El nuevo rol 4.0 del director financiero
Esta figura directiva está sometida a un rápido proceso de reinvención que aún no ha terminado
Si hubiera que distinguir los tres factores principales que han marcado la actividad de los directores financieros en los últimos años, no dudaría en citar tres. En primer lugar, la crisis económica y financiera, que ha enfrentado a este profesional a gestionar de forma más estricta y eficaz los recursos, procediendo en muchos casos a reconsiderar procesos en busca de ahorros y prácticas más eficientes. Asimismo, la identificación de fuentes de financiación, no siempre estrictamente bancarias, ha constituido otro de sus principales desafíos. De hecho, este aspecto justificaría por sí solo el ascenso de esta figura al pódium de la gestión empresarial, como aliado cercano e imprescindible del CEO.
El segundo factor de cambio sería la introducción en este ámbito de las nuevas tecnologías, que han convertido la función financiera en un ejercicio de observación y análisis en tiempo real, con posibilidad de documentar las decisiones que se hayan de tomar con respecto a cualquier área funcional de la empresa, y que ha puesto en sus manos no solo innovadoras herramientas de gestión financiera que hacen de su trabajo una tarea de precisión, sino el acceso también a alternativas de financiación diferentes de la banca que están basadas en la innovación tecnológica y dan respuesta a numerosas necesidades dentro de esta área. Entre ellas se encuentra el acceso al crédito, la inversión de los excedentes de tesorería, el análisis de mercado, la tramitación de pagos internacionales o la gestión del riesgo de divisa. Hay que decir a este respecto que la contribución de las fintech a este campo está siendo crucial.
El tercer motor de transformación de la función financiera estaría constituido por la creciente incorporación de las empresas a los mercados exteriores. Esto se ha convertido en una condición necesaria para todas aquellas compañías que aspiran a conquistar el futuro por la vía de diversificar el riesgo de su actividad, colocándolo en varios mercados, incrementar su volumen de negocio y, con ello, ganar tamaño y musculatura para continuar mejorando su competitividad. Sin duda, este aspecto ha puesto al director financiero en la tesitura de sumar nuevos conocimientos y destrezas, esta vez relacionados con la práctica financiera asociada al comercio exterior.
En este apartado entran en consideración no solo aspectos de legislación fiscal internacional y de productos de financiación a la exportación, sino también el acceso a una extensa panoplia de recursos para gestionar los cobros y los pagos en el extranjero y el control de riesgos asociados a los intercambios de bienes, lo que implica el conocimiento de legislaciones ad hoc. Asimismo, adquiere relevancia la capacidad de este profesional para analizar y poner en contexto las decisiones que afectan a los mercados y, por consiguiente, introducen riesgos en las transacciones con divisas y en las operaciones empresariales con el exterior. En este caso, nos referimos a las decisiones de los principales organismos monetarios internacionales, como el BCE o la Reserva Federal de Estados Unidos, que han adquirido una relevancia completa en el contexto económico mundial.
"El puesto está en el vórtice de la innovación y la transformación empresarial"
A la vista de las competencias tradicionales del director financiero y de aquellas otras que ha ido adquiriendo en virtud del acelerado proceso de innovación tecnológica que estamos viviendo y de la globalización de los mercados, podemos afirmar que estamos ante una función directiva compleja, en la medida que asume múltiples y novedosas competencias, y sometida, por tanto, a un rápido proceso de reinvención que aún no ha terminado. Todo ello, además, constituye todo un reto para las pymes, tradicionalmente dotadas de menores recursos, que deberán apoyarse en aliados tecnológicos externos que aporten conocimiento, análisis, control y anticipación a las necesidades de la empresa relacionadas con la esfera financiera.
La buena noticia para los profesionales de la planificación y el control financiero es que con toda claridad han sumado enteros en su cotización y su papel resulta hoy crucial para el desarrollo de las empresas, ya se trate de la implantación de nuevos modelos de negocio, el salto a nuevos mercados o la evolución hacia el nuevo paradigma digital. Su puesto, hoy más que nunca, está en el vórtice de la innovación y la transformación empresarial, y ese desafío introduce presión en su desempeño para mantenerse siempre al día y dar una respuesta eficaz y eficiente en todos estos frentes.
Duarte Líbano Monteiro es director general de Ebury.