Juan Alfaro, del rescate de autopistas a presidir Renfe
Alfaro ha sido uno de los hombres del segundo nivel del Ministerio
Renfe estrena presidente, cargo que el Ministerio de Fomento ha confiado, tal y como ha avanzado Cinco Días, a Juan Alfaro Grande. Quien ha sido hasta ahora director general de la Sociedad Estatal de Infraestructura Terrestre, ha forjado su carrera en la Administración y muy pegado al terreno de las infraestructuras, como experto en estructuración de proyectos y modelos de colaboración público-privada. Antes de su ascenso al puesto de mando de Renfe, una de las mayores compañías públicas del país, contaba con reconocimiento tanto en Fomento como entre el sector privado, con el que tiene una larga trayectoria de negociador.
Durante el mandato de Ana Pastor, Alfaro tomó la dirección general de la citada Sociedad Estatal de Infraestructura Terrestre (SEITT) en 2012, en un momento de máxima complejidad: una decena de concesionarias de autopistas iban entrando en concurso de acreedores tras comprobarse que las medidas estabilizadoras de las mismas (cuentas de compensación y créditos participativos), puestas en marcha por el anterior Gobierno socialista, se mostraban ineficaces.
Juan Alfaro, figura de escasa exposición pública, ha sido uno de los hombres del segundo nivel del Ministerio que ha liderado las negociaciones con constructoras, concesionarias, bancos y fondos de inversión para reestructurar la deuda de más de 4.000 millones de las autopistas, canjearla por bonos y proceder a la nacionalización de estas infraestructuras. La oferta, rechazada por los bancos, ha sido ahora retomada por el nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, con el fin de concluir el pretendido rescate, ante lo que se muestra "poco optiista".
El ya exdirector de Seitt era el señalado para dirigir la futura Empresa Nacional de Autopistas
También estuvo Alfaro dando vueltas al modelo concesional para volver a atraer inversión a España tratando de ofrecer nuevas garantías al capital privado y marcos más transparentes de relación con el Estado.
El ya presidente de Renfe, ha trabajado durante estos años codo con codo con uno de los hombres fuertes de Fomento, el Secretario General de Infraestructuras, Manuel Niño. De hecho, el director de Seitt era el señalado para dirigir la futura Empresa Nacional de Autopistas, papel con el que se reconocería su discreta actuación a la sombra de una ministra de fuerte exposición pública, como era Pastor. Con Íñigo de la Serna, el discreto Alfaro salta a la primera línea.
Con su aterrizaje en el operador ferroviario asume retos que el anterior presidente, Pablo Vázquez, comenzó a encauzar: preparar la compañía para la liberalización del transporte de pasajeros en 2020; renovar la flota de alta velocidad; la apertura de Renfe Mercancías a un nuevo socio; modernizar la oferta comercial para competir con medios de transporte como el avión y el autobús; rejuvenecer una plantilla con 54 años de edad media, y mantener el beneficio conquistado por primera vez en 2015. En el terreno internacional, Renfe tiene el importante reto de operar a partir de diciembre de 2017 y durante 12 años la primera línea de alta velocidad en el desierto, la Medina-La Meca de Arabia Saudí.
Arranque en la Administración madrileña
El primer puesto de trabajo de Juan Alfaro, en 1998, fue de analista financiero en la Comunidad de Madrid, de donde salta al Ayuntamiento de Madrid como director de financiación de proyectos. Fue consejero de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo, así como de Madrid Calle-30, donde estuvo directamente implicado con el proyecto de soterramiento de la carretera de circunvalación. Antes de pasar al Ministerio de Fomento, dirigió la oficina del ayuntamiento para la colaboración público-privada.
Se da la circunstancia de que Juan Bravo, nuevo presidente de Adif, empresa responsable de la infraestructura ferroviaria, también procede de la Administración madrileña. Ambos trabajaron estrechamente con el ex ministro y quien fue alcalde de la capital Alberto Ruiz Gallardón. Ahora deberán funcionar perfectamente engranados como suministrador y cliente, limando las históricas asperezas que siempre ha habido entre ambas compañías públicas. De hecho, el principal ingreso del Adif procede del canon pagado por Renfe por el uso de la infraestructura ferroviaria. Mientras la una se quejaba de la factura millonaria que afronta cada año, la otra asegura que lo pagado por Renfe no cubre los costes de mantenimiento.