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¿Audacia o inexperiencia?

Los mercados se preparan para la reunión que comienza hoy, y durará dos días, del FOMC. De momento los más madrugadores, las bolsas asiáticas, apenas han registrado volatilidad. El índice Nikkei ha sido el que más se ha movido y lo ha hecho con una subía del 0,50%. Por su parte el Shanghái Composite Índex subió un 0,07% aunque, bien es verdad, el mercado chino registró el lunes una fuerte caída del 2,7%. En el lado americano, el Dow Jones sube un 0,20% (y marca un nuevo máximo histórico, el número desde la victoria de Trump) mientras que el S&P cae un 0,11% y el NASDAQ algo más: un 0,59%. Por último en Europa, el IBEX subió ligeramente, un 0,18%, y el FTSE-MIB italiano un 0,42% mientras que el DAX caía levemente (-0,12%) y, por el contrario, el FTSE de Londres cedía un 0,92%. En general, poco movimiento, resultados mixtos tras unas jornadas de fuertes subidas y todo a la espera de que el FOMC presidido por Janet Yellen anuncie en la tarde de mañana (hora española) una nueva y esperada subida de tipos en los Estados Unidos. Según las encuestas que maneja el mercado, la probabilidad de un aumento de tipos es del 95,4%.

De momento, la expectativa de subida de tipos de interés americanos ya esta creando problemas a los mercados emergentes dado que tras un periodo inicial de fuerte entradas de fondos a estas economías (ligado a unos tipos de interés bajos en los Estados Unidos) los inversores tienden a retirar su dinero y a repatriarlo cuando el proceso se revierte y aumentan los tipos de interés. Fruto de ello es el debilitamiento acusado del yuan en los últimos meses (casi el 5% desde el verano) que ha superado ya ampliamente el nivel de los 6,83 yuanes por dólar que prevaleció durante los años 2008-2010.

La sorpresiva devaluación del yuan en el verano del año pasado junto a la fuerte volatilidad en los mercados al inicio de este año (y ligado a la última subida de tipos por parte de la Reserva Federal) ya nos indicó lo frágil que esta la situación para llevar a cabo esa "normalización" que tanto se nos anuncia a bombo y platillo. Tentar ahora nuevamente la suerte puede crea un coctel difícil de digerir. De momento el gobierno chino se prepara para lo peor y está intensificando las medidas para detener la salida de capitales. The State Administration of Foreing Exchange ha comenzado a examinar las transferencias al exterior por un valor igual o superior a 5 millones de dólares.[1]

A esto se le une los movimientos en materia de política exterior del nuevo presidente electo americano que viene cuestionando, desde su elección, la política de cooperación que ha prevalecido en las últimas cuatro décadas con el gigante asiático. Las autoridades chinas le advirtieron ayer que peligra la estabilidad entre ambas tras las recientes declaraciones (económicas y políticas) de Trump hacia China, que Pekín no acaba de descubrir si son meras provocaciones (con el objetivo de abrir/renegociar determinados temas que hasta ahora se consideraban inviolables y mejorar con ello la posición negociadora de Estados Unidos) o es mera inexperiencia diplomática.

En breve tendremos que observar algún aviso de las autoridades chinas al futuro equipo económico de los EE.UU. con la intención de que corrijan o aclaren el nuevo papel que entre ambas ha de haber.

Guerra de declaraciones:

¿A guerra de divisas?:

La reciente e incongruente revalorización del dólar, más ligado a flujo de capitales que a una razón económico/fundamental, puede poner en peligro el eslogan de «Make America Great Again» («Haz de Estados Unidos un gran país de nuevo»)[2] con el que Trump ganó las elecciones con el apoyo de muchos americanos deseosos de una globalización de “otra manera”. Un nuevo cambio fallido no será tolerable por la población.

Llegados a este punto me gusta siempre recordar que la cotización de una divisa no forma parte de la soberanía nacional ni es parte del territorio que haya que proteger, ni es la cotización de una nación. Es más, una guerra de divisas la gana quien deprecia su tipo de cambio, no quien lo fortalece.

NOTAS:

  1. Hasta ahora, solo había obligación de comunicar a la administración china las transferencias de divisas que superaban los 50 millones de dólares.
  2. Fue utilizado por primera vez por Ronald Reagan durante su campaña presidencial de 1980

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