Un fondo táctico para el petróleo
En lugar de centrarse en los ‘swing producers’, el equilibrio del mercado de crudo podría conseguirse desde la demanda
El mercado del petróleo está roto. La volatilidad está minando la seguridad energética global y aumentando el riesgo geopolítico. Llegar a un acuerdo para reducir la producción dentro de la OPEP está resultando difícil, y, en cualquier caso sería difícil hacer que se cumpliera. En lugar de mirar a los llamados swing producers (Estados cuyas fluctuaciones productivas pueden afectar al mercado), hay una alternativa: crear un swing consumer. O, por decirlo de otra manera, un “fondo de petróleo táctico”.
El colapso de los precios del petróleo desde 2014 ha costado a los productores en torno a 1,6 billones de euros al año. Los exportadores de petróleo ricos han recortado gastos y han recurrido a sus ahorros, mientras que los más pobres están sufriendo intensas presiones políticas y económicas. Los recortes de gastos de capital han provocado la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo y una fuerte caída de los descubrimientos de pozos, lo que perjudica a la seguridad energética a largo plazo. Los bajos precios del crudo también han ralentizado la transición a energías más limpias.
En realidad, la cantidad de petróleo que tendría que desaparecer del mercado para conseguir un equilibrio es muy pequeña. El exceso de suministro es inferior al 2% de la producción. Un recorte sostenible y unificado por ese 2% aumentaría drásticamente los precios. Pero factores políticos y la incertidumbre en torno a cómo se comportarán los productores estadounidenses de shale han llevado a muchos productores a aumentar su volumen para ganar cuota de mercado. El mercado ya estaría equilibrado si la producción se hubiera mantenido a niveles de 2014.
La OPEP ha propuesto un recorte de algo menos del 1% de la producción, que deberá de aprobarse a finales de noviembre. Pero Libia, Irán, Irak y Nigeria ya están optando por salirse del acuerdo y están aumentando la producción. Históricamente, los miembros han ignorado las cuotas, pues saben que los datos de producción tardan meses en conocerse. Países que no pertenecen a la OPEP como Rusia han sido invitados a participar en los recortes, pero no tienen incentivo para hacerlo. Eso deja en la práctica los ajustes en manos de los swing producers del Golfo, como Arabia Saudí.
La cantidad de barriles que tendría que desaparecer del mercado para estabilizarse es solo un 2% de la producción
Hay una alternativa: centrarse en la demanda. Un fondo de petróleo táctico –FPT– podría asumir el trabajo de añadir o sacar barriles del mercado. Por ejemplo, podría comprar cuando los precios a corto estuvieran por debajo de los futuros (lo cual indica exceso de oferta). Y podría vender en el caso contrario.
Puede sonar delicado. Después de todo, a los miembros de la OPEP no se les da demasiado bien coordinarse. Pero pagar, por ejemplo, una cantidad mensual de efectivo a un fondo sería mucho más fácil de aplicar que los recortes a la producción, que afectan a la soberanía nacional. Los países ricos podrían avalar a los pobres e incluso recurrir a los mercados de capital para participar. El fondo podría eliminar el exceso de barriles con gran flexibilidad, compensando los desequilibrios geográficos, de producto y de exportación, según fuera necesario. Utilizando el apalancamiento y los derivados, el impacto del fondo sería aún mayor.
Por supuesto, comprar sólo tiene sentido si el fondo también está dispuesto a vender cuando los precios son altos. Para que esto suceda, el FPT tendría que gestionarse de forma relativamente independiente, con el mandato de mantener la estabilidad de los precios y la disponibilidad de suministros.
Para los productores, la creación de un FPT tiene mucha lógica. Si el mercado ve sostenible la estructura final, ya optimizada, podría subir en 9 euros la curva de precios del petróleo, y sumar 321.000 millones o más a los ingresos anuales de los productores.
Para los consumidores, puede sonar a cártel, pero la presencia de un swing consumer reduciría la volatilidad global y el miedo a situaciones extremas, lo que llevaría a decisiones más racionales y a garantizar el suministro futuro.
El fondo de petróleo táctico cambiaría la forma de funcionar de las economías del petróleo, acostumbradas a centrarse obsesivamente en la gestión del suministro; pero es su mejor oportunidad para arreglar un mercado roto. Debería beneficiar a largo plazo tanto a productores como a consumidores.