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El caso Barroso arrastra a Gamesa y Ferrero-Waldner

El fichaje de José Manuel Barroso por Goldman Sachs ha removido la sentina de la Comisión Europea. Y con la sacudida han emergido otros escándalos encubiertos por el antiguo presidente de la CE, como un contrato secreto de la ex comisaria Benita Ferrero-Waldner con la compañía española Gamesa.

El contrato secreto fue investigado por la Defensora del Pueblo europeo, que en junio de este año publicó un duro informe contra la Comisión Europea (here) por no haber tomado medidas tras descubrirse la ocultación de información. Pero el documento de la Ombudsman no mencionaba el nombre del ex miembro de la Comisión que había violado las normas sobre conflictos de interés, porque ese antiguo comisario se quejó al Supervisor europeo sobre Protección de datos.

Esta semana, sin embargo, a rebufo de los escándalos de Barroso y Neelie Kroes (que ocultó su participación en una compañía en Bahamas), el diario holandés Volkskrant (hier) ha revelado que el informe de la Defensora del Pueblo atañe a la austriaca Benita Ferrero-Waldner, comisaria europea desde 2004 a 2010.

Ferrero-Waldner provocó cierto revuelo cuando nada más dejar la Comisión fichó por Gamesa, pero las condiciones de ese contrato fueron autorizadas por Bruselas. Lo que no se sabía hasta ahora es que la ex comisaria firmó un segundo contrato en secreto. Una fuente anónima envió una copia de ese contrato a la Defensora del Pueblo, que lo trasladó a la Comisión

El comité ético de la Comisión revisó el contrato y señaló que, de haber sido informado en su momento, hubiera concluido que no ofrecía garantías suficientes sobre las obligaciones integridad exigidas a los ex miembros del organismo comunitario. Una violación de esas obligaciones puede conducir a la suspensión de la jugosa pensión que cobran los antiguos comisarios.

A pesar del duro veredicto del Comité ético, la Comisión decidió enterrar el asunto (here) y darse por satisfecha con las explicaciones ofrecidas a posteriori por Gamesa y Ferrero-Waldner.

La Defensora del Pueblo, en el informe de hace tres meses, acusa a la Comisión de mala administración por esa benevolencia con la ex comisaria. Y pide que en el futuro Bruselas responda con castigos adecuados a la gravedad de la infracción cuando se descubra que un antiguo miembro no informó de alguna de sus actividades.

La Comisión, proclive últimamente a negar la realidad, intentó ayer desentenderse del caso aduciendo que se trata de agua pasada (aquí). Ese argumento no tranquiliza a la opinión pública. Y, además, la CE tiene ya sobre la mesa un caso similar, con la ocultación de Kroes. Tras revelarse el caso Ferrero-Waldner, el organismo comunitario no tendrá tan fácil darle carpetazo como si también fuera agua turbia pasada.

Imagen: Benita Ferrero-Waldner, en su etapa como comisaria europea (tomada de la CE, aquí).

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