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Inversiones inmobiliarias

Marina d’Or promete el 7% para lograr liquidez con la venta de pisos

La letra pequeña matiza que la rentabilidad del 7% con alquiler garantizado será de “1, 2, 3 o más años, según acuerdo”

Vista del complejo Marina D’or, situado en Oropesa del Mar (Castellón).
Vista del complejo Marina D’or, situado en Oropesa del Mar (Castellón).

El otrora emporio hotelero e inmobiliario Marina d’Or ha lanzado una agresiva campaña publicitaria para conseguir ingresos. Ofrece apartamentos desde 130.000 euros y locales comerciales desde 200.000 con una rentabilidad “garantizada” del 7%.

El imperio creado por Jesús Ger comenzó a resquebrajarse al mismo tiempo que estallaba la burbuja inmobiliaria en España. La Ciudad de Vacaciones, que llegó a comercializarse en la City londinense como el mejor lugar para veranear y como un retiro dorado para los jubilados británicos, está recurriendo a técnicas agresivas de publicidad para elevar las ventas a corto plazo.

La campaña, presente en la mayor parte de la prensa nacional, pone negro sobre blanco, y a tamaño gigante, el siguiente eslogan: “7% de rentabilidad garantizada”. En letras más pequeñas, se explica que es una oportunidad de inversión en establecimientos comerciales en pleno funcionamiento con amplia clientela y en apartamentos en primera línea de playa. Matizan que la rentabilidad del 7% con alquiler garantizado será de “1, 2, 3 o más años, según acuerdo”.

La realidad es que la filial hotelera del grupo, que no está en concurso de acreedores, como sí ocurre con la promotora, es la que vende ese ladrillo.

87,5

millones de deuda de Hoteles Marina D’or vence a partir de 2019, según las últimas cuentas de la sociedad depositadas, correspondientes a 2014.

627

mil euros ganó la filial hotelera del emporio situado en Oropesa del Mar (Castellón) en 2014. El ejercicio anterior había perdido un millón de euros.

5

es el número de hoteles con el que cuenta el complejo. Dispone de varias instalaciones de ocio y un gran balneario. Su edificación masiva arrancó en los años 90.


Hoteles Marina d’Or comercializa desde el pasado verano con ese gancho viviendas y locales desde 130.000 euros las primeras y desde 200.000 los segundos. En un principio, la rentabilidad garantizada (la cursiva no es una casualidad) era del 4%, y en septiembre la subió hasta el 7%.

El mecanismo es sencillo. La empresa se compromete a pagar ese porcentaje sobre el precio de compra, con un contrato firmado de por medio, a cambio de que el dueño lo ceda en alquiler. “En realidad, son apartamentos que ya gestionaban los hoteles y que por su situación ofrecen una seguridad casi total de que se van a ocupar; de ahí, que se prometa esa rentabilidad”, señala un comercial de Marina d’Or. Un portavoz de la firma añade que la venta de estos apartamentos supone una inyección directa de tesorería y admite que estudian usar esta fórmula con más viviendas.

El dossier que muestra la plantilla de Marina d’Or dedicada a vender los apartamentos de la división hotelera asevera que la mercancía que ofrece llegó a pagarse muy cara. Las viviendas, de dos o tres habitaciones con entre 65 y 81 metros cuadrados y con vista frontal al mar, en el edificio Elcano, llegaron a los 300.000 euros en la etapa del monstruo del ladrillo. Los locales comerciales –desde heladerías hasta tiendas de ropa– que ofrecen el mismo porcentaje de rentabilidad que las viviendas, alcanzaron en su mejor momento los 400.000 euros.

