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La reestructuración de la banca

Caja de Ingenieros busca disparar un tercio su clientela en solo tres años

Caja de Ingenieros lanza un nuevo plan estratégico para alcanzar 200.000 socios en 2019 Aprovechará su reciente ampliación geográfica y apostará por la banca digital

Joan Cavallé, Director General de Caja de Ingenieros.
Joan Cavallé, Director General de Caja de Ingenieros.
Juande Portillo

A finales de los años sesenta, un grupo de ingenieros se unió en Barcelona para crear una cooperativa de crédito que prestara servicios financieros al gremio en mejores condiciones que las que ofrecía la banca tradicional.

A punto de cumplir medio siglo de vida, Caja de Ingenieros ha sorteado con éxito la crisis financiera y, con crecimientos modestos pero persistentes, ha llegado a sumar 140.000 socios (requisito para ser cliente), de los que ya solo el 30% siguen siendo ingenieros. La entidad se prepara ahora para dar un salto cuantitativo y elevar en un tercio su clientela en solo tres años, hasta rondar los 200.000 socios, avanza a este diario Joan Cavallé, Director General de la firma.

Para ello, Caja de Ingenieros acaba de aprobar un nuevo plan estratégico que tiene la apuesta digital como uno de sus pilares básicos. La entidad cuenta con 25 sucursales y apenas aspira a superar la treintena para el año 2019, pero sabe que la apuesta tecnológica, a la que destina una inversión de unos cinco millones de euros anuales, supondrá un factor diferencial.

En cifras

11,6

millones de euros ganó Caja de Ingenieros en el año 2015, un 10,5% más que en el ejercicio anterior.

9%

es el ratio de rentabilidad que espera alcanzar la entidad para 2019 partiendo del 8,61% de ROE que obtiene actualmente.

De hecho, la firma, bien implantada en Madrid y Barcelona, buscará consolidar en estos años los territorios a los que se ha venido expandiendo en los últimos tiempos, básicamente Málaga, Bilbao, Baleares, Zaragoza o el Levante español, pero a priori descarta nuevos desembarcos.

Tampoco tiene puesto el foco en operaciones corporativas, aunque da por sentado que el sector tenderá a seguir concentrándose, pero sí observa con atención los movimientos de las nuevas firmas fintech, que aúnan servicios financieros y tecnología, con disposición a alcanzar acuerdos estratégicos que permitan mejorar el servicio a su clientela.

La firma también ha puesto foco en los jóvenes, a los que ha dedicado campañas específicas de captación en universidades y centros de negocio, elevando del 15% al 39% el número de altas de este segmento.

Con estos mimbres, la entidad aspira a elevar del 8,61% al 9% el ratio de rentabilidad ROE en tres años; a mantener un nivel de capital principal por encima del 12% (actualmente en el 14,49%), y a elevar su volumen de negocio de 5.000 a 8.300 millones de euros.

Más allá, pretende mejorar el grado de satisfacción de su clientela, elevar del 57% al 68% sus usuarios digitales y duplicar su labor social hasta destinar un millón de euros a proyectos de su fundación.

En cuanto a cómo competir con la gran banca tradicional, que dispone de otras palancas de ingresos, en un entorno de tipos de interés en mínimo históricos que mantiene ahogado a todo el sector, Caja de Ingenieros defiende la diversificación de su balance.

Así, solo el 30% del negocio responde al puramente bancario mientras que un 40% está basado ya en la gestión de activos y un 20%, en el campo de seguros y medios de pago.

Caja de Ingenieros confía además en crecer con fuerza en el segmento de banca para empresas, pues apenas lleva tres años dando servicio a pymes, que espera que lleguen a armar el 10% del negocio crediticio de la entidad.

Desde la entidad asumen que su mayor exposición podría elevar la mora de la firma, hoy en el 3,4%, pero esperan mantenerla por debajo del 4,5%, detalla Cavallé.

Beneficiada por la 'guerra de cajeros'

A priori, las entidades financieras más pequeñas y con menor red de oficinas parecieron ser las entidades más afectadas por la llamada guerra de los cajeros automáticos, desatada el año pasado cuando los grandes bancos, liderados por CaixaBank, plantearon que comenzarían a cobrar por el uso de sus terminales a los clientes de otras entidades. La iniciativa terminó llevando a actuar Gobierno para regular el mercado, limitando a una única comisión la que podía cobrar la banca a la clientela por este servicio (se llegaba a dar el caso de que a un mismo cliente le cobraba la entidad dueña del cajero y también la emisora de su tarjeta) y permitiendo alianzas entre entidades. A esta última opción se acogió Caja de Ingenieros, que selló acuerdos con Bankinter, Popular, Targobank y otras entidades para garantizar a su clientela el acceso a cajeros automáticos a bajo coste. Antes, Caja de Ingenieros permitía a sus clientes cinco extracciones de efectivo al mes en cajeros de terceros dado que la entidad apenas cuenta con 25 oficinas en todo el país. Ahora que estos pueden pasarles el cobro de hasta dos euros por retirada de efectivo, la entidad ha detectado una caída del 15% en el uso de cajeros de terceros y, por el contrario, un incremento del uso de la tarjeta de crédito que termina beneficiando a la entidad.

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