Internet, a expensas de las cosas
El ataque lanzado desde ‘webcams’ y otros dispositivos plantea dudas sobre la conectividad global
Twitter, PayPal, Spotify y otros importantes portales de internet cayeron el viernes por un ataque que hackeó cámaras web y otros dispositivos de la red para saturar un importante servidor. Es una clara advertencia para Cisco Systems, Alphabet y otros inversores en el llamado internet de las cosas acerca de los riesgos de seguridad de este sector.
Los cortes se produjeron después de que Dyn, una empresa que ayuda a dirigir tráfico web, fuera alcanzada por millones de solicitudes de datos falsas. Es una forma de sabotaje electrónico conocida como ataque distribuido de denegación de servicio. Este se lanzó desde dispositivos transformados en una red de ordenadores zombis.
Quizás fuera predecible que objetos cotidianos se unieran y atacaran con éxito la infraestructura de internet, pero el hecho es alarmante para el sector por el potencial de crecimiento del internet de las cosas. La inversión crece rápidamente. Alphabet, empresa matriz de Google, pagó 2.900 millones por Nest Labs, un fabricante de termostatos conectados en red. Cisco gastó a principios de año 1.300 millones de euros en el fabricante de software Jasper Technologies.
El FBI y el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense avisaron el año pasado de los riesgos de seguridad planteados por termostatos, cámaras de seguridad o monitores de fitness, advirtiendo de que las características del software que hacen que sean fáciles de conectar a internet podrían ser explotadas por los hackers.
Parchear los agujeros será difícil. Hangzhou Xiongmai Technology, proveedor chino de componentes para cámaras cuyas piezas fueron atacadas, anunció que retirará algunos productos y reforzará las contraseñas. Aun así, estos ataques pueden ser lanzados desde cualquier lugar, lo que significa que endurecer las normas de seguridad requiere una coordinación global. Para fabricantes, consumidores, inversores y Gobiernos por igual, el aumento de la conectividad plantea nuevas preocupaciones sobre las cosas.
El endurecimiento de las normas de seguridad requiere una coordinación global