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Tribuna
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¿Cuánto vale su tiempo?

Las nuevas tecnologías han sido el gran aliado a la hora de robar esos minutos al reloj

El tiempo es oro. La población vive bajo constante estrés, sin horas suficientes al día para hacer todo lo que se desea. La sociedad vive pendiente de un reloj. Trabajo, familia, amigos, actividades deportivas, ocio... tan solo hay 24 horas al día para repartir entre todos. Hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo, y las agujas del reloj continúan marcando el transcurso de los días, que se esfuman con rapidez.

A pesar del coste que tiene el tiempo, en muchas ocasiones se pierde la conciencia del mismo y se desperdicia en acciones fácilmente prescindibles o que, al menos, podrían agilizarse, realizarse de forma más rápida y eficiente con el consecuente ahorro de tiempo.

Para ello, las nuevas tecnologías han sido el gran aliado a la hora de robar esos minutos al reloj. El tiempo empleado en la realización de compras, a la hora de llevar a cabo transacciones bancarias o gestiones comerciales se ha visto sustancialmente reducido con la consolidación de internet en nuestros quehaceres del día a día. Este factor ha sido clave a la hora de acortar los tiempos destinados a ciertas labores, a la vez que permite emplearlos en otros quehaceres relacionados con el ocio y la familia, algo que se suele dejar a un lado muchas veces en pro de la vida profesional.

Segundos, minutos, horas... pero, ¿alguna vez nos paramos a pensar cuánto cuesta nuestro tiempo? Muy pocas veces se reflexiona sobre el coste económico del espacio que se dedica a la realización de una actividad. Si hacemos cuentas, veríamos que a lo largo de la vida se destinan más de 23 años en dormir, 7 años para comer o hasta 3 años solo dedicados a desplazamientos en transporte urbano. Con estos cálculos encima de la mesa, podemos hacernos una idea de la importancia que tiene el uso eficiente de las horas. Son tareas breves pero que se repiten cada día, que puede que solo nos lleve unos minutos desempeñarlas, pero que al final suman una gran cantidad.

"Los españoles invierten 500 días en su vida en guardar colas para hacer compras o gestiones"

Poner un valor económico al tiempo es una labor un tanto complicada. Si se analiza desde un punto de vista monetario, habría que tener en cuenta el salario bruto medio anual, que se sitúa, según la encuesta de estructura salarial cuatrienal del Instituto Nacional de Estadística, en 22.858 euros. Una cifra que se traduciría en un coste de 62,62 euros por día y de 2,6 euros la hora. Números que a priori pueden no parecer demasiado elevados, pero si se suman el total de horas o días invertidos en acciones como rellenar innumerables formularios o guardar largas colas, el tiempo perdido en traslados de un sitio a otro, el coste puede resultar llamativo.

Los españoles invierten una media de 500 días a lo largo de su vida en guardar colas para adquirir unas entradas de un concierto o del teatro, comprar un boleto de lotería o hacer una gestión bancaria, lo que supondría 31.310 euros; si se tiene en cuenta que se emplean más de 305 días en rellenar formularios, la suma nos da 19.000 euros. Dos acciones que fácilmente se pueden sustituir por gestiones a través de la red, agilizando y haciendo más eficientes las gestiones.

Sin embargo, en esta evaluación del coste del tiempo se deja a un lado la parte emocional y se reduce a una fría operación matemática, cuando, sin embargo, esta es la parte más importante a la hora de poner un valor al tiempo que dejas de destinar a tu familia, a tus hijos, a tu ocio o a ti mismo. Algo que va mucho más allá de cuánto vale tu trabajo y que se convierte en una tarea muy difícil de evaluar.

¿Cuánto costaría pasar una hora más al día con tus hijos? ¿Qué precio tendría poder visitar a tus padres, abuelos, hermanos o sobrinos con mayor frecuencia? ¿Cuánto pagaríamos por poder tener más tiempo libre para dedicar a nuestros hobbies: deportes, ocio, descanso...? El coste del tiempo no se podría reducir únicamente a un cálculo algebraico, porque en él va intrínseco sentimientos, emociones o pasiones difíciles de cuantificar.

Creo que ha llegado el momento en el que es preciso pararse un instante y reflexionar sobre cuáles son nuestras preferencias, a qué queremos dedicarle una mayor parte de nuestro tiempo y programar cómo podemos realizar una gestión más eficiente del mismo, con el fin de restar segundos a acciones secundarias para emplearlas en esas cosas o personas que son prioritarias en la vida. Y tú, ¿te has parado ya a pensar qué precio tiene tu tiempo?

Victoria Torre es responsable de desarrollo de contenidos, productos y servicios de Self Bank.

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