Transparencia en el laboratorio
En los últimos años se han dado pasos importantes para introducir ética y transparencia en las siempre delicadas relaciones entre la industria farmacéutica y los médicos que deciden la prescripción de medicamentos. Una relación antes muy opaca y que dejaba amplio margen a las sospechas de que detrás de los generosos regalos o invitaciones a congresos en exóticos destinos se escondía una promoción indebida de determinados productos que acaban siendo financiados por los Presupuestos públicos.
Siguiendo las directrices del sector en Europa, la patronal española Farmaindustria ha promovido desde los años 90 un código ético para el sector que ha sido reforzado en sucesivas reformas, la última de 2014, que han ido acabando con las prácticas más cuestionadas. Lo nuevo ahora es que los laboratorios deberán hacer pública, de forma individualizada, toda la información sobre pagos a médicos, por ejemplo por participar en ensayos clínicos o reuniones científicas. Tras una consulta a la Agencia de Protección de Datos, la patronal se dispone a avanzar en esta línea, que pone por delante la transparencia a la privacidad. La libre competencia y la sostenibilidad del sistema sanitario salen reforzadas de unos comportamientos más honestos en una relación imprescindible para la salud pública.