Salvador Gabarró: el ejecutivo incombustible
Forjado en los valores empresariales tradicionales y convencido de la importancia del trato personal, Salvador Gabarró deja la presidencia de Gas Natural Fenosa
"Ya es tiempo de dejarlo, pero de momento no me lo permiten”, aseguraba en tono de broma Salvador Gabarró (San Guim de Freixanet, 1935) el pasado mes de mayo durante la rueda de prensa previa a la junta de accionistas de Gas Natural Fenosa. El momento ha llegado y a los 80 años y con casi 12 como presidente de la compañía energética a sus espaldas y la fusión con Unión Fenosa como gran logro de su mandato, el directivo catalán abandona el cargo para retirarse definitivamente.
Y es que esta es en realidad su segunda jubilación. La primera se produjo en el año 2000, cuando a los 65 abandonó la gerencia de Roca Radiadores, empresa a la que dedicó la mayor parte de su carrera profesional y donde aprendió el funcionamiento de los negocios familiares. Pero poco después se incorporó al consejo de administración de La Caixa y luego al de Gas Natural, siendo nombrado presidente en 2004. Un periodo que Gabarró ha calificado como una “propina”.
Nacido en un pequeño pueblo leridano, estudió bachillerato en La Salle Bonanova y más tarde se doctoró en Ingeniería Industrial por la Universidad Politécnica de Cataluña, completando su formación con un Programa de Alta Dirección de Empresas del IESE. Tal vez no se imaginaba jubilándose como presidente de una de las principales compañías energéticas de España, pero lo que sí tuvo claro el joven Salvador Gabarró que se marchó a estudiar a Barcelona era que su futuro no se encontraba en esa localidad natal que se le quedaba pequeña.
Pese a que quería apuntar alto, el directivo no ha sido precisamente conocido por tener un perfil agresivo a la hora de perseguir sus objetivos, sino todo lo contrario. En el libro Conversaciones empresariales con Salvador Gabarró, editado en el año 2002, él mismo asegura que una de las claves de su liderazgo ha sido el trato personal. “Siempre me ha funcionado bien, me he entendido con la gente y, precisamente, creo que esa es una de las cosas que más me ha gustado”, explicaba al autor. “Próximo, accesible, inteligente y didáctico” eran las palabras que le dedicaba recientemente el comisario europeo de Política Climática y Energía, Miguel Arias Cañete.
Prueba de su implicación con las personas que le rodean es que una de sus primeras iniciativas tras su nombramiento como presidente de Gas Natural fue visitar todos los centros de trabajo de la compañía y saludar personalmente a los empleados, interesándose por lo que hacían, algo que repitió en 2009, cuando se consumó la fusión con Unión Fenosa, y que en realidad no ha dejado de hacer siempre que ha coincidido con alguno de los trabajadores de la empresa.
La operación con Fenosa ha sido el principal hito del mandato de este ejecutivo cercano y afable considerado por su estilo y personalidad como alguien de valores tradicionales. Bajo su dirección, la compañía ha pasado de ganar 642 millones en 2004 a 1.502 millones el año pasado y de contar con 9,5 millones de clientes a 23,8 millones en el mismo periodo.
La expansión e internacionalización –la empresa tenía presencia en 10 países cuando Gabarró accedió a la presidencia, frente a los 30 en los que está ahora– han sido el sello de identidad de un tiempo en el que, no obstante, también ha habido momentos complicados como la opa lanzada sobre Endesa en 2005 que desencadenó una guerra tanto empresarial como política que no se cerraría hasta años después con la adquisición de la eléctrica por parte de Enel y Acciona.
Presidente del Cercle d’Economia entre 1999 y 2002, ha compaginado su carrera directiva con la colaboración con diversos organismos empresariales y cuenta con varios reconocimientos a su trayectoria como la Cruz de Sant Jordi o la medalla de honor de la Cámara de Comercio de Barcelona.
Hombre discreto con su vida privada, siempre le ha gustado, sin embargo, mencionar la importancia que tiene para él su familia. Una muestra es la presentación hizo ante su equipo de comunicación en Gas Natural, al que tras las palabras “yo soy Salvador” mostró una foto de su mujer, su hija y su nieta. Gabarró ha reservado siempre el tiempo libre para los suyos, a los que considera una parte importante para equilibrar la presión que implican los cargos ejecutivos, y a su gran afición: la pesca.
Tras una primera jubilación en la que no pudo dedicarse a su familia como tenía planeado –aunque a cambio ha vivido los años más relevantes de su carrera–, Salvador Gabarró inicia una segunda retirada que, esta vez sí, parece que será la definitiva.