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Secretos de despacho

Pepita Marín: “Lo hemos intentado, pero los hombres no quieren tejer”

Pepita Marín dirige We Are Knitters, la empresa que ha vuelto a poner de moda tejer.

Pepita Marín, consejera delegada y cofundadora de We Are Knitters.
Pepita Marín, consejera delegada y cofundadora de We Are Knitters.Juan Lázaro
Javier García Ropero

La teoría dice que, para que una startup sea una excepción y consiga sobrevivir en el tiempo, debe encontrar una idea y un producto ingeniosos, rompedores, que nadie haya sido capaz de ver antes. Pero a veces ocurre que la mejor idea se encuentra en un vagón de metro, y ni siquiera tiene que ser revolucionaria.

Es el caso de We Are Knitters (somos tejedores, en su traducción al castellano), una startup española que nació en 2011 y cuyo negocio sigue creciendo basándose en una de las prácticas más antiguas que los tiempos modernos no han conseguido extirpar: tejer.Al modo clásico, sin mediación de la tecnología, con un ovillo de lana y una o dos agujas, según la pericia de cada uno. Su consejera delegada y cofundadora es Pepita Marín (Madrid, 1987), quien junto a Alberto Bravo vio la oportunidad en el metro de Nueva York: “A los dos nos gustaba la moda y teníamos en mente emprender, pero no tan rápido. En Nueva York vimos a gente joven tejiendo en el metro, y que era algo que empezaba a estar muy de moda”.

Estos dos extrabajadores de PwC lo vieron claro y, cinco años después, We Are Knitters cerrará el ejercicio superando los cinco millones de euros de facturación y logrará alcanzar la rentabilidad. A través de su web, el cliente elige una prenda que va a tejer él mismo, ya sea una chaqueta, una bufanda o un jersey, y la empresa le proporciona todo el material. Aunque más que empresa de comercio electrónico, ellos se definen como “marca online”. Todo con un equipo de 26 personas en su oficina del Madrid, donde predominan los perfiles de marketing, en un espacio diáfano que empieza a quedarse pequeño. Allí se unen trabajadores de distintas nacionalidades, porque alrededor del 90% del negocio de la empresa está en el exterior: el 65% entre Alemania y Francia, y un 30% en EEUU.

Este año, el quinto desde su creación, esperan facturar más de cinco millones de euros

Algo natural, opina Marín, y que está en el ADN de la compañía, partiendo desde el nombre:“A los pocos meses de poner en marcha la empresa ya nos llegaban pedidos de fuera. Vimos que la oportunidad real estaba allí, donde hace más frío y tejen más”.

Durante los dos primeros años de la empresa, sus dos socios se encargaban de todo:diseño, atención a clientes, gestión de pedidos nacionales e internacionales, compra de materiales... “Decíamos que éramos los pobres de las startups”. Ahora acumulan 66.000 pedidos, a falta de que llegue la temporada de mayor actividad para la empresa,el invierno, que, como explica Marín, representa el 60% de la facturación del año.

La cofundadora deja claro que el de We Are Knitters no es un caso de pasión convertida en modo de vida. “Lo que nos hizo ver que el negocio podía tener futuro era que, al terminar de tejer la primera prenda, nos dieron ganas de compartirlo en Facebook. Vimos que tenía posibilidades de que fuese realmente viral”. Yel tiempo les dio la razón.Superan los 355.000 seguidores en Facebook o 120.000 en Instagram.

Marín encuadra su idea en un “nicho de iniciación y cool”, y atribuye su éxito a dos aspectos:“El primero, que en un paquete damos todo lo que se necesita para tejer. Para un principiante, ir a una mercería puede ser un reto, y esto lo facilita mucho. Y el segundo, la imagen. Queríamos impactar en gente joven, y eso se ve en las fotos, y también en las lanas, que son 100% naturales y están hechas para nosotros, con los colores que vamos eligiendo”.

El 99% de sus clientes son mujeres, a pesar de intentar atraer una mayor clientela masculina. "Lo hemos intentado, con modelos específicos para hombres… se ha intentado pero no responden, y como no responde, pues mejor dejarlo" .El siguiente objetivo pasa por el mercado internacional. En concreto, por hacer de Australia otro país de knitters.

Juan Lázaro

La mesa de la abuela

A medida que el negocio sigue creciendo, el espacio empieza a ser una cuestión importante para We Are Knitters. Su consejera delegada, Pepita Marín, reconoce que, en no demasiado tiempo, tendrán que buscar una nueva oficina, aunque tiene claro que será, como hasta ahora, en el centro de Madrid. “Es uno de nuestros principios, porque da mucha calidad de vida a la gente que trabaja con nosotros”, afirma. Su oficina actual está presidida por una gran mesa gris, la cual ha estado presente en la historia de la empresa desde sus inicios. “En la primera oficina tuvimos que llevar cada uno cosas de nuestra casa y yo traje la mesa, aunque no había mucho espacio y quedaba un poco encajada. Nos ha seguido acompañando hasta ahora, y no me he querido desprender de ella porque es de mi abuela. Y la sigo manteniendo porque me da buena suerte. Creo que si me desprendiera de ella, no nos iría tan bien. Y en la siguiente mudanza, también vendrá”, explica Pepita Marín.

Si la compañía sigue en evolución y seguirá incorporando trabajadores, aunque no al ritmo que ha experimentado en los últimos tiempos. Marín reconoce que la contratación ha sido una de las cuestiones más complejas, además de los obstáculos habituales que se encuentra cualquier emprendedor:“España no es el mejor país para emprender. Hay tantos baches..., y no solo las trabas burocráticas, son lo de menos. A nosotros nos fríen a impuestos”, critica.

Aun así, Marín se reconoce enganchada al trabajo y quiere que su equipo trabaje por resultados. “No nos gusta eso de entrar a las 9.00 y salir a las 18.00. Nos hemos estructurado para que no haga falta darse los palizones que nos dábamos al principio”.

Sobre la firma

Javier García Ropero
Redactor de la sección de empresas, especializado en distribución, gran consumo y economía del deporte. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en información económica de la UIMP. Desarrolla su carrera en CincoDías desde 2011 tras haber pasado por El Mundo y Vocento.

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