con su plan para los ODS, haya movilizado “ingentes recursos privados”.
La colaboración entre el sector privado y el público, por tanto, protagonizó las conclusiones de los ponentes. “El trabajo en el futuro debe ser de forma conjunta para buscar soluciones integrales para los problemas”, sostuvo Polo. La última palabra fue para Durán, quien sentenció que “la mejora de la sociedad debe tener a todos los actores, y cuantas más sinergias, más impacto”.
Las empresas españolas, bien paradas
La concienciación de las empresas para adecuarse a estos objetivos de desarrollo sostenible tiene todavía trabajo por delante. Así lo defiende John Scade, profesor de la EOI, quien señala que en una encuesta a 40.000 empresas, solo 2.000 superaron el nivel adecuado de concienciación. Pese a ello, apuntó que “afortunadamente en España hay grandes empresas que están concienciadas y que están trabajando en ello y han asumido su responsabilidad”.
En la misma línea profundizó el representante de KPMG en el encuentro, Ramón Pueyo, quien apuntó que “debemos sentirnos orgullosos” de las empresas españolas, ya que muchas de ellas cuentan con modelos de desarrollo sostenible “hiperavanzados”.
Paloma Durán, directora del Fondo ODS de la ONU, señaló que en los estudios y encuentros que hacen con empresas, “las compañías españolas siempre salen bien paradas”.
Sin embargo, pese a que el interés de las firmas españolas por aportar a la economía social existe, Ana Sainz, de la Fundación Seres, que comprende a 130 compañías que operan en España, considera que “no están claros todavía” cuáles son los mecanismos para poner en práctica el convencimiento y el interés del sector privado. “Tenemos que procurar que hablemos todos el mismo lenguaje, tanto para la parte social y de las instituciones como en el de las empresas”, añadió. Defendió que el papel de la organización que dirige tiene que ir por trabajar en que “la empresa no sea un ente aislado, sino tener en cuenta todos los puntos de la cadena de valor”.
Algunas empresas, como es el caso de Ferrovial, ya han comenzado a trabajar directamente con la ONU en el desarrollo de los llamados ODS. “Somos en total 13 compañías que ya hemos comenzado a colaborar con el organismo”, explicó Juan Francisco Polo, responsable de comunicación y RSE de la constructora.