¿Quiere una subvención? Pida ayuda
La experiencia de Satis-Coating demuestra la conveniencia de dejarse asesorar por expertos. La empresa de Alicante obtuvo 270.000 euros para probar una tecnología clave para su futuro.
La mayoría de pymes se queja de lo engorroso que es el trámite para conseguir una subvención pública, pero a Eric Deschamps, socio de un pequeño proveedor de fabricantes de coches en Alicante, solo le costó subir unos archivos a la web y rellenar un formulario online.
El empresario presentó la solicitud a finales de septiembre y a comienzos de enero recibió la respuesta positiva del Ivace, el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial.
Con ese respaldo, su compañía, Satis-Coating, comenzó la semana pasada las pruebas de una nueva tecnología decisiva para su permanencia en el mercado. Pero Deschamps reconoce que difícilmente habría conseguido fondos para el proyecto sin el asesoramiento de una consultora. “Falta información directa. Sabíamos que había ayudas, pero no cómo acceder a ellas. De no haber trabajado con una consultora, esa información no hubiera llegado a nosotros”, afirma.
La impresión de Deschamps no es aislada. A pesar de que hay multitud de convocatorias abiertas a nivel autonómico, nacional y europeo, el 23% de las pymes españolas no conoce que existen subvenciones a su disposición y el 68% no ha solicitado ninguna en el último año, según una encuesta de Sage publicada en octubre pasado. Solo el 8% declara que pidió una y le fue concedida.
A pesar de que hay multitud de subvenciones, el 23% de las pymes no las conoce, según un estudio de Sage
“Hay mucho desconocimiento, y en aquellos casos en que sí se conocen las ayudas, la pyme se topa con que la carga administrativa para documentar la solicitud es bastante grande y sus recursos son más bien pequeños”, corrobora Víctor Oró, responsable de ayudas nacionales de F. Iniciativas, la consultora que asesoró a Satis-Coating.
Difundir y facilitar el acceso a las subvenciones entre las pymes es clave para que España aumente la inversión en I+D, que medida en términos de PIB (1,23%) está muy por debajo de la media de sus socios europeos (1,94%). Para muchas compañías, como Satis-Coating, puede marcar la diferencia entre la permanencia o salida del mercado.
La empresa se dedica al cromado de emblemas, parrillas, botones y marquitos en componentes de automoción como la caja de cambios, el volante, la radio y toda clase de piezas cuya función es puramente decorativa: recordar los tiempos en que los coches se hacían con acero en lugar de plástico, manteniendo en los compradores la sensación de robustez.
Para lograr este efecto, las empresas de recubrimiento metálico han usado durante años el cromo 6, un químico considerado cancerígeno. Esta sustancia no está presente en el producto final, por lo que no entraña riesgo para la salud de los usuarios de los coches, pero sí interviene en el proceso de cromado, de ahí que su manipulación obliga a tomar una serie de precauciones para proteger a los trabajadores y evitar la contaminación de las aguas residuales.
“Todas estas medidas nos generan costes adicionales y, aunque controlado, el riesgo está siempre latente”, admite Deschamps. Además, la presión de los fabricantes de coches para que retiren este químico de sus procesos ha ido en aumento desde que en 2013 la UE decretó que el uso de cromo 6 en el plateado de piezas de automoción quedará prohibido del todo a partir de 2021.
Así que la empresa necesita encontrar un material sustitutivo para no quedarse fuera del mercado cuando entre en vigor la prohibición. En colaboración con el instituto tecnológico metalmecánico Aimme, Satis-Coating decidió probar en su fábrica de Castalla una fórmula alternativa propuesta por su proveedor de químicos, la alemana Coventya.
Imputar como I+D gastos que las convocatorias excluyen como tales es un error frecuente
La empresa consiguió que el Ivace financie la investigación con un préstamo de 100.000 euros a tipo de interés cero y cinco años de carestía, más una ayuda a fondo perdido de 27.000 euros. Las pruebas finalizarán en septiembre próximo.
Si el resultado es positivo, Deschamps estima que el proyecto empujará las ventas de piezas recubiertas con la nueva aleación de 25.000 a 450.000 euros en los próximos cuatro años, ya que facilitará la captación de nuevos clientes, entre ellos PSA Peugeot Citroën.
