La banca frenará el nuevo euríbor si baja más y perjudica su rentabilidad
Se espera que el rediseño del índice arroje tipos similares a los actuales
Las más de 60 entidades financieras de la eurozona que desde inicios de septiembre participan en el análisis de impacto de la reforma del euríbor que gestiona el Instituto Europeo de Mercados Monetarios (EMMI, por sus siglas en inglés), y que tienen que aportar datos de sus transacciones reales elegibles hasta finales de febrero de 2017, podrían poner objeciones al nuevo índice. Será así si la renovada fórmula de cálculo daña su negocio.
La nueva receta se basa en operaciones efectivas y no en estimaciones del mercado entre los propios bancos, como hasta ahora, y existe la posibilidad de que dé como resultado un valor que perjudique aún más la rentabilidad de la banca. Las entidades tienen referenciadas no solo la mayor parte de las hipotecas a este índice, sino también los créditos a empresas. El euríbor a un mes está en negativo desde enero del año pasado y a un año desde el 2 de febrero.
Fuentes conocedoras del proceso estiman que la actualización de la metodología, cuyo objetivo es reflejar la realidad actual al ampliar la muestra a todo el mercado mayorista, dotará de una mayor solidez al índice, aunque reconocen que este puede ser más volátil. En las pruebas realizadas en 2012 y 2013 la variación del nuevo euríbor frente al antiguo llegó a ser de 11 puntos básicos a la baja; un salto nada desdeñable considerando que al euríbor están vinculados productos por valor de 180 billones de euros. La mayor parte son créditos mayoristas, aunque también engloba créditos hipotecarios minoristas por un importe superior a un billón.
El EMMI trabaja para que finalmente las diferencias en las cotizaciones no sean significativas y el impacto en el margen financiero de las entidades sea mínimo.
–0,56%
Es la media en lo que va de septiembre del euríbor a 12 meses. Ayer cerró en el –0,06% y el mínimo, de –0,063% lo marcó el pasado mes de julio.
El organismo administrador del euríbor quiere contar con el visto bueno de la banca para poner a funcionar el nuevo indicador previsiblemente entorno al mes de junio de 2017. Es por eso que, una vez culmine hacia marzo el programa de verificación de datos y se compruebe que existe un volumen consistente de actividad, el EMMI, en su afán de transparencia, compartirá la información con todos los agentes implicados en el proceso y comprobará el grado de aceptación. Fuentes financieras aseguran que “si existiera un impacto significativo en relación al nivel actual, se realizaría una revisión metodológica para que no exista un salto evidente entre el antiguo euríbor y el nuevo euríbor, evitando la posibilidad de que fuese considerado un índice nuevo con los consiguientes riesgos judiciales”. Así, “si se produce esta revisión metodológica, es probable que se retrase la entrada en vigor del cambio”, señalan.
- Plan B
En previsión de posibles objeciones a las conclusiones del test de impacto, el EMMI está desarrollando un plan de contingencia que incluye al menos un par de índices alternativos. Uno sobre la base del mercado de repos –en el que los préstamos se realizan con un activo, usualmente deuda pública– como garantía– y otro sobre el de derivados, que es más profundo y muy líquido.
Los intereses de muchos actores están en juego
Evitar manipulaciones como las destapadas hace unos años fue la principal razón que llevó a las autoridades europeas a poner en marcha la maquinaria necesaria para elaborar un euríbor más transparente y regulado. Precisamente, un reglamento de la Comisión Europea publicado el pasado 12 de agosto y que puede consultarse en CincoDías blinda este índice, al que califica como crucial.
La onda expansiva del impacto del euríbor es gigante. Por ello, hay una multitud de organismos que vigilan de cerca el nuevo índice. El Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), la Autoridad Bancaria Europea (EBA), el supervisor europeo de los mercados (Esma), el BCE, la Comisión Europea y las patronales bancarias. En concreto, en España, la Asociación Española de Banca (AEB), la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito (Unacc) y la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) . La discrepancia entre los valores actuales del euríbor y los obtenidos con la nueva metodología podría suponer problemas de rentabilidad, si los números rojos se acentúan, o legales, si los valores son más elevados, para las entidades. En este último caso, empresas y particulares podrían aducir que se les ha modificado el índice reflejado en un contrato sin su correspondiente consentimiento.