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Amanecía y Scherezade guardó silencio (Parte 4ª). Continúa el esperpento.

“L’elisir d’amore” Gaetano Donizetti

Acto I. Escena cuarta: Coro “Che vuol dire codesta sonata?” (coro)

Acto I. Escena quinta: Cavatina ”Udite, udite, o rustici (Dulcamara y coro) Entrada de Dulcamara.

Dulcamara - Bryn Terfel

Nemorino - Roberto Aronica (aparece pero no canta)

Director de orquesta: Gabriele Ferro

Orchestra - Nederlands Kamerorkest

Chorus - Nederlands Operakoor

Director de escena: Guy Joosten.

Producción de la Nederlandse Opera (Amsterdam) del año 2002

Nemorino un joven campesino, pobre, tímido, muy simple y melancólico. Es un personaje que se mueve en el estrecho filo que separa la comedia del drama, la carcajada de la compasión. Y acaba siendo un tipo entrañable que nos cautiva. Quizás porque todos, en el fondo, tenemos mucho de él.

Nemorino está enamorado de Adina, la bella hija de un terrateniente. Pero ella no le hace caso. Su simpleza le lleva a pensar en la existencia de un posible elixir de amor infalible (leyenda de Tristán e Isolda) con el que lograr el amor de Adina.

En la escena 4ª del primer acto Dulcamara llega al idílico y crédulo mundo del pueblecito rural de Nemorino. Su recibimiento es espectacular. El sonido de la trompeta con su brillante y glorioso timbre junto a la indumentaria de Dulcamara pronto cautivan a los inocentes habitantes del pueblo. La simpleza de un pueblo es el material más necesario para hacerle construir “castillos en el aire”.

En la escena 5ª del primer acto hace su aparición el charlatán Dulcamara, hábil en la construcción de soluciones para todo y siempre dispuesto a dar una respuesta imaginativa a los problemas de cualquiera. Pero la verdad es que lo único que siempre soluciona Dulcamara son sus problemas que, sin dar ni golpe, puede tener una vida, aunque itinerante, al menos cómoda y libre del “duro trabajo” diario. Pero para ello hay que encontrar a personas que quieran dejarse engañar y eso a veces resulta más fácil de lo que parece.

Dulcamara, tras autodeclararse una eminencia médica, viene con la intención de vender una botella que contiene un líquido que lo soluciona todo. Sirve tanto como matarratas, insecticida, como eliminador arrugas de señoras mayores, rejuvenecedor de ancianos, suavizador de la piel de las damas, fortalecedor del ánimo de los jóvenes y, según el mismo Dulcamara dice, “… mueve al paralítico, sana al apopléjico, al asmático, al asfixiado, al histérico, al diabético, restablece el tímpano, robustece al raquítico, y hasta cura el dolor de hígado que últimamente está muy de moda.” Para ello pide: “Compradme mi específico que por poco lo doy! etc.,…

En definitiva los Dulcamaras nos ayudan en lograr todo aquello que nos falta, que nos impide ser lo que queremos ser y no podemos serlo y que se resume en parecer (más atractivos/listos/guapos) otra cosa ante los demás y poder así conquistarlos. Perfecta carne de cañón para estafadores: Dime que crees que necesitas (real o ficticio) que yo lo tengo y te lo doy.

Pero no queda ahí la cosa. El precio es muy barato y además, por ser paisano (el factor nacionalista), hace un sacrificio especial: rebaja aún más el precio.Dos elemento muy útiles para disfrazar el engaño: la patria (casi suelta una "lágrimillas" que se enjuaga con un pañuelo que, bien mirado, podría ser una bandera) y la dificultad para conocer el precio real que se nos solicita.

En toda la verborrea de Dulcamara, no me queda claro el tema del precio. Inicialmente nos indica que es un escudo para hablar luego de tres liras. No obstante en el estribillo final de la cabatina vuelve a insitir en un escudo. No es lo mismo. Según el libro “Tres meses en Italia” de Jerónimo Lafuente del año 1870, y utilizado en la época como guia turistica, al hablarnos del sistema monetario en Italia: “ … la equivalencia de las siguiente monedas de plata, que son las que más circulan: el escudo equivale a nuestro duro […] Así como el duro tiene cinco pesetas, y el napoleón cinco francos, el escudo romano tiene cinco liras. […] En las de cobre, la lira se divide en veinte sueldos (soldi), lo mismo que el franco; o como éste en cien céntimos”(de lo que se desprende que un sueldo (soldi) equivalía a cinco céntimos. ¿La pócima cuesta un escudo o tres liras? Ya vemos que un escudo son cinco liras.

