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Septiembre y buenos propósitos financieros

En septiembre, como en enero, tenemos el sentimiento de comienzo, tras las vacaciones volvemos a las rutinas del día a día y en muchas ocasiones nos planteamos una serie de propósitos para que el ‘nuevo curso’ sea mejor que el anterior, que pueden ir desde lo profesional al terreno de la salud, pasando por el plano económico.

En este último, en lo financiero, los buenos propósitos suelen pasar por ahorrar más o mejor, por reducir los gastos, etc. Pero sea cual sea el propósito, siempre conviene empezar por el objetivo. ¿Para qué ahorramos? ¿Para qué queremos o necesitamos el dinero? Porque partiendo del objetivo, del qué quiero, podremos diseñar el plan para alcanzarlo.

Tener un plan financiero para nuestros objetivos vitales, familiares y profesionales cobra especial importancia en un contexto como el actual, en el que el incremento de la esperanza de vida provoca la necesidad de contar con un mayor nivel de ahorro y en el que la inversión se vuelve más compleja.

Cada persona tiene unos objetivos, unas necesidades y unas circunstancias, por ello, los planes financieros deben ser personalizados e incluir todas las variables. Y por eso, también, deben ser revisados periódicamente, para ir adaptándolo en función de los cambios que vayamos viviendo. Como punto de partida, los pasos que debemos seguir para plantear nuestro plan son cinco, como se puede ver en la infografía.

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