Industria y sindicatos meten presión a Juncker contra el acero de China
Carta al presidente de la Comisión Europea para subir los aranceles
La semana próxima es clave para China, que mantiene desde hace años una batalla en todos los frentes políticos para lograr la consideración de economía de libre mercado, que eliminaría gran parte de las trabas a sus exportaciones. La Organización Mundial del Comercio (OMC) tiene marcado en su agenda en rojo la jornada del próximo día 9 de noviembre, para tratar esta cuestión, que preocupa mucho a la industria europea, especialmente a la siderurgia, que ya habla de la posible “desaparición de todo un sector”, que da trabajo en el ámbito comunitario a dos millones de personas.
Con una tensión en aumento a medida que pasan los días, las mayores organizaciones sindicales e industriales del viejo continente han remitido una carta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para que tome medidas antidumping contra el acero chino que sean realmente efectivas, como la subida de aranceles, y que eviten las “trampas” que realizan los competidores asiáticos en sus exportaciones a la UE.
La misiva, a la que ha tenido acceso este periódico, está firmada por Luca Visentini, secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC, en sus siglas en inglés), que representa a organizaciones de 39 países con 45 millones de afiliados. También aparece la rúbrica de Luc Triangle, asimismo secretario general de IndustriAll. Esta asociación sindical cubre diversos sectores. No solo la siderurgia, sino también la energía, minas, química, petróleo y gas, entre otros relacionados con el acero.
244% es la diferencia de gravamen a las importaciones de China entre Estados Unidosy la UEen algunos productos siderúrgicos, como la chapa laminada en frío.
2 millones de empleos, entre puestos directos e indirectos, están en juego en Europa.
Por el lado empresarial, la carta lleva la firma de Inés Van Lierde, presidenta de Aegis Europe, una asociación de industrias que suman unas ventas anuales de 500.000 millones y que vela porque se respeten las reglas de un comercio internacional igualitario. Unesid, la patronal española del sector siderúrgico, integrada en Aegis, suscribe la carta, en cuya elaboración ha participado como asesor Andrés Barceló, director general de Unesid.
En la comunicación por escrito, Juncker recibe varios recados. Los firmantes reconocen que la economía mundial ha cambiado en los últimos años, así como el papel de China en los negocios internacionales. Pero exigen un análisis exhaustivo de los precios y costes de las siderúrgicas del país comunista, para calcular los aranceles que puedan ser efectivos y que le coloquen en igualdad de condiciones con respecto a los fabricantes de acero de la UE. Fuentes del sector han manifestado que con un gravamen del 20%, las industrias de China se sienten muy “cómodas” y todavía con un margen de rentabilidad alto para colocar sus productos en Europa a través de una serie de “trucos” comerciales.
La siderurgia de la Unión Europea se mira en el espejo de Estados Unidos. Si las importaciones de acero corrugado al circuito europeo están gravadas con un 21%, Estados Unidos carga un 133%. En inoxidable, la diferencia va del 25% al 255%. Y con respecto a la chapa laminada en frío, la distancia aumenta (del 21% al 265%).
Andrés Barceló ha comentado que la Comisión Europea sí que ha cambiado, de forma positiva, su actitud sobre China, y reconoce la comparativa con Estados Unidos. Todo pasa por encontrar “un espacio neutral”, entre las ambiciones legítimas de China y la salvaguarda de la industria europea.
La misiva fue una iniciativa del parlamentario europeo Édouard Martin, un francés que fue un antiguo sindicalista en ArcelorMittal. Otros 32 eurodiputados también la suscriben, entre ellos los españoles Inmaculada Rodríguez-Piñeiro (PSOE) y Pablo Zalba (Partido Popular).
Exceso de 400 millones que va fuera
La siderurgia de China tiene una sobrecapacidad de 400 millones de toneladas de acero que tiene que colocar en otros países por la ralentización de su economía. Sus competidores europeos se quejan de que el país comunista no respeta ni la legislación medioambiental ni los mínimos salariales con los que tienen que operar en el ámbito comunitario. Pero las protestas dan igual, porque las bobinas fabricadas por el país comunista siguen llegando a Europa.
España es su tercer cliente en el circuito comunitario. Según los datos de Unesid, las siderúrgicas nacionales incrementaron un 5% sus ventas en 2015 en el mercado local, pero el incremento real de la demanda doméstica fue del 9,7%. Es decir, 4,7 puntos de cuota que fueron a parar a los fabricantes chinos de acero, que se beneficiaron de la reactivación de sectores como los de manufacturas metálicas, automoción y construcción, este último todavía despertándose del largo letargo de la anterior crisis económica. La larga sombra del acero chino también afectó a las ventas de España en Europa, que se recortaron en 2015 en un 6,3%.