_
_
_
_
_

La humillante multa a España por el déficit

Los trileros de Bruselas intentan convencer a España de que la multa por el déficit no duele, apenas un pinchazo que es por su bien. Pero sea cual sea la cuantía de la sanción, se trata de un humillante resbalón que poco o nada tiene que ver con los incumplidos objetivos de déficit en 2015 por España (y Portugal).

España estrenará la semana que viene el régimen sancionador del Pacto de Estabilidad, jamás utilizado en 18 años de historia de la zona euro. Al Gobierno le queda la posibilidad de impugnar el expediente ante el Tribunal de Justicia europeo. Pero si Berlín no lo impide, la multa parece inevitable.

Las autoridades europeas buscaban una víctima fácil con la que dar una lección a todos los socios del euro. Y han logrado acorralar a España con una combinación de señuelos y burla, zancadilla y empujón, engaño del trilero y autoengaño del estafado.

La caza empezó por airear que las cuentas públicas en España habían entrado en 2015 en una fase de descontrol, si bien el déficit público siguió reduciéndose (ocho décimas, del 5,9% al 5,1%, casi el doble que la media de la zona euro).

El siguiente lazo consistió en ligar el expediente español al de Portugal, aunque no tenían nada que ver ni desde el punto de vista económico ni de procedimiento (la recomendación del procedimiento de déficit excesivo del país vecino expiró a finales de 2015, mientras que la de España sigue en vigor y no requería todavía un pronunciamiento).

El Gobierno español no frenó esa estrategia. Y, engañado o autoengañado, se convenció de que tan poco era tan grave porque al final la multa por incumplir el objetivo de déficit se podía cancelar. Bruselas dejó que la víctima se confiase. Y aseguró que, en todo caso, la multa dependía del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro) entre los que el titular español, Luis de Guindos, siempre podría encontrar clemencia. El Gobierno picó. Fatal error.

Guindos insiste en que la sanción no se materializará porque "sería un sinsentido". Pero parece olvidar que la historia del Eurogrupo es una secuencia de sinsentidos a partir de la crisis de deuda en 2010, desde Grecia a Irlanda, Chipre o Portugal.

Una vez en la red, los trileros se han desentendido de la condonación de la multa. La CE dice que es cosa del Eurogrupo; el Eurogrupo, que respaldará lo que proponga la CE. España mira de reojo la guillotina y espera que alguien frene su descenso. Pero sólo le ofrecen cuidados paliativos.

Fuentes comunitarias propagaron que la multa sería cero y Guindos se apuntó a la buena nueva. Otras sugirieron que la multa se aplazaría hasta el otoño como muy pronto. Pero el 12 de julio, los ministros de Economía de la UE, por unanimidad, pusieron en marcha la cuenta atrás hacia una multa de hasta el 0,2% del PiB nacional, o sea, más de 2.000 millones de euros.

A una semana de que se fije la cuantía final (el 27 de julio, según el calendario previsto), Bruselas recomienda de nuevo calma a España y asegura que la multa sólo será simbólica y que, en el fondo, es por el bien de los españoles.

En España, una multa simbólica sería de un euro o de un céntimo. Pero Bruselas busca otro simbolismo y la factura de 2.000 millones probablemente se reduzca pero muchos comisarios se niegan a que llegue a cero. Por la sencilla razón de que el objetivo no es castigar a España por haber incumplido un año el objetivo de déficit sino enviar un aviso a países como Francia que han incumplido el Pacto año tras año.

Por eso la multa a España, sea cual sea su cuantía, incluso si fuera cero, no es simbólica sino humillante. Bruselas ha elegido a un país sin "antecedentes" para utilizar por primera vez la máxima condena. Un país que hizo esfuerzos ímprobos para poder sumarse a la moneda única, mientras que a otros, como Bélgica o Italia, se les hacía una puerta a la medida para que pudieran entrar (con una deuda pública 40 puntos por encima de los criterios de Maastricht). Un país que hasta la crisis de la zona euro redujo su deuda pública a poco más del 30% y llegó a lograr superávit en algunos años, mientras que Francia lleva 40 años sin lograr un presupuesto equilibrado.

Nada indicaba que España se fuera a convertir en el primer país castigado por el Pacto, sobre todo, a la vista del historial de "infracciones" de países como Francia o Grecia. Pero las autoridades europeas necesitaban un primer escarmiento y han encontrado donde darlo. Y si el Gobierno de Madrid no se revuelve o si no interviene in extremis el gobierno de Merkel, la guillotina caerá el miércoles.

La Comisión, encargada de tirar la piedra, empieza a esconder la mano. E insiste en que la última palabra la tienen los ministros. Y es cierto pero engañoso. La CE sabe que su propuesta de multa es prácticamente irreversible porque en la última reforma del Pacto logró poderes casi inapelables para sancionar. Ahora, cuando va a utilizarlos por primera vez, le tiembla el pulso. Y en lugar de renunciar a imponer la multa, como podría hacer, pide calma y asegura que apenas dolerá.

(En el caso de Portugal, la multa no sólo es insultante sino aparentemente ilegal. Bruselas se escuda en el Pacto de Estabilidad para vengarse del actual Gobierno, que ha introducido mínimas revisiones a las medidas impuestas por la troika a cambio del rescate. La CE ha aprovechado el incumplimiento del objetivo de déficit en 2015 -en gran parte achacable al gobierno anterior y a la recaída del sector bancario- para atar corto a un ejecutivo que se le ha rebelado. Veremos qué dice el Tribunal de la UE si Lisboa recurre el dictamen sobre su multa. El despropósito de Bruselas ha llegado hasta el extremo de querer cortar los fondos estructurales a Portugal -y a España-, una propuesta frenada, in extremis y por ahora, por el Parlamento Europeo).

Foto: Personaje de Tintín en la estación de metro de Stockel, Bruselas (B. dM., 11/6/2016):

Archivado En

_
_