Moritz, la cerveza que fluye por las venas de Barcelona
Es la marca cervecera más antigua de España y, a la vez, una de las más nuevas. Creada en 1856, fue relanzada en 2004 después de 26 años desaparecida.
Las empresas cerveceras con más solera hunden sus raíces más profundas en la tradición familiar. Aunque, en la mayoría de los casos, esos vínculos de sangre van perdiéndose con el paso de los años, pasando a manos de los grandes grupos cerveceros que dominan hoy el mundo y que, dada la situación actual del mercado, prometen seguir saciando su sed de inversión. No son muchas las marcas que conservan ese vínculo casi romántico con sus inicios. Ocurre que una de ellas corresponde a la marca cervecera más antigua de España de las que hoy siguen en activo.
Una vía de negocio que vamás allá de la cerveza
Dado el calado que Moritz llegó a tener en la sociedad barcelonesa, el retorno de la marca no podía quedarse únicamente en el relanzamiento de su cerveza. Lo que antiguamente era la fábrica, hoy es un espacio de 4.500 m2 donde conviven distintos conceptos gastronómicos y una pequeña zona de producción, que surte los grifos del espacio más popular, la cervecería, abierta de 6 de la mañana a 3 de la madrugada. La carta incluye referencias de la gastronomía bávara, meca de la cerveza alemana, como codillo, salchichas o chuletas de cerdo. Estos conviven con el roesti alsaciano, una preparación a base de patata rallada, beicon y queso munster, un homenaje a los orígenes de la familia fundadora.
En otro de los espacios de la amplia fábrica Moritz ha abierto el Bistrot de Vins, un área dedicada a la degustación de vinos catalanes y del resto de la Península, con más de 700 referencias, acompañadas de una carta con 25 propuestas para maridar los caldos, pero siempre con un estilo desenfadado.
En el sótano de la sede de Moritz está la última novedad, el restaurante Louis 1856, de cuya dirección se encarga el chef con estrella Michelin Jordi Vilà. Con base de cocina francesa, pero también con toques italianos y reminiscencias a la gastronomía alsaciana. Además, la familia heredera también ha recuperado y reformado el Bar Velódromo, manteniendo su diseño de principios del siglo XX.
El culpable fue Louis Moritz, un hombre que llegó a Barcelona en 1851 procedente de Pfaffenhofen, localidad de la región francesa de Alsacia. Una zona que, por su cercanía con el sur de Alemania, ha cultivado una profunda cultura de la cerveza. Moritz era un conocedor de los procesos de elaboración y de los detalles precisos para hacer una buena cerveza. De hecho, ese fue su primer trabajo al llegar a Barcelona, cuando apenas contaba con 21 años. Oficiaba de maestro cervecero en la fábrica de otro francés, Ernest Ganivet, de quien se hizo socio para, después, ejercer como administrador y director de la fábrica.
Era una época de industrialización en Barcelona y, por tanto, de cambios en el sector cervecero. En 1856, la compañía que encabezaba Ganivet fue liquidada y Moritz tomó el relevo, pasando a ocupar una fábrica en la calle del Portal de Santa Madrona, en el Raval, cerca de donde ahora se sitúa el monumento a Colón en la capital catalana, teniendo como socio a Celestino Zinsfomann. De ahí que la nueva empresa tuviese el nombre de Luis Moritz y Cía., tal y como describe Xavier García Barber en el libro La cerveza en España. Orígenes e implantación de la industria cervecera (LID Editorial). En 1859, la incipiente factoría se estaba quedando sin espacio y adquirió las instalaciones aledañas de Juan Maurer, quien había levantado la primera fábrica cervecera de cierta importancia en la ciudad.
Moritz era quien dirigía y supervisaba todo el proceso de producción de la cerveza. La demanda de esta bebida seguía creciendo, lo que obligó a buscar un nuevo emplazamiento.Eligieron una zona, por entonces, en expansión:la ronda de Sant Antoni, donde comenzó a levantar su nueva planta de producción en 1862, aunque, como indica García Barber en su obra, no estaría terminada hasta años después. Una mudanza definitiva, porque Moritz no volvió a moverse desde entonces. Aquellas instalaciones se convirtieron en la mayor fábrica de cerveza de la ciudad durante décadas, aumentando su tamaño progresivamente.
La Exposición Universal de Barcelona de 1888 otorgó la Medalla de Oro a Moritz por la calidad de su producto. Ese creciente prestigio permitió abrir nuevas vías de negocio, como la Cervecería Moritz, que fue sede social de F. C. Barcelona a principios del siglo XX. Quien quería una cerveza fresca acudía a Moritz, ya fuese a su propio establecimiento o al Bar Velódromo, donde solía reunirse la élite cultural de la ciudad.
El fundador fallecería en 1920, dejando el negocio en manos de sus hijos y una cerveza convertida en símbolo de la Ciudad Condal. En 1922, la empresa pasa a llamarse Fábrica de Cervezas Moritz, SA. En los años treinta, su cuota de mercado era del 34% en Barcelona, y sus ventas, salvo el periodo de la Guerra Civil, no dejaron de crecer hasta los años setenta. En la década anterior se había fusionado con Lamot, que producía cerveza de cava, creando Cervezas de Barcelona,pero la crisis del petróleo de los setenta acabó con la compañía y, por tanto, con Moritz. Mas el espíritu del joven alsaciano siguió vivo y en 2004, la quinta y la sexta generación de la familia revivieron la marca y la antigua fábrica, convertida hoy en sede social y amplio espacio de restauración.
Cronología
1851. Louis Moritz llega a Barcelona procedente de Alsacia y dos años más tarde empieza a trabajar en la fábrica de cervezas de Ernest Ganivet, dado su conocimiento de los procesos de producción. 1856. La sociedad de Ganivet se liquida y Moritz, con su socio Celestino Zinsfomann, toma el relevo. Empiezan a producir su propia cerveza en una fábrica ubicada en la calle del Portal de Santa Madrona, en el Raval.
1859. La empresa Luis Moritz y Compañía compra la fábrica de Juan Maurer, la primera de gran tamaño que se había instalado en Barcelona.
1862. La compañía adquiere unos terrenos en la ronda de Sant Antoni, donde estableció su fábrica definitiva para las siguientes décadas. Esta se convirtió en la mayor productora de cervezas de la Ciudad Condal.
1897. Se abren nuevas vías de negocio para la empresa, que inaugura la célebre Cervecería Moritz, en un local cercano a la fábrica de cerveza. El espacio sirvió de sede social al F. C. Barcelona en los inicios del siglo XX. Es allí, en 1910, donde sus socios eligen a Joan Gamper presidente por segunda vez.
1920. Louis Moritz fallece en Barcelona, dejando el negocio a sus herederos. Estos, dos años más tarde, cambian la denominación de la empresa a Fábricas de Cerveza Moritz, SA.
1926. Moritz sirve cerveza a la familia real española. Los archivos de la compañía conservan una carta en la que Alfonso XIIIagradece el envío de dos cajas de cerveza, en octubre de ese año.
1936. La fábrica de Moritz es colectivizada con motivo de la Guerra Civil y seguiría produciendo cerveza durante el conflicto.
1962. Moritz se fusiona con Lamot y crean Cervezas Barcelona, SA, para aumentar la producción. En 1978 la sociedad se disuelve y Moritz desaparece.
2004. La quinta y la sexta generación reviven Moritz en el mismo emplazamiento.