“Contar con asesoramiento nos ayudó mucho a obtener la subvención porque, como toda pequeña empresa, nuestros recursos son limitados y no hemos tenido que dedicarlos a un tema en el que no somos expertos”, señala Deschamps.
El empresario niega que contratar estos servicios sea caro, ya que la mayoría de consultoras condiciona el cobro de sus honorarios a la obtención de resultados.
Víctor Oró, de F. Iniciativas, asegura que las pymes que se lanzan solas a por las ayudas, sin asesoramiento profesional, suelen fracasar por el desconocimiento del texto legal de la propia convocatoria. “No se percatan de que en la letra pequeña se excluye a ciertas actividades o tamaño de empresa”, precisa.
El pasar por alto los plazos de presentación de las solicitudes, las dificultades para subsanar observaciones o tratar de imputar como I+D gastos que las bases excluyen como tales (por ejemplo, estudios de mercado) son también errores frecuentes.
Por eso, Deschamps insiste en que lo mejor es asesorarse. “Luego puede que te den la ayuda o no, pero te quedas con la seguridad de que has entregado la documentación completa”, dice. “Que [en la Administración] haya presupuesto suficiente es otro tema”.
Las deducciones fiscales también cuentan
Eric Deschamps, gerente de Satis-Coating, destaca que una de las ventajas de contar con asesoramiento es que no solo allana el camino hacia las subvenciones, sino que también facilita el cálculo de las deducciones fiscales por inversión en I+D+i.
“En los dos años que durará nuestro proyecto vamos a invertir un total de 131.800 euros. De ese total, tenemos derecho a deducirnos entre el 12,5% y el 40%, dependiendo de si la inversión se considera solo de I+D o de I+D+i”, explica.
“Sustentar el gasto en I+D es fácil, porque con la memoria del proyecto es suficiente, pero probar el gasto en innovación exige presentar a Hacienda un dosier muy bien documentado y la consultora nos puede ayudar en eso”, detalla.
Víctor Cruz, director de estrategia de servicios de F. Iniciativas, coincide en que las ayudas son estímulos importantes para la inversión en I+D+i, pero otro incentivo que las pymes deben sopesar es el de las deducciones que pueden aplicarse sobre esta partida.
La ingeniería IDP prefiere los fondos europeos
Las pymes interesadas en obtener ayudas públicas para inversiones en I+D+i deben tener en cuenta que la Administración busca financiar proyectos que estén lo más cerca posible del mercado, que supongan un riesgo tecnológico y que demuestren tanto la viabilidad técnica como económica. A la vez, deben ser capaces de generar empleo y aumentar la internacionalización de la empresa.
“A priori no existen sectores más o menos proclives a recibir ayudas, lo importante es que la empresa cuente con recursos propios dedicados a la I+D+i, es decir, que no subcontrate la totalidad del proyecto”, sostiene Víctor Oró, de F. Iniciativas.
Precisa que las convocatorias nacionales suelen exigir que al menos el 50% del riesgo de la inversión sea asumido por la misma empresa, mientras que en las convocatorias europeas no se fijan límites al respecto, aunque la subcontratación está mal vista.
El experto indica que existen convocatorias dirigidas a ciertas industrias, como la de tecnologías de la información, pero la mayoría de ayudas de ámbito nacional no distinguen entre actividades. Sin embargo, algunos sectores, como el agrario, transporte o siderurgia, tienen leyes distintas a las del resto y eso puede impedir que en alguna convocatoria resulten beneficiarios.
En Europa, en cambio, el programa Horizonte 2020 sí divide las ayudas en función de temáticas o sectores, lo que se conoce como topics. Una firma que ha obtenido hasta tres subvenciones en el marco de este programa es la ingeniería IDP, con sede en Sabadell. La última de ellas, por tres millones de euros, financiará el desarrollo de un modelo de simulación virtual para el diseño y construcción de terminales ferroviarias.
“Nosotros siempre buscamos ayudas europeas”, dice Eduardo Loscos, director de I+D de IDP. “A las nacionales nos presentamos únicamente cuando no nos queda más remedio porque si cubren el 15%, es bastante. Al final, el importe de la ayuda no compensa el tiempo que tienes que dedicarle al papeleo”, se queja.
España es el cuarto país en captación de fondos de Horizonte 2020, por detrás de Alemania, Reino Unido y Francia, con 1.100,8 millones en subvenciones y una tasa de retorno del 9,7%.