El complejo hotelero e inmobiliario, con media decena de hoteles que van desde las tres a las cinco estrellas, también dispone en su interior varios instalaciones de ocio y un gran balneario. Es más, ya con una parte importante del imperio erigido, Jesús Ger llegó a plantearse su puesta de largo en el mercado de capitales. El año cumbre de las salidas a Bolsa en España antes de que la economía de todo el planeta saltara por los aires –2007, con 11 estrenos por cerca de 11.000 millones de euros– la promotora estuvo tanteando la posibilidad de debutar. Lo hizo Realia, filial inmobiliaria de FCC y de Caja Madrid por aquel entonces, y lo intentó, sin éxito, la promotora Tremón. Casi 10 años después de ese sondeo, la sociedad que garantiza el interés mensual, que para un piso de 130.000 euros sería de más de 9.000 euros anuales, contaba con unos fondos propios de 86,2 millones a cierre de 2014, el último ejercicio con las cuentas depositadas en el registro mercantil.

Comercializa apartamentos desde 130.000 euros y locales por 200.000

La firma obtuvo unos ingresos ese año de 38,6 millones, en línea con los del ejercicio precedente. El beneficio fue de 627.000 euros, frente a los números rojos de más de un millón de 2013. El calendario de vencimientos de deuda de Hoteles Marina d’Or, una sociedad limitada propiedad al 100% de Jesús Ger, estaba despejado a cierre de 2014. Para el pasado ejercicio, tenía que hacer frente a 1,2 millones;para el presente, a 1,4 millones; y para 2017, a 2,8. En 2018, el importe se amplía a 4,6 millones y a partir de 2019, a 87,5. En total, sumaba vencimientos por cerca de 100 millones.

La fórmula para vender apartamentos de segunda mano con un gancho de rentabilidad también fue utilizada por la promotora en los tiempos del boom. Entonces, el dinero adelantado en las cuotas mensuales de las promociones, aún por concluir, se remuneraba con porcentajes que llegaron al 5%. Finalmente, ese interés se descontaba del precio del piso.

Ahora, la rentabilidad del 7% supone multiplicar por 30 el tipo de interés medio de los depósitos entre uno y dos años, que de media pagaban un 0,23% en julio. La rentabilidad, sin embargo, no es tan descabellada en el mundo de inmobiliario. Fuentes del sector reconocen que es alta, pues en apartamentos vacacionales se ofrece en torno a un 4% en contrato, y que depende de la ocupación turística de la zona. En todo caso, existe riesgo, ya que es la sociedad hotelera la que asume el compromiso de pago de ese interés.

La división promotora, en concurso desde 2014

El origen del grupo Marina d’Or se remonta a la década de los ochenta, cuando Jesús Ger, un empresario dedicado a la venta de electrodomésticos, compró unas huertas en el municipio castellonense de Oropesa del Mar para edificar apartamentos a pie de playa.

Fundada en 1983, Marina d’Or puso de moda el concepto de ciudad de vacaciones con hoteles, parques temáticos, balnearios y apartamentos. Llegó a construir 15.000 pisos en una localidad con 10.000 habitantes inscritos.

La apuesta por el mercado inmobiliario al calor de los años del boom pesó en el grupo con el estallido de la burbuja. Así, en abril de 2014, Ger solicitó el concurso para su filial constructora y promotora, Comercializadora Mediterránea de Viviendas (Comervi), dejando al margen a la hotelera.

En 2014, las últimas cuentas que ha presentado en el Registro Mercantil, Comervi se anotó una facturación de 95,2 millones y un beneficio de 13,2. La compañía presentó un patrimonio neto negativo de 20,4 millones y se anotó pasivos de 194 millones, de los que 106 corresponden a deuda contraída con los bancos.

En la auditoría, fechada en abril de este año, el auditor deja constancia de que una de sus filiales, Platja Amplaries, amplió capital tras el concurso para dar entrada a dos sociedades radicadas en Luxemburgo. Una operación que supuso el cambio de manos de 225 millones de euros en inmuebles que podría ser recurrida ante el juez, tal y como lo fue por Sareb en una operación ejecutada en 2011.

Jesús Ger optó por la internacionalización a medida que crecía, con proyectos inmobiliarios en Marruecos, Bulgaria y Ecuador y se fijó como objetivo la creación de su proyecto estrella: Marina d’Or Golf. El Tribunal Supremo lo ha bloqueado.

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