La necesidad de innovar sigue sin calar en las pymes
Internacionalización e innovación. Esas fueron las palabras más repetidas por José Luis Bonet, presidente de Freixenet y de la Camára de Comercio de España, durante la presentación del Observatorio de Competitividad Empresarial, en el que destacó que ambos factores son vitales para asegurar la capacidad competitiva de las empresas en el exterior. Una necesidad que se ha diluido en los últimos trimestres, como consecuencia de la pujanza de la demanda interna (consumo de los hogares e inversión empresarial) que está creciendo a tasas del 3%, pero que seguramente resurgirá en el medio plazo.
El informe destaca que el comportamiento innovador de las empresas españolas ha mejorado en los dos últimos años y podría recuperar el nivel previo a la crisis, tras un ajuste sin precedentes. En 2008, el desembolso de las compañías en actividades innovadoras (tecnológicas y no tecnológicas) rozó los 20.000 millones de euros, según el INE, y se desplomó posteriormente hasta los 12.960 en 2014. Un ajuste de 7.000 millones y del 35% en seis años que ha sido una losa para la capacidad de competir, en especial de las pymes.
El indicador elaborado por la Cámara de Comercio de España, que analiza el comportamiento innovador de las empresas, revela un aumento de 56 puntos desde 2012, fecha en la que se tocó suelo. Sin embargo, Bonet remarcó que todavía queda mucho camino por recorrer, en especial para las pymes. “Hay un porcentaje significativo de empresas que creen que no es necesario innovar y hay que redoblar el esfuerzo”, subrayó durante su intervención.
Cuando a las compañías se les pregunta por los principales obstáculos para innovar, una de cada cuatro confiesa que el coste es demasiado elevado y que falta fondos en la empresa. El presidente de la Cámara de Comercio de España, sin embargo, se centró en el tercer mayor obstáculo, en el que coincidieron el 25,3% de las empresas al señalar que “no es necesario innovar porque no hay una demanda de innovaciones”. En su opinión hay que impulsar la colaboración público-privada para que las empresas recuperen el apetito por innovar y para ello avanzó algunas de las medidas que propondrá al futuro Gobierno que surja de las elecciones del 26 de junio.
Entre ellas destaca la creación de una ventanilla única para la inversión, “que armonice los trámites administrativos para los procesos de innovación empresarial”, y la creación de programas específicos de capacitación de innovación para pymes.
Pero Bonet remarcó que el impulso más importante procedería de una reconversión en profundidad de los incentivos fiscales ligados a la actividad innovadora. “Hay que eliminar los límites a las deducciones a la I+D en el impuesto de Sociedades, simplificar los informes motivados para que Hacienda apruebe esas deducciones, crear más incentivos para la deducción por innovación tecnológica y rebajar la petición de avales a las pymes”, subrayó.
Para que la política fiscal surta los efectos deseados es necesario que la presupuestaria vaya en la misma línea. Algo difícil teniendo en cuenta que los fondos dependen de las autonomías y todas están sometidas a la tutela de Hacienda por superar el déficit fijado en 2015