CaixaBank más BPI: ¿qué opinan los analistas?
CaixaBank ha dado con la fórmula con la que ampliar capital sin recurrir a una ampliación que diluya la creación de valor para sus accionistas. La presión para reforzar capital por parte de los inversores comenzó a cobrar fuerza tras los test de estrés de finales de julio, en especial ante la perspectiva de la opa lanzada para tomar el control del portugués BPI. CaixaBank obtuvo vía libre el miércoles para esta adquisición, después de que la asamblea general de BPI aprobara finalmente la eliminación del blindaje de los derechos de voto, y al día siguiente anunció la venta del 9,9% de autocartera que genera 1.322 millones de euros con los que financiar la operación.
La acción no se resintió en la sesión del viernes y registró un descenso que se ajustaba al descuento del 3,67% con el que CaixaBank vendió 585 millones de acciones entre inversores institucionales. Los títulos de la entidad cerraron la semana en los 2,258 euros, prácticamente en línea con los 2,26 euros del precio de la venta de autocartera. Para los analistas, la operación despeja la incertidumbre sobre las necesidades de capital del banco, puesto que incluso en el supuesto de que la opa por el 55% de BPI que Caixabank no posee alcanzara un 100% de aceptación, el ratio de capital de máxima calidad quedaría en el 10,8%, según la plena aplicación de las exigencias de Basilea III. Al filo por tanto de cumplir el objetivo de un capital CET1 del 11%. Si el grado de aceptación es del 70%, lo que supondría que la accionista angoleña Isabel Dos Santos conservara su 20%, el capital sería del 11,2%.
El movimiento no ha sorprendido a los analistas, que sí ponen en cambio el foco en los desafíos que le quedan a la entidad por delante. CaixaBank hace una fuerte apuesta por Portugal, en un momento delicado para esta economía, que en el mes de octubre se juega la pérdida del rating de grado de inversión. La agencia DBRS es la única que aún lo mantiene a salvo del grado basura y el próximo mes anunciará el resultado de su revisión de la solidez financiera del país. “La banca de Portugal presenta una elevada morosidad, baja cobertura y un débil capital”, advierte Mediobanca sobre las debilidades del conjunto de mercado. La firma, que mantiene el valor en infraponderar, destaca aun así que BPI es “la mejor entidad dentro del grupo de bancos cotizados”, aunque su rentabilidad sobre recursos propios es de apenas el 3%.
Goldman Sachs señala que la opa por BPI tiene un impacto neutral en la perspectiva de creación para el accionista, teniendo en cuenta que se ha recurrido a la venta de autocartera. Pero señala dos riesgos claves para el valor, en el que mantiene una posición de neutral. Por un lado, la dudas sobre las sinergias de ingresos que genere la compra de BPI y por otro, una evolución del riesgo de crédito peor de lo esperado en Portugal y Angola. Con el control de BPI, CaixaBank asumirá riesgos en Angola ya que el banco portugués controla el 50,1% del capital del Banco de Fomento de Angola, una exposición que el BCE no ve con buenos ojos y sobre la que ha amenazado con multar a la entidad lusa. Mario Draghi ha dado cuatro meses a BPI, contando a partir de la conclusión de la opa, para rebajar esos riesgos y ahora deberá valorar si es suficiente con el compromiso alcanzado para vender el 2% de la filial angoleña, de modo que el capital caiga al 48,1% y permita así no consolidar riesgos a nivel global.
Credit Suisse también se mantiene neutral sobre el valor, “a la espera de una solución para Novo Banco para ser más positivos”. El mercado teme que la necesidad de nuevas ayudas para Novo Banco, del que se retrasa su privatización, impliquen al conjunto del sector con aportaciones al fondo de resolución.
portugués en Angola, para lo que ha dado un plazo de cuatro meses a partir del término de la operación. La entidad deberá además convencer a la comunidad inversora de su apuesta por Portugal en un momento difícil para la economía del país.