Despropósito en la CNMV
Es defendible preferir otro perfil que el de Elvira Rodríguez, pero una prórroga provisional de su mandato habría sido lo más razonable
La labor de vigilancia que ejerce la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CMV) es insustituible en una economía avanzada. Pero este organismo queda descabezado y al borde de la parálisis, en una de las muchas consecuencias del bloqueo político. Elvira Rodríguez abandona la presidencia este jueves sin que los partidos hayan sido capaces de pactar una interinidad en espera de que un nuevo Gobierno proponga su sustitución. No ha estado diligente el Ejecutivo en funciones al buscar ese acuerdo con las fuerzas políticas. Planteó el asunto dentro de un paquete de medidas económicas llamadas urgentes, de las que semanas después seguimos sin noticia. El vacío de poder en la CNMV deja inhábil a su comité ejecutivo, por falta de cuórum, lo que obligará a llevar el día a día al consejo, pero este también se paralizaría en enero, cuando causen baja como está previsto dos consejeros.
Elvira Rodríguez había sido rechazada por Ciudadanos por su perfil político. Es verdad que ha ocupado altos cargos con el PP (Aznar la hizo ministra), pero nadie ha discutido su capacidad ni su autonomía en sus funciones. Es defendible preferir otro perfil para el puesto, pero una prórroga provisional de su mandato habría sido más razonable en un país cuyas instituciones y mercados necesitan de una vez volver a la estabilidad.