El rating de España no se corresponde con la realidad
Siempre se ha sospechado de la subjetividad (interesada o no) de las agencias de calificación. Ahora, por primera vez un estudio ha intentado medir la influencia de esa subjetividad y ha descubierto que, en el caso de España, el rating casi nunca se corresponde con la realidad.
El rating de España se encuentra desde 2014 dos escalones por debajo del nivel que le correspondería en base a los datos objetivos de su economía. La culpa de tamaña disparidad es del componente subjetivo de las agencias de calificación, según concluye un estudio, sin precedentes conocidos, publicado hoy nada menos que por el fondo de rescate de la zona euro (MEDE). Y los autores no son radicales alternativos, sino un empleado y un exempleado de ese organismo europeo (el primero, para más inri, antiguo empleado de la agencia Moody's).
Por primera vez, el estudio (here) ha analizado los ratings segregando su componente objetivo (basado en los datos de cada economía) del subjetivo (derivado de la evaluación del analista de turno). La muestra se basa en las calificaciones que durante una década (2005-2015) ha recibido la deuda pública de los 19 países de la zona euro por parte de Moody's (por ser la agencia con una metodología más transparente, según los autores). Y la conclusión es que, para algunos países, entre ellos España, la nota casi nunca coincide con la situación real de la economía. Para bien o para mal.
Los autores del estudio, Antonello D'Agostino (bio here) y Rudolf Alvise Lennkh (bio here), sitúan a España entre los países que antes de la crisis mantuvieron una excelente calificación durante mucho más tiempo del debido. Hasta 2010, España no perdió la triple A y hasta 2012 no llegaron las rebajas precipitadas que dispararon la prima de riesgo y pusieron al país al borde del rescate. El análisis muestra, sin embargo, que la rebaja en base a los datos objetivos de la economía española debía haber comenzado en mayo de 2007. Y que a finales de 2011 debería haberse estabilizado en un nivel muy superior al rating que acabó sufriendo.
Las diferencias entre el rating de la agencia y el que correspondería por la coyuntura son enormes, según el estudio. En el período previo a la crisis (2005-2010) la nota de España llegó a estar seis escalones por encima del que le correspondía. Y durante la crisis (2010-2013), el pesimismo subjetivo de los analistas colocó el rating más de tres puntos por debajo de la situación real.
La desviación no es inocua porque, como recuerdan los autores, las evaluaciones de las agencias de calificación son la guía para la inversión en un mercado de deuda pública de más de 50 billones de dólares. En el caso de España, el repentino y desmesurado pesimismo de las agencias disparó la prima de riesgo de la deuda y estuvo a punto de condenar al país a un rescate como el de Grecia, Irlanda y Portugal.
Portugal es uno de los países más castigados por la subjetividad de los analistas, según el estudio. Y a diferencia de España, donde el rating ya se aproxima a la realidad, sobre el país vecino sigue pesando el pesimismo aparentemente injustificado de las agencias.
Hay países, como Finlandia, Austria o Luxemburgo que se benefician permanentemente de una impresión favorable por parte de las agencias. Y Alemania, Francia, Holanda o Bélgica, figuran entre los que subjetividad y realidad se aproximan casi siempre.
Los autores del estudio no critican la valoración subjetiva por parte de las agencias y la consideran imprescindible para completar el análisis basado en metodologías puramente estadísticas. Pero plantean varias recomendaciones a las agencias.
En primer lugar, que para cada país publiquen dos ratings: uno, puramente cuantitativo, basado en los datos de la coyuntura; y otro, global, que incluya la apreciación subjetiva. De ese modo, los inversores podrán elegir con cuál están más de acuerdo.
En segundo lugar, recomiendan "transparencia total" sobre la metodología utilizada para llegar a la nota final. Los autores creen que todavía hay elementos "inexplorados" en la forma de evaluar ciertos casos.
Y por último, piden a las agencias que, a partir de ahora, tomen en cuenta que los países de la zona euro tienen acceso a un canal de financiación como el fondo de rescate, lo que ofrece garantías de pago a los acreedores y debería contribuir a una mejor nota.