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Seguridad vial

Con más de 80 años, ¿es sensato llevar el volante?

Las compañías de seguros suben el precio de las pólizas a partir de 67 años

Casi nadie se atreve a decir abiertamente que habría que fijar una edad límite para dejar de conducir, entre otras cosas porque no lo permite la normativa, pero no hace falta ser un lumbrera para saber que muchos de los conductores mayores que circulan por las carreteras españolas deberían abandonar la conducción definitivamente.

Tras los últimos siniestros ocurridos en primavera, entre ellos, un conductor de 98 años que murió al volante y otro de 85 que se llevó por delante a un pelotón de ciclistas, casi seguro que hasta la Dirección General de Tráfico se lo ha planteado. Las compañías de seguros, desde luego que sí. Carlos Brüggemann, confundador del comparador Acierto.com, asegura que los conductores de 67 años pagan más de seguro que uno de 45 años con el mismo modelo de coche, la misma ciudad y estado civil, debido al mayor riesgo.

En España, las personas mayores constituyen el colectivo con más víctimas mortales por accidente de tráfico, más del 28%, resalta Luis Montoro, presidente de la Fundación para la Seguridad, lo que supone una lacra para Tráfico y, además, suscita múltiples cuestiones. ¿Son suficientes los exámenes psicotécnicos? Por cierto, iguales que los del resto de los conductores. ¿Deberían reducirse los plazos de renovación? Ahora cada cinco años, a partir de los 65 años, ¿Es de sentido común que esté permitido conducir a los 98 años?

El debate está más que justificado, teniendo en cuenta que en España actualmente circulan más de 2,2 millones de conductores mayores de 70 años y la proyección es que lleguen a seis millones en 2030, según el Real Automóvil Club de España (RACE).

28,3% es la tasa de mortalidad por accidentes de tráfico de los conductores séniores, según datos de Fesvial.

De momento, este verano la DGT en Galicia ha aumentado los controles en este colectivo mandando a una revisión extraordinaria a 130 conductores.

Fernando González Iturbe, director general del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA), dice que “no solo los mayores, también otros conductores con discapacidad, no tienen las facultades adecuadas y aunque existen límites, fijados en la ley (prohibición de circular a más de 70 km por hora, por la noche o en un perímetro de kilómetros), muchas veces no se cumplen”.

“Habría que revisar los casos de conducción con limitaciones”, ya que los principales riesgos de los séniores son la pérdida de la función motora, sensorial y cognitiva, lo que trae menos atención al volante, reflejos, audición, visión nocturna, etc.

5% es el porcentaje de conductores declarados no aptos en los reconocimientos realizados en los centros de psicotécnicos.

“Los españoles quieren conducir hasta el último momento”, dice Néstor Massimino Morando, secretario de la Sociedad Española de Medicina de Tráfico (SEMT), algo más partidario de poner una edad límite, aunque eso sí, pactada. Porque aunque los psicotécnicos actúan de filtro, no son suficientes teniendo en cuenta que solo un 5% de los conductores son declarados no aptos.

Uno de los errores, a su juicio, ha sido la eliminación de la obligación de que el oftalmólogo esté en los centros junto al médico general y el psicólogo, porque no están capacitados para hacer las pruebas (fondo de ojos, tensión ocular o campimetría).

“Ahora muchos centros contratan uno de referencia y esto ha contribuido a que tengan un carácter más comercial”, añade. De hecho, algunos están atendidos solo por un médico y la secretaria y pueden ser menos rigurosos.

Los reconocimientos para los mayores son los mismos que para el resto de edades: valoración psicotécnica, un estudio de audición, valoración de la capacidad visual, anamnesis, el pulso, auscultación y tensión arterial. Algo que le chirría a Montoro, más partidario de adecuar los exámenes para cada grupo de edad.

Revisar los exámenes es también necesario para Jesús Monclús, director de seguridad vial de la Fundación Mapfre, pero también considera necesario profundizar en los límites de las enfermedades neurodegenativas, alzhéimer y párkinson entre ellas, y en los efectos que producen los medicamentos, que pueden incapacitar a los séniores, para más inri, los principales consumidores.

Es cierto que la actual normativa recoge muchas patologías y limitaciones (120) incapacitantes (apnea del sueño, trastornos neurológicos como la epilepsia, cardiopatías, hipertensión, trastornos del oído, etc.). “Lo ideal sería tener acceso a un resumen de la historia clínica del conductor”, a juicio de Morando. Entre otras cosas, porque los conductores no suelen reconocer las enfermedades que padecen para que no les echen para atrás, a lo que se añade que muchos los consideran un sacacuartos.

La idea de acceder a un resumen de la historia clínica es también compartida por Jorge Castellano, coordinador de seguridad vial del RACE, aunque él no se muestra partidario de limitar la edad para conducir porque “la pérdida de facultades puede producirse antes”.

“El error se cometió cuando la Administración traspasó la responsabilidad de certificar el estado de salud del conductor al colectivo médico, que no tiene herramientas suficientes para certificar con el 100% de seguridad”, dice Miguel Ángel Sánchez Chillón, presidente del Colegio de Médicos de Madrid.

Sánchez Chillón compara la obligación de comunicar a la Administración los casos de tuberculosis o VIH con la incapacidad detectada para conducir, “ya que es también un peligro de salud pública un conductor de 98 años en la carretera”, concluye.

Carné para diabéticos

Junto a otras enfermedades (epilepsia, hipertensión párkinson, etc.) la diabetes es una de las patologías que tiene limitaciones para renovar o sacar el permiso de conducir, recogidas en la normativa española (Ley de Tráfico), que en uno de sus artículos establece, además, la obligación de los conductores de comunicar las patologías que sufre en el examen médico psicotécnico y aportar un informe médico. De hecho, cuando se produce un siniestro en el que se vea afectado un conductor con alguna de las patologías recogidas puede tener problemas judiciales.

La norma es que los mayores de 65 años tienen que renovar el permiso de conducir cada cinco años, salvo que exista un problema de salud, que puede reducir la vigencia a dos años e incluso a uno. En el caso de la diabetes leve (tipo 2) sin tratamiento de insulina y un informe médico favorable tendrá un plazo de vigencia ordinario. Pero si no tiene informe favorable, el reconocimiento será a los tres años. Si el diabético es de tipo 1, con riesgo de sufrir hipoglucemia, y tipo 2 y con tratamiento de insulina, la renovación será al año. La apnea del sueño es otra de las patologías destacadas, ya que actualmente está relacionada con el 25% de los accidentes.

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