Glencore y su atípica cultura del riesgo
La compañía minera ha ganado crédito por sus recortes de gastos y ventas de activos, pero la confianza en su estrategia sigue siendo frágil.
Glencore suele asumir riesgos en un mercado que les tiene aversión. A la frágil confianza en el tercer mayor grupo minero del mundo no le hacen ningún favor las pérdidas de 395 millones de dólares (unos 350 millones de euros) que muestran sus últimos resultados relativos a la primera mitad del año. La posterior caída de la cotización de la compañía muestra cómo el consejero delegado, Ivan Glasenberg, está atrapado entre la búsqueda de crecimiento y de la seguridad financiera.
Glencore, originalmente dedicado al negocio del trading, es único entre los tres gigantes de la minería. Sus grandes competidores como BHP Billiton y Rio Tinto no cubren la futura producción de carbón debido a que sus inversores quieren una exposición activa a los precios de las materias primas. Glencore, por el contrario, llevó a cabo una cobertura a principios de este año para 55 millones de toneladas de una futura producción de carbón que se ha visto afectada debido al incremento en el precio del mineral. Los futuros del carbón térmico de Newcastle han ganado un 38% hasta los 65 dólares por tonelada desde principios de abril, lo que llevó a Glencore registrar pérdidas en el primer semestre.
Ser estable y estar menos endeudado es algo bueno, pero se produce a costa de un crecimiento más lento
Afortunadamente, es una pérdida de papel comercial más que de efectivo, por lo que el principal reto de Glencore, reducir su endeudamiento, sigue vigente. Desde que el siete de septiembre se viera obligado a adoptar un doloroso plan para reducir su deuda en 10.200 millones de dólares, sus acciones han valen más del doble en lo que llevamos de 2016. Los costes se han reducido y se han vendido activos. El reto, que incluía una reducción más o menos a la mitad sus gastos de capital en los primeros seis meses, se ha alcanzado en su mayoría y Glasenberg confía en poder reducir la deuda entre 16.500 millones de dólares y 17.500 para finales de año.
Ser estable y estar menos endeudado, es algo bueno, pero llega a costa de un crecimiento más lento. Los gastos de capital expansivos se han reducido en alrededor de dos tercios en el último año. No puede ser muy divertido para un operador agresivo como Glasenberg controlar sus instintos, pero eso es lo que exigen los inversores.