Nestlé necesita una nueva receta
El grupo suizo cotiza en un elevado múltiplo de sus beneficios por sus cualidades defensivas, pero debe trabajar también su fórmula para generar efectivo.
Nestlé registró un crecimiento de las ventas del 3,5% antes de los movimientos de divisas de la primera mitad de 2016, muy por debajo de su objetivo, y aseguró que su poder de fijación de precios es “históricamente bajo”. Una pena, entonces, que su valoración, situada en 22 veces su previsión de beneficios para el año que viene, como muchos de sus compañeros, se encuentre en su máximo de la última década.
El precio es un lastre para el crecimiento, pero no el único. La compañía de bienes de consumo rápido está teniendo problemas para conseguir que los consumidores paguen más debido a la persistente deflación en Occidente y a los precios relativamente bajos de las materias primas. Un aumento en el coste de productos como el azúcar, el café y el aceite de palma ayudará, pero aún no lo ha hecho. Además, cuando el coste de lo que hay en el supermercado sube, los consumidores suelen optar por productos más baratos.
Una cuestión más preocupante es que la creciente prosperidad de los mercados emergentes, aunque sigue siendo importante, ya no es una fórmula fiable para el crecimiento.
Hay dos cosas que Nestlé y sus rivales pueden hacer para mantener el interés de los inversores. Una de ellas es sacar el efectivo de la empresa, algo que el grupo suizo está haciendo estrujando su cadena de suministro. El capital circulante equivale a menos del 5% de las ventas, una cifra mejor que la de algunos de sus rivales como Danone, Unilever y Reckitt Benckiser.
Lo otro que puede hacer es pensar de forma más disruptiva –lo que significa hacer algo más que comercializar productos de forma diferente y crear nuevos sabores de Kit Kat–. Unilever está experimentando con la entrega directa al consumidor de maquinillas de afeitar, y acaba de comprar un fabricante de purificadores de aire. Su rentabilidad para los accionistas en el último año triplica a la de Nestlé.
Resulta oportuno que el nuevo jefe del grupo suizo, Ulf Mark Schneider, provenga de la industria farmacéutica, ya que la antigua fórmula de las compañías de bienes de consumo necesita una inyección.