Me interesa poner especialmente esta producción del año 2002 de la Nederlandse Opera (Amsterdam) que bajo la director escénica de Guy Joosten presenta al Doctor Dulcamara como al gran Elvis Presley pero en su etapa de decadencia cuando (como decía a principios de 1977, en una crónica del periodista Tony Scherman sobre la vida de Elvis Presley) “…se había convertido en una caricatura grotesca de su elegante y enérgica forma de ser. Un tanto pasado de peso y con su mente opacada por la farmacopea que diariamente ingería, era casi incapaz de sacar adelante sus breves conciertos”. La escena, presenta una estética que pretendiendo ser elegante, distinguida y moderna, pero imitando objetos o estilos artísticos ya superados, en el fondo resulta ser de muy mal gusto o pasada de moda (la estética “Kitsch”). La vieja estafa disfrazada de (lo falsamente) nuevo, intenta hacer que caigamos nuevamente en sus redes.

De la misma manera desconocemos claramente los costes de estas medidas extraordinarias con la cuales nos encontrados cada vez que se reúne el Consejo de Gobierno del BCE. Después de cada reunión se nos asegura que funcionan, pero hay que alargar la dosis.

Lo más diabólico quizás es que analistas de prestigio asumen el papel de la monja en el cuadro de El Bosco: animándonos a la trepanación cerebral (no solo la figurada en el cuadro, sino la real: en nosotros mismos) y poniéndose “lo racional” como sombrero, cuando no para calzar una mesa que esta coja.

¿Puede ser el engaño una forma de vida? Haced un repaso de lo que hemos conocido esta última semana:

1. Los e-mails del Banco de España publicados esta semana que demuestran que ellos mismos sabían de antemano que Bankia no era viable

2. El Beige Book publicado esta semana, los últimos y contradictorios datos económicos, las declaraciones de los miembros del FOMC

3. La reunión del Consejo de Gobierno del BCE y las políticas de expansión monetaria (que no hacen más que expandirse ilimitadamente) y sus efectos reales sobre la economía

4. El cambio de perspectiva de Credit Suisse y Morgan Stanley sobre los efectos del Brexit en la economía del Reino Unido (el shock del Brexit fue "significativamente menor al que se preveía afinales de junio”. ¿Eran ciertos o intencionados (para manipular) los mensajes sobre los efectos del Brexit que se decían antes del referéndum?

5. El renovado auge del populismo. Las nuevas encuestas electorales que sitúan a Trump muy cerca (incluso por delante) de Clinton.

¿No será el populismo una forma de desesperación de la población ante el fracaso (y las mentiras) de las elites. Sí fuera así, ambas se moverían dentro del terreno de la mentira. ¿Nos lo merecemos? ¿No nos merecemso que nos cuenten la verdad? Igual no queremos.

Mirar un pequeño detalle en la producción:

-La "compañia" del Doctor Dulcamara aparece en un recuadro que bien podría recordarno el de un escenario o una televisión. Nos hablaría del papel de los medios de comunicación de masa (algo que no estaba previsto en los tiempos de Al-Razi o el Bosco) en la difusión de la mentira. Una población generalmente iletrada que a través de la mágia de la realidad virtual, a medio camino entre la realidad y la ficción acaba por no poder distiguir entre ambas categorias.

-La población lleva dibujada en sus camisetas una botella. Es la misma botella que llevan tambien dibujadas en las colas de los trajes de la bailarinas. Y es la misma botella que posteriormente Dulcamara nos enseña como mágico elixir. La escena 4º representaria el engaño pasivo (el deseo/necesidad de ser engañado para no ver la realidad), mientras que la quinta escena representaría el engaño activo (el deseo de engañar). Engaño al fin y al cabo. Todos adoran la botella que pasaría a representar el combustible que alimenta la fantasia que les hace vivir y no cambiar.

Nada hemos aprendido de las obras de Al-Razi cuando nos decía “Porque la gente prefiere a los curanderos y charlatanes sobre los médicos diestros”. Debemos aceptar nuestras limitaciones y reconoer que [Sobre el hecho de que] incluso los médicos habilidosos no pueden curar todas las enfermedades”.

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