Richard Stallman: “Tenemos que derrotar a Uber, por nuestra libertad y privacidad”
Sus armas de guerra son peculiares. Una bolsa de compras y un maletín. Una mesa de cristal. Un montón de pegatinas y un peluche. Es Richard Stallman y su guerra se libra contra enemigos, a sus ojos, muy concretos: Apple, Microsoft, Facebook o Uber. El gurú y padre del software libre protagonizó una conferencia en tono de soflama en RETINA, el foro iberoamericano de transformación digital de EL PAÍS patrocinado por Telefónica, Iberdrola y Santander. “Si un programa ataca tu libertad, no debes usarlo. Me resisto al husmeo”.
Después de cinco minutos de indecisión en los que Stallman pidió que se atenuara la luz, que si le sacaban una foto no estuviera la geolocalización activada y no se compartiera en redes sociales, que se repartieran sus pegatinas a la salida y que la gente viniera a su ronda de preguntas de la tarde para subastar su cabra de peluche, cargó sin reparos contra todas las grandes empresas por lo que considera la fuente de todos los males tecnológicos: el software privativo. "Convierte la informática en algo para imbéciles. Ha transformado la tecnología en un régimen represivo que no debemos soportar". Stallman, desde luego, practica con el ejemplo. El pasado 21 de marzo, encabezó una protesta en el campus tecnológico de Cambridge contra del DRM, el protocolo de protección que impide compartir archivos digitales como libros, películas o documentos. Por estas prácticas de encriptación, Stallman no ve películas en BluRay. "Una película no vale mi libertad", afirmó esta mañana.
Stallman citó ejemplos muy concretos. Como el de Uber, comparando lo que hace la startup de moda con lo que era antes pedir un taxi convencional. "Si te subes a un taxi, nadie te pide conocer quién eres. Uber te exige que te identifiques, no te deja usar el servicio de manera anónima.Tenemos que derrotar a Uber, por nuestra libertad y privacidad". El gurú recurrió también a la historia de la mala praxis por grandes gigantes puntocom como Amazon. En 2009, en un movimiento que copó titulares en la prensa internacional, Amazon borró las obras de Orwell remotamente de usuarios de Kindle que las habían comprado por un conflicto de copyright. "Prometieron no volverlo hacer, salvo que se lo pidiera el gobierno. Cualquiera que conozca 1984 sabe que esa no es una afirmación precisamente tranquilizadora".
Como alternativa, Stallman lleva desde 1983 promocionando el proyecto que abandera junto con otros convencidos del software libre. El Proyecto GNU, un sistema operativo que permite a los usuarios usar un ordenador sin caer en los pecados capitales del software que Stallman considera privativo. Estos son, básicamente, incumplir una de las cuatro libertades que ha de exigírsele al software libre y que se resumen en que se debe poder copiar, acceder libremente a su código fuente (el conjunto de instrucciones que lo hace funcionar), modificar al libre albedrío y compartir, vendiéndolo o no, con quién se quiera.
Stallman ha matizado que esto es aplicable solo a cosas funcionales, no que se puedan "apreciar". "Una canción puede apreciarse, pero no se canta para hacer un trabajo funcional". Y subrayó que no estaba en contra de que un programa de software librese pueda vender. El pecado que no puede cometer quien lo vende es poner por delante a la compañía del usuario, tener el control para modificar o captar información a su antojo. "La empresa, si tiene el poder por delante de los usuarios, se corrompe. Y esto le lleva a incluir funcionalidades espía". Mientras hablaba, en la rotativa digital que preside como escenario todas las ponencias de Retina se proyectó la caricatura de un usuario al que su computadora, marca Apple, le dice que no acepta sus instrucciones. Y en su globo de pensamiento se ve que el símbolo de la manzana dictando las órdenes
Ya fuera de tiempo, a las prisas, Stallman explicó su alternativa para toda la polémica editorial sobre el pirateo. Un sistema de pagos anónimos que están diseñando para su sistema operativo GNU y que permitiría a cualquiera recibir dinero por su propiedad intelectual sin que haya cookies de por medio (Stallman afirmó que es por ellas que ya ni escribe ni lee en Wired). Y, como despedida, recordó la subasta de su cabra de peluche para la Free Software Fundation que preside.