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España paga el Pa(c)to

Madrid y París simbolizan los dos extremos del Pacto de Estabilidad. Francia se niega sistemáticamente a cumplir una norma que sólo acepta a regañadientes como concesión a los delirios económicos de Berlín. España, en cambio, ha sido una de las grandes defensoras del Pacto y puede pagar muy cara esa fidelidad.

Francia es el país que más veces ha incumplido deliberadamente el límite de déficit público (3%) previsto en el Pacto de Estabilidad, según el recuento publicado hoy por el instituto de estudios alemán IFO. Hasta en 11 ejercicios ha violado París el Pacto desde 1999 sin que el país sufriera una recesión que justificara el derrape. En concreto, en 2002, 2003, 2004, 2005, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014 y 2015. Sòlo en 2009 estaría justificado, según el IFO, el derrape francés.

Incluso los socios que más han sufrido desde la incorporación al euro han intentado respetar la norma con más ahínco que París. Grecia ha violado el Pacto en 17 ejercicios pero en siete de ellos, según el IFO, Atenas podía esgrimir una recesión como eximente. Lo mismo ocurrió en Portugal, que ha incumplido el Pacto 15 años, pero en cinco como consecuencia del deterioro económico.

España se encuentra en el extremo de los cumplidores porque sólo en cuatro ejercicios (2008, 2011, 2014 y 2015) ha violado el Pacto sin que mediara una recesión. Esa marca es mejor incluso que la de Alemania (cinco) o Italia (ocho).

Aun así, Bruselas mantiene la amenaza de convertir a España en el primer país sancionado por incumplir el déficit como consecuencia del derrape del año pasado. Bruselas considera que la desviación de 2015 fue en gran parte de deliberada y achacable al gasto excesivo de un año electoral.

El propio presidente del gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha admitido esa acusación en la carta remitida al presidente de la Comisión Europea para pedir clemencia. Rajoy achaca el despilfarro electoral a las Comunidades Autónomas, pero ese argumento tiene poco recorrido porque, a efectos de Bruselas, el Gobierno es el responsable de todos los números rojos, no sólo de los de la administración central.

La multa, si llega a materializarse, castigará a un país que se ha caracterizado por respetar y defender el Pacto. En 2003, España fue uno de los pocos socios que se mantuvo firme junto a la Comisión para aplicar a rajatabla el Pacto incluso a Francia y a Alemania. Tras la crisis, España ha sido uno de los países que ha llevado a cabo más ajustes y ha reducido a la mitad el déficit público en apenas cuatro años. Y tras la advertencia de Bruselas el pasado mes de febrero, el gobierno en funciones adoptó medidas para contener el gasto y se muestra dispuesto a ampliarlas en otoño si fuera necesario.

La disciplina de España contrasta con la actitud de París. Francia no ha dudado en sabotear la aplicación de un Pacto que sólo aceptó en 1997 porque era una condición sine qua non de Alemania para crear el euro. Los sucesivos gobiernos franceses, de izquierdas y de derecha, nunca han disimulado su desprecio por una norma que pretende tratar las finanzas públicas de un Estado como si fueran las de una familia de escasos recursos.

La Comisión, tras observar atentamente la conducta de los dos países, ha llegado a una conclusión. Francia se merece dos años más de prórroga para cumplir el déficit y España, sólo uno. Madrid se merece una advertencia (en febrero) y París ninguna. Y si algún día hay que estrenar las multas por incumplir el déficit que nadie dude que los españoles, no los franceses, recibirán la orden de pago.

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