Un legado de éxito y una sucesión serena
La renuncia de Isidro Fainé como presidente y vocal del consejo de administración de CaixaBank, que se hará efectiva hoy en consejo extraordinario, constituye el primer paso de un proceso de sucesión planificada y ordenada que se completa con el nombramiento de Jordi Gual –hasta ahora economista jefe del banco– como nuevo presidente no ejecutivo de la entidad. El traspaso de poderes deja a Fainé como presidente de la Fundación Bancaria CaixaBank y de Criteria, principales accionistas del banco.
La salida del que ha ejercido durante 17 años de forma firme la dirección de la entidad y la entrada de su sucesor constituyen el cambio más relevante que respaldará el consejo de CaixaBank, pero no el único. El órgano de gobierno del banco aborda una revolución que incluye la salida de otros dos consejeros con sillón en el banco y en la fundación –Juan José López Burniol y María Teresa Bassons– y otros nombramientos que se harán efectivos en los próximos meses. Todos esos movimientos son consecuencia, por un lado, de la ley de cajas de ahorros y fundaciones, y por otro, de las imposiciones que hace un mes aprobó el BCE respecto a Criteria.
Fainé clausura así una larga y brillante etapa al frente de CaixaBank, con el legado de haber convertido a la antigua caja de ahorros catalana no solo en la única entidad de estas características que ha salido reforzada del proceso de reordenación del sistema financiero, sino también en el mayor banco por volumen de negocio de España. Desde que Fainé tomó los mandos de La Caixa, en 1999, esta ha protagonizado un proceso de expansión que le ha permitido aumentar en 4,6 veces su tamaño y duplicar su clientela hasta rozar los 14 millones de usuarios. A ello hay que sumar una activa y bien planificada política de compras que incluye en el mercado nacional a entidades como Caixa Girona, Banca Cívica, Banco de Valencia o el negocio de Barclays Bank en España, y en el internacional la preparación de una opa para controlar al portugués BPI. En esa hoja de ruta desarrollada en los últimos años, destaca la salida a Bolsa del banco en julio de 2011.
Con esta radiografía a sus espaldas, el nuevo presidente, Jordi Gual, afronta un profundo reto que comparte todo el sector financiero español: culminar el proceso de transformación de la banca hacia un modelo de servicios digitales, apuesta en la que CaixaBank se ha embarcado con todos sus recursos. Con el bagaje de haber superado la difícil prueba que han supuesto los largos años de la crisis y las duras exigencias de recapitalización impuestas al sector financiero en toda Europa, la incógnita que resta por despejar respecto a CaixaBank es únicamente cuál será el papel que está llamado a jugar en el mapa bancario español de los próximos años.