Bola extra de dividendos
¿Entenderían ustedes a un compañero de trabajo que pide un adelanto de nómina porque no le llega para pagar el alquiler de una casa con piscina? Yo no, lo que no significa que no exista gente así. Y me cuesta entender a las empresas cotizadas que se empeñan en mantener contra viento y marea un dividendo excesivo que parece más pensado para comprar tiempo que otra cosa.
[Nunca me han gustado las comparaciones entre la economía familiar y la macroeconomía, aportan más confusión que claridad; si creen que no encaja siéntanse libres de zurrarme en los comentarios]
El Banco Popular cerró este verano una ampliación de capital por 2.000 millones de acciones, casi tantas como tenía hasta entonces. No sin problemas; lo hizo en la segunda ronda, en la que el inversor acude a la operación al precio de suscripción determinado (1,25 euros) sin tener que poseer o pagar por el derecho de dicha suscripción. Tres meses después, y sin que las dudas sobre la banca se hayan despejado (más bien al contrario), el banco anuncia que regresa al dividendo en efectivo.
La situación empresarial de Telefónica no es comparable, ni de lejos, pero sí lo es el empeño en mantener contra viento y marea una determinada retribución al accionista. Actualmente es una de las mayores del mercado, en torno al 8%. Pero, en paralelo a esta generosidad, la firma ha intentado vender dos veces Telxius y otra O2, con el objetivo de mantener cuidadas las finanzas y estable el rating.
¿Se pagan demasiados dividendos en España? Es posible. Bloomberg da un dato de payout (porcentaje de beneficio dedicado a dividendos) agregado para el índice (64%) inferior al del Euro Stoxx 600 (71%), pero omite numerosas empresas. En conjunto, la rentabilidad del índice es superior a la media europea. Lo que no tiene nada de malo; al contrario, es positivo. Lo malo es cuando un dividendo no es sostenible. O, mejor dicho, cuando el mercado cree que no es sostenible, ya saben que la realidad aquí es un tanto relativa.
Suena raro que una empresa, como el Popular, pida dinero a unos inversores y poco después tire de la recién engrosada chequera para retribuir a estos (y otros) inversores. Entiendo que en el entorno de tipos cero y bajo crecimiento una seducir al inversor al inversor es una tarea difícil, así que supongo que será eso. Pero me suena raro porque, si el fondo del negocio no cambia, se gana poco más que tiempo. Y suena raro de verdad, también, en estos años en los que tanto hemos escuchado las virtudes de la austeridad y no gastar de más.