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Contante y sonante

EE UU es un quebradero de cabeza para la banca, pero hay que estar

Thinkstock / R.S.

También me refiero a sus consecuencias en este mercado y en el mexicano (mal pinta para BBVA y en menor medida para Santander si el ya presidente de EE UU cierra el comercio con ese país), lo digo en general. Es un gigante en el que la banca española no logra amoldarse, le cuesta. Pese a ello, hay están.

Diez años después, BBVA no ha cubierto todavía el coste de la inversión

Santander fue el primer banco español en poner una pica en ese país. En agosto de 1989 compra un 3% del grupo Kemper para reforzar su presencia en EE UU, y en 1991 adquiere el 13,3% del banco First Fidelity Bancorporation, participación que más tarde venderá, y no será hasta 2009 cuando entra en el negocio de la banca comercial en EE UU con la adquisición de Sovereign. Desde entonces la entidad que preside Ana Botín ha intentado rentabilizar su presencia en este país, pero sin mucho éxito a tenor de los resultados de la filial en EE UU y de los disgustos que en los últimos ejercicios le está dado la Reserva Federal (FED). El banco central estadounidense volvió a suspender en junio pasado, y por tercera vez, los test de estrés. Tras el suspenso del año pasado, el banco acometió una profunda organización en su negocio estadounidense que implicó el cambio del consejero delegado tanto en Santander Holdings USA (Shusa), bajo cuya cabecera se agrupa toda la actividad americana del banco, como en la filial del crédito al consumo Santander Consumer USA (Scusa), pero pese a estas modificaciones volvió a quedarse a las puertas del aprobado.A ello se suma el hecho de que sus resultados en este país no son muy halagüeños. En los nueve primeros meses del ejercicio ha ganado en EE UU 381 millones de euros, el 42,3% menos que un año antes. La idea del banco hace unos años era seguir creciendo en este país con la compra de algunas carteras de negocio, o incluso alguna firma más, pero la idea se ha abandonado ante el panorama de volatilidad internacional en general, en EE UU en particular y ante los líos regulatorios del país, con normas diferentes a las europeas, lo que complican aún más las cosas, algo de lo que se ha quejado la banca con presencia en la nación norteamericana.

Guindos quiere que Linde siga en el BdE y Linde quiere seguir. Todos contentos

El caso de BBVA no es muy diferente. El banco que preside Francisco González cuenta con una estructura más simple que Santander en EE UU. No tiene los problemas de los test de estrés, pero pese a sus esfuerzos su filial no logra cumplir con los objetivos que marca el grupo. En casi la década que lleva BBVA allí con su filial no ha conseguido cubrir aún el coste de inversión, aunque parece que puede conseguirse en 2017 o 2018. BBVA ganó en el mercado estadounidense 298 millones, un 24,4% menos que un año antes.Pese a todo, y a reconocer la complejidad de ese mercado, y de no haber logrado que sus posiciones allí sean aún rentables, ambas entidades consideran que tienen que estar en EE UU pese a todo. Ya lo dijo el consejero delegado de BBVA, Carlos Torres, en la presentación de resultados del tercer trimestre: “EE UU no solamente merece la pena sino que es el sitio que a futuro hay que estar, es el mercado más grande del mundo con los fundamentales muy fuertes, muy atractivo, y con un proceso de digitalización que es el más avanzado del mundo, con lo que tienen todos los ingredientes para que una estrategia como la nuestra pueda tener éxito allí”.

Banco Sabadell, igual que Popular, tiene escasa presencia en EE UU. Ambos han tanteado el mercado bien para ver si les convenía vender su filial allí o crecer con alguna compra. Sabadell ha optado por quedarse allí (aunque todo puede cambiar). Popular escucha informalmente ofertas para la compra de su filial Total Bank, pero no ha abierto un proceso de venta porque las proposiciones que le llegan no le han convencido y el banco sigue siendo rentable. Habrá que esperar a ver qué pasa en los próximos meses. Eso sí, a todos el triunfo de Trump les ha pillado con el pie cambiado.

Y cambiando de tema. El ministro de Economía, Luis de Guindos, y el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, estarán contentos. Ante los rumores que apuntaban a que Guindos quería prescindir de Linde, y aprovecharía la salida en enero del subgobernador Resto y para elegir un nuevo equipo, el responsable de Economía ha optado por desmentirlos. Quiere que Linde siga los 18 meses que le quedan. Y Linde ha dicho, aunque no públicamente, que no entraba en sus planes dimitir. Todos contentos